La historia data de enero de 2007 y surgió a través de un experimento que quiso llevar a cabo el prestigioso diario estadounidense The Washington Post.
Se planteó observar la reacción de la gente ante la música que se toca en el metro por artistas anónimos. Hasta aquí todo puede parecer más o menos normal, lo extraordinario (por lo menos para mi) es que la persona encargada de tocar era Joshua Bell, uno de los mejores violinistas del mundo, y las piezas tocadas algunas de las más difíciles partituras escritas para la música por compositores como Bach, Schubert, Manuel Ponce... etc.
La hora elegida fue sobre las 7:50 de la mañana (hora punta en el metro) y durante los 45 minutos que duró el "recital" casi nadie de las 1.100 personas que pasaron a su lado paró a escucharlo, solamente una señora lo reconoció y un niño pequeño paró, pero su madre insistió en estirarle de la camisa para seguir avanzando. En ese periodo de tiempo, Joshua recaudó 32$.
De todas formas, esas cifras chocan de frente con los datos manejados en el experimento, por ejemplo, el precio de las entradas a un concierto que dio el día anterior en la ciudad fue de 100$ por cabeza (por supuesto, se colgó el cartel de "no hay billetes") y el violín que estuvo tocando, un Stradivarius de 1713, está valorado en unos 3,5 millones de dólares.
Todos estos datos y el experimento en si, dan mucho que pensar... por ejemplo: quizás lo que más influye en la belleza sea el momento, el contexto, los ojos con los que se mira, la atención que se presta, la disposición... entonces ¿cuantas cosas bellas nos estaremos perdiendo todos los días?
Espero ayudar con el artículo a pensar sobre todas estas cosas y animar a todo el mundo a percibir más todo lo que nos ocurre a nuestro alrededor, quizás veamos cosas bonitas de vez en cuando.
Os dejo el vídeo del experimento:
Saludos!!
La hora elegida fue sobre las 7:50 de la mañana (hora punta en el metro) y durante los 45 minutos que duró el "recital" casi nadie de las 1.100 personas que pasaron a su lado paró a escucharlo, solamente una señora lo reconoció y un niño pequeño paró, pero su madre insistió en estirarle de la camisa para seguir avanzando. En ese periodo de tiempo, Joshua recaudó 32$.
De todas formas, esas cifras chocan de frente con los datos manejados en el experimento, por ejemplo, el precio de las entradas a un concierto que dio el día anterior en la ciudad fue de 100$ por cabeza (por supuesto, se colgó el cartel de "no hay billetes") y el violín que estuvo tocando, un Stradivarius de 1713, está valorado en unos 3,5 millones de dólares.
Todos estos datos y el experimento en si, dan mucho que pensar... por ejemplo: quizás lo que más influye en la belleza sea el momento, el contexto, los ojos con los que se mira, la atención que se presta, la disposición... entonces ¿cuantas cosas bellas nos estaremos perdiendo todos los días?
Espero ayudar con el artículo a pensar sobre todas estas cosas y animar a todo el mundo a percibir más todo lo que nos ocurre a nuestro alrededor, quizás veamos cosas bonitas de vez en cuando.
Os dejo el vídeo del experimento:
Saludos!!