Revista Opinión

Elecciones en Galicia y el problema de Ciudadanos

Publicado el 26 septiembre 2016 por Vigilis @vigilis
Lo que distingue al PP de Galicia del resto de partidos políticos gallegos se ve claramente al día siguiente de unas elecciones: ellos siguen en campaña y los demás no. De hecho, el PP de Galicia, con Feijoo al frente, lleva unos diez años en campaña electoral (acordaos de 2005-2006 cuando hubo debate sucesorio, a los de la gaviota les entró el canguelo y lo solucionaron a la vieja usanza, es decir, con disciplina prusiana, que es un método probado de solución de problemas).

Elecciones en Galicia y el problema de Ciudadanos

Bávaros bailando muiñeiras.

Es una vieja historia. Nos tendríamos que retrotraer a los tiempos de la restauración (de la primera restauración) para entender la política gallega a pie de calle. La película Luz de domingo de Garci, aunque ambientada en Asturias, nos valdría de introducción al tema. El PP gallego a diferencia del resto de partidos se articula de abajo a arriba, es el partido menos leninista que hay. Aquí no existe una vanguardia revolucionaria que quiere cambiar el mundo, no hay una élite que dirija, como mucho hay una dirección que coordina y resuelve disputas. Son los poderes locales los que hacen funcionar la cosa. Pequeños reyezuelos en administraciones diminutas que pasan desapercibidos y que están unidos por intereses mutuos. Mientras expertos electorales de otros partidos trazan planes y plantean estrategias en función de los sondeos y de los datos disponibles, los dictadores decimonónicos locales del PP te mueven dos buses de paisanos en cuestión de minutos. Hay alcaldes de pueblecitos que pueden matar a un perro en la plaza del pueblo y aún así continuar obteniendo un gran apoyo popular. Esto es lo que no se acaba de entender. Y no se acaba de entender porque se analiza la cuestión desde el punto de vista político y no desde el punto de vista... ¿antropológico?
El alcalde puede robar, matar, fabricar armas químicas, etc. pero es nuestro alcalde e hizo cosas buenas por el pueblo (cosas buenas que igual se deben a otra administración pero explicar esto ya es comerle la cabeza a la gente). Tras décadas en el poder, uno de esos alcaldes ya tiene en su órbita a todos los que le pueden hacer sombra. Normalmente la oposición política de estos lugares la forman miembros de una familia rival o de una familia en competencia por ciertos recursos económicos o servicios. La división de la oposición y la ley electoral hacen el resto. Hay alcaldías que se van relevando por el puro hecho biológico y la herencia incluye la costumbre, el recuerdo y la lealtad. Por ponerlo en perspectiva: algunos lugares tienen hoy el mismo alcalde que tenían cuando llegó el alumbrado público, la recogida de basuras y el ambulatorio a menos de una hora. Es decir, hay una parte del poder local del PP de Galicia que se vincula directamente a la modernidad y a la calidad de vida. La gente recuerda lo que era caminar una hora hasta una marquesina en medio de un lodazal y coger ahí el Castromil para ir a la capital a arreglar sus asuntos. Esa forma de vida ha variado completamente con el mismo señor alcalde, que además es un alcalde que conoce a todo el pueblo y se pasa a saludar. En ocasiones el alcalde, que puede ser el dueño de la gasolinera o el ex-médico del pueblo, durante décadas ha concedido favores pre-políticos, creando así una red de lazos de confianza y vínculos que ningún listillo moderno que habla con anglicismos puede romper.

Elecciones en Galicia y el problema de Ciudadanos

Luz de domingo.

Para haceros una idea: el PSOE tiene uno o dos ayuntamientos donde es casi imposible ganarle porque ahí el reyezuelo local hace exactamente lo mismo. Es más, a nivel local el color del partido es lo de menos. Cuando hay alguien popular y con contactos los partidos le ofrecen dinero para que se presente por ellos. Una vez hecho el acuerdo —apretón de manos, nada escrito— se pueden organizar los "procesos electorales internos" que les la gana que la cosa ya está hecha.
—Pero es que en tuiter nuestro candidato tiene más followers y...
—Déjate de imbecilidades. Bus de paisanos, ocho de la mañana, papando frío, promesa de una ambulancia que cuesta 100.000 presupuestando 120.000, nadie hace preguntas porque ve con sus ojos la ambulancia, ve la cosa, materia bariónica. El tipo que se baja del escenario y saluda por su nombre de pila a los paisanos. Qué tal la pierna, etc. Palmadas en la espalda. Chismes de insider que apaciguan la curiosidad de las señoras: Feijoo reformó al cocina. Jijí, jajá. Nos vemos mañana.
De abajo a arriba, insisto, antileninismo. Y desde que Feijoo es la cabeza visible —y por tanto indiscutible— de este tinglado, esto ocure todos los días. La instrumentalización del ámbito institucional para el rédito semi-privado de los objetivos metapolíticos de un partido en concreto es el día a día desde hace diez años. Antes estaba Fraga así que calculad.

