Él se llama Justin Baldoni, dirige producciones audiovisuales y es actor. Todos estos dotes los aporta en una proposición de matrimonio realmente sorprendente, por divertida, por juguetona, por tierna y por emotiva. Es fácil adivinar que la respuesta de su chica, Emily Foxler, será afirmativa.
Comienza con una cita en el restaurante donde los dos se conocieron y en el que, sin que ella lo sospeche, se han instalado cámaras ocultas. Aparentemente, él llega tarde y el propietario del restaurante enciende una pantalla de TV en el que se emiten videoclips, flashmobs y sorpresas varias…