Hace unos meses oí a alguien comentar que el presidente del gobierno, José Luis R. Zapatero, tiene cara mefistofélica… y ni siquiera hablaba de política, sino de estética.
Y hay quien dice que la cara es el espejo del alma.
Algo así debe acaecer teniendo en cuenta que no solo ha convocado las elecciones que significan su final en la política, al menos en lo más alto de la política española, el mismo día que su mayor enemigo abandono el poder, junto con este mundo, sino que además nos deja una situación que difícilmente podemos considerar de otra forma que no sea a un paso del infierno.
A la crisis económica, en sus muchos aspectos: paro, deuda pública, falta de crédito, … se une una importante crisis nacional creada por los gobiernos que él presidía (estatuto de Cataluña, rendición ante ETA, “nación española discutida y discutible”,…); una gravísima crisis de libertades (falta de independencia entre poderes, jueces que cuestionan al gobierno ven arder su casa, políticos de la oposición detenidos por corrupción ante las cámaras que son absueltos por falta de pruebas, fiscales que se niegan a abrir investigaciones a miembros del gobierno,…) pero sobre todo por una ausencia de alternativas que nos llevan a pensar que gane quien gane (Rajoy o Rubalcaba) será más de lo mismo.
Los asesinos de ETA se reúnen con el PNV y el PSE.
Rubalcaba no dice nada… Rajoy tampoco.
La Unión Europea plantea quitas del 20% para la deuda Española.
Rubalcaba dice que no está en el gobierno… Rajoy que tampoco.
Los padres que quieren que sus hijos estudien en español en Cataluña se quejan.
Rubalcaba dice que se cumple la ley de educación… Rajoy no dice nada.
El gobierno autónomo vasco reduce los escoltas a los amenazados.
Rubalcaba dice que se siente seguro cuando va a vascongadas… Rajoy no dice nada, pero no va.
Posiblemente el 20-N las opciones sean entre la destrucción rápida de España y la larga agonía, entre la tiranía de un gobierno que controle el parlamento y los jueces o el enfrentamiento institucional de un gobierno que intentara sustituir a los jueces… por otros afines. Entre los que financian al parido con fondos públicos y los que se financias así mismos además del partido con el dinero de todos.
Ninguna opción me parece buena en estos momentos, pero seguro que el día del fin del mundo podemos ir conociendo los resultados minuto a minuto en 20 minutos.
E incluso antes, aunque la elección del 20-N sea tan manifiestamente diabólica, podemos conocer todo sobre los que han destruido y seguirán destruyendo nuestra nación, nuestra confianza, nuestros bolsillos, nuestra cultura y nuestra moral.