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Homenaje a Manuel Fraga.

Al otro lado tenemos justo lo contrario. De hecho, podemos comparar el PP gallego con el resto de partidos. Por ejemplo, el PP de Galicia se forma por la unión de muchos partiditos muy diferentes (hasta enfrentados entre sí) y muchos independientes donde cada uno va a su bola, pero en apariencia y propaganda tiene la presencia de un bloque sólido y unido. La oposición se forma por escisiones de corrientes internas que acaban formando partidos pero que detrás de sus siglas están todos por lo mismo. El PP de Galicia se articula de abajo a arriba, tiene un cursus honorum funcional, tiene lugares donde colocar a la gente ya que tiene cuadros en todo el territorio, tiene banquillo y banquillo del banquillo, su control de la administración calma las rivalidades internas porque utiliza la administración como su finca privada. Por el contrario la oposición toma sus decisiones en función de las peleítas de sus dirigentes, carece de presencia homogénea en el territorio, carece de cursus honorum, las rivalidades no se aplacan colocando a la gente, sino que suelen resolverse con escisiones y expulsiones.
Los diferentes y contradictorios intereses y aspiraciones del PP de Galicia no son aprovechados por la oposición porque en la oposición son los primeros que se tragan el gran secreto del PP gallego: ocultar su división interna. Toda la oposición trata al PP como el bloque unido que no es, aspira a disputarle el voto y lo convierte en el blanco de sus ataques. Esto nunca dejará de sorprenderme porque los partidos de la oposición se disputan un mismo electorado. Ah, pero por alguna razón el PSOE no ataca a los podemitas o los del Bloque no atacan al PSOE. Esta estupidez y falta de juicio le da la vida al PP.
Claro que en los últimos tiempos apareció una espinita. Ciudadanos de Galicia son los únicos que no atacan como deporte al PP y cuando el PP no es atacado de frente no sabe cómo responder. Además, Ciudadanos recibe los mismos ataques de los nacionalistas que suele recibir el PP, un ataque mal medido del PP a Ciudadanos puede estallarles en la cara. Partiendo de esta posición única me llama la atención la falta de convicción y ganas en las filas naranjas. Teníais que haber visto la desastrosa gestión política de Ciudadanos en Galicia, el horror. Parece que cogieron el manual de "Cómo no hacer unas elecciones" y lo siguieron al dedillo.
Los problemas de Ciudadanos en Galicia

Elecciones en Galicia y el problema de Ciudadanos

Siempre puede ser peor.

