Dos policías son condenados por revelación de secretos a año y medio de prisión y fin de la historia. Cualquiera diría que el Jefe Superior de Policía del País Vasco (quien llamó al otro policía para que diera el chivatazo) se levantó aquel infausto día con ganas de fiesta. Él y sólo él, decidió llamar a un compañero para revelar la vigilancia de la unidad antiterrorista al contacto de ETA que iba a recibir una importante cantidad de dinero. En el anómalo mundo que describe la infeliz sentencia, este jefe de policía y el otro que le hizo el favor de acercarse al bar Faisán, son los únicos y exclusivos responsables de arruinar una vigilancia y la posible captura de ciertos elementos pertenecientes a ese grupo de Boyu Scouts que lleva mil muertos a sus espaldas.
Hay tanta probabilidad de que esta sentencia de la Audiencia Nacional no este motivada políticamente como de encontrarnos a Pepiño Blanco leyendo un libro sin dibujos. Y Gallardón, actual ministro de Justicia, tiene la cara de decir no sé qué de la separación de poderes. La propia sentencia deja bien claro que existió una aprobación de medio parlamento para dialogar con los asesinos y torturadores y por lo tanto, en ese contexto, los jueces deciden lo que les parece bien y lo que les parece mal. Otros jueces aleatorios bien podrían investigar todos los contactos del jefe de policía mencionado y hacer desfilar por el tribunal hasta a María Santísima. Ah, no, mejor no remover la mierda, no sea que salpique. Tapemos esto y démosnos palmadas en la espalda. Si para lograr la paz de la que llevan hablando los etarras cuarenta años hace falta ayudar a ETA a conseguirla, pues se hace y listo. Qué gran error.
Que la única forma de acabar con ETA sea la vía judicial y policial no es moderno ni atractivo. Ir hacia un proceso de cesión de terreno en el que la banda terrorista ni se ha disuelto ni tiene ganas de disolverse, parece la forma seria de hacer las cosas. Resulta que para entender esta sentencia y el contexto en el que estamos, hacen falta unas cantidades de cinismo que mi cinismómetro acaba de pegar un petardazo que se ha oído en las Quimbambas.
Bueno, y de la matraca del PP con el caso Faisán ni hablamos. Durante meses el PP tuvo a un diputado encargado exclusivamente de recordarle a Rubalcaba lo asqueroso que era por permitir estos contactos con ETA. De la dimisión de este individuo todavía no se sabe nada. ¿Y por qué? Pues porque me da la sensación de que el PP mantuvo en el tema terrorista una pose. Igual que con el IVA, Gibraltar y el tema aleatorio que se te ocurra.
Resumen de la forma pepera de entender la política.
ETA encantada, Rubalcaba con una erección y el PP diciendo que el tema no va con ellos. Juntos como hermanos, miembros de una iglesia, de una iglesia del horror y la desesperanza, de una iglesia de esas que matan pollos en los cementerios. No me extraña que la gente quiera huir de este país. Con estos tipos no se va a ninguna parte.