Ayer nos fuimos de viaje a Grecia, nada menos, a través de nuestro líquido elemento favorito. La escapada fue simplemente deliciosa.
Es increíble como uno puede viajar en el espacio tiempo gracias a este hilo conductor, a este mágico elixir que extrae la esencia de cada terruño como ningún otro "ingerible" que conozcamos. Uno no lo piensa, no lo planifica pero ¡De repente…! Allí aparece.Y ayer, como quién no quiere la cosa, estábamos cenando en Grecia, junto a una entrada de queso manchego y salame casildense, cerrando con unos deliciosos panzottis hechos por manos italianas, acompañados por una salsa boloñesa con firma venadense. Una sencilla pero encantadora fusión “gastrogeográfica” ¿Verdad?
Pues un poco estábamos en todos estos lugares, pero sobre todo en el Peloponeso, concretamente en Nemea, terruño que gesta las 3 uvas que componen este vino. La Agiorgitiko, considerada la uva tinta más famosa del territorio Helénico. El vino que se elabora con esta variedad se conoce como el “vino de Hércules” porque fue en Nemea donde el semidios cumplió el primero de sus 12 trabajos, matar al León de Nemea. La indígena Mavrodaphne y la globalizada Merlot. El vino se llama ΜΑΥΡΟ ΕΙΣ ΤΟΝ ΚΥΒΟ. Lo que se traduciría al español como “Negro al Cubo”, y lo elabora la bodega Zacharias Vineyards en el valle del Río Nemea, la región productora de vino más grande de Grecia. La DO actualmente es "Nemea". Y así fue el viaje:Esta botellita nos la regaló nuestro querido amigo Marcos, Ateniense de pura cepa, y la trajeron Claudia y Miguel desde allí en octubre del año pasado.Tenía un diseño muy atractivo. Las vestimentas negras siempre impactan por su elegancia. Nos causó mucha gracia la contraetiqueta, de la cual solo pudimos reconocer el número 12, intuyendo que se refería al tiempo de paso por barrica. Del resto no entendimos ni papa! Eso sí, preciosas las letras Griegas!En vista se mostró profundo, limpio, brillante… Con unos ribetes que dejaban ver tonalidades rojizas, teja… Muy bien llevados sus 9 años de vida.En nariz, recién abierto, se apreciaban notas intensas a pimiento y se intuía la madera que se fue abriendo al poco para dejar expresarse otros aromas increíbles, sugerentes: pimiento, especias, frutos secos, regaliz, vainilla, acidez de la fruta roja como guida o ciruela… Dulce, sereno, intenso, muy, pero que muy rico en aromas…
Y en boca ¡Sorprendente! Uno se esperaba algo más “aposentado y descansado” pero nada de eso. Impactó la acidez intensa que expresaba, esa deliciosa, saltarina y estimulante de los frutos rojos jóvenes.
Entraba así, pleno, con brío y pasaba por boca suave para dejar tras de sí un regusto delicioso, frutal, picante y sumamente complejo…Sin dudas los dioses estarían felices con este tributo que les brindan los productos de las vides que crecen en suelo mágico, dorados por un sol brillante en un intenso cielo azul, y refrescados por la brisa de los vientos marinos.Son estas, quizás, las uvas más antiguas de la historia…, crecen allí desde hace más de 4000 años… y nosotros tuvimos el placer de degustarlas y empaparnos de ellas en un viaje tranquilo, relajante, e inolvidable…
Viñedos de Nemea, tomados de la web de la bodega Zacharias
Qué grandes estos griegos!Gracias por leernos,Salute, Rumbovino.