Ciudadanos, como el resto de partidos, tiene problemas que no está en su mano resolver pero también cuenta con otros problemas que se crea gratuitamente. Entre los primeros se cuentan dificultades objetivas que siempre se van a resumir en dinero y gente. Para hacer una campaña necesitas dinero, necesitas pagar publicidad y contratar a gente. Si no lo tienes ya partes con desventaja. También necesitas gente, mientras el PP hace cinco actos públicos en un día, en Ciudadanos como mucho tenías a la candidata tomando un "café ciudadano" en un bar con cuatro fulanos y a unos chavales repartiendo folletos en otra ciudad. Vale, dificultades objetivas, poco que hacer.
La parte menos entendible es la de las dificultades creadas. Por alguna razón Ciudadanos se presenta en Galicia sin un programa electoral para Galicia. Las 100 medidas compiladas como frases sencillas y superficiales no han trascendido en absoluto. De los 75 candidatos que presentaron en sus listas, apuesto pincho de tortilla y caña a que 70 no me podrían decir más de cinco de esas 100 propuestas. No exagero, esto ya ocurrió: en otras elecciones, al cabeza de lista de La Coruña le preguntaban por el programa y el tío ni idea. ¿Me decías que esto no se puede resolver?
Que ésa es otra: el contacto con los medios. ¿Qué maldición gitana impide a Ciudadanos emitir notas de prensa diarias? Con 75 candidatos ¿por qué no suplen su falta de presencia en la calle con presencia en los medios? Hay que buscar entrevistas hasta en las hojas parroquiales porque es el único modo de que sepan que existes.
Hay otros problemas que requieren de mayor inversión temporal. Está el asunto de crear deuda emocional en Galicia. Para que la gente confíe en ti y seas creíble te tienes que abrir una cuenta de crédito emocional. La imagen de Ciudadanos en Galicia es de "gente de fuera" y a la gente de fuera no se le dan las llaves de casa. Los invitados, como el pescado, a los tres días apestan. Sin embargo en Ciudadanos no tienen a ninguna cara que se la relacione con el partido. Utilizaron en su cartelería a Albert Rivera para tratar de establecer el vínculo emocional que se crea al humanizar y poner rostro a un partido pero es que Albert Rivera es de fuera y tampoco se presentaba a las elecciones gallegas. Lo peor que pueden hacer ahora es ir bailando candidatos. Tiene que coger a un líder en Galicia e invertir en crédito emocional, que la gente lo identifique con el partido y lograr en cuatro años una tasa de conocimiento (no digo apoyo, conocimiento) decente. Es que lo de estas elecciones ha sido un escándalo: Feijoo, tasa de conocimiento del 100%, resto de candidatos, tasa de conocimiento del 25%. Es que no se a qué juegan, es como salir a jugar un partido de fútbol con cuatro cojos y sin portero.
Más asuntos. Lo de achacar a la ley electoral la injusticia de los resultados es de primero de mal perdedor, eso jamás hay que decirlo. Las disensiones internas: ¿sois cuatro gatos y permites que haya una escisión? No lo entiendo. No entiendo cómo se gestionó tan rematadamente mal el asunto de la escisión en Coruña. Si eres tan burro como para poner primarias en tu partido y los militantes eligen a alguien que no te gusta no puedes pisar a la gente y hacerles tragar a un paracadisita porque le estás haciendo campaña a tus rivales. ¿En serio no hubo forma de solucionar el tema sin un rodillo? Lo de que el PP cree catorce partidos imitando tu nombre para rebañar docenas de votos no lo comento porque entiendo que no tiene arreglo.
Ah, que no se me olvide. El tonito de libro de autoayuda. Un partido político no es una reunión de Alcohólicos Anónimos. No es un sitio con sillas plegables donde se da apoyo y se eleva la autoestima a tipos con carencias afectivas y problemas de adicción. Aunque estamos en una época muy mala para decir cosas así, un partido político es un partido político. Frente a la ilusión y la solidaridad está levantar el impuesto de sucesiones y hacer una estación de buses.
Luego está el complicado asunto del core-value de Ciudadanos. Tratar de impedir que los medidores de cráneos cometan un golpe de estado es un fin compartido por la mayoría pero los medios a emplear levantan exageradas susceptibilidades. Cualquier denuncia contra la xenofobia aceptada en España se puede interpretar como un ataque a la libertad de elegir y a la democracia porque sorprendentemente en este país la tolerancia incluye y protege a los intolerantes. Claro, en Cataluña Ciudadanos ha conseguido hacerse un lugar —después de diez años de trabajo— y se espera que ocurra lo mismo en Navarra o en Galicia, por ejemplo. La cuesión es hacer funambulismo, no quedarse corto ni pasarse de frenada. Aquí el problema no son tanto las condiciones locales como Madrid. El famoso fuego amigo. Si quieren comerse algo tienen que ser considerados de aquí y eso pasa por hacer ciertas concesiones estéticas. No me refiero a competir en la liga de medidores de cráneos sino a cosas más sutiles: pese a que la población gallega es principalmente urbana hay que pisar hierba y hacerlo sin que parezca que vas de safari. Hay que tener gente con acento muy cerrado y que sepa distinguir un alcornoque de un pino. Gente que sepa que la leche no viene del supermercado sino de las vacas (pese a que los supermercados mueven mucho más dinero y son más importantes que las vacas en Galicia). Hay que encontrar causas emocionales y paisajes estéticos que conecten con lo que se espera de la gente de aquí, aunque sea una ficción. Construir una respuesta al nacionalismo en Galicia pasa por algo que podemos llamar galleguismo constitucional o alguna deformidad de palabras similar. Esto lo hace el PP y nadie dice nada. Pues esta contradicción puede ser explotada por Ciudadanos o Ciudadanos imitar esta estrategia de pose estética. El problema es que mientras al PP nadie le lee la cartilla a Ciudadanos se la van a leer. Cosa curiosa porque Ciudadanos no pacta con nacionalistas y el PP lo hace siempre que le dejan. Ah, el fuego amigo. Ah, esa prensa nacional-pero-madrileña que tiene las cosas súperclaras.
Bueno, y vamos al asunto de las elecciones y así mato varios pájaros de un tiro.
Las elecciones

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Típico mitin del PP en Galicia.

El PP ha ganado las elecciones aumentando en porcentaje y número de votos con una participación que superó en doce puntos la de las elecciones anteriores. Está por encima del 50% de apoyo en la marca oriental, cerca del 50% en Coruña y un 43% en Pontevedra, la provincia más urbana y joven. En las cuatro circunscripciones le saca una ventaja de entre treinta y veinte puntos al segundo. El PP juega en su propia liga por razones antes expuestas. No hay mucho que comentar. 41 escaños de 75.

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Ya pasó la broma, ahora en serio ¿quién era el candidato del PSOE?

Es relevante el batacazo que se lleva el PSOE. Estos son los peores resultados de su historia. La tendencia es a la baja y parece que no tienen suelo. En la marca oriental conservan la segunda plaza y en la marca occidental quedan relegados a la tercera posición. Su feudo, Vigo (creo que es la ciudad más grande que gobierna el PSOE en España), los ha llevado a la tercera posición, por detrás de unos fulanos que venden pañuelos en los semáforos. En total el PSOE se deja tres puntos, cuatro escaños, 50.000 votos y su honor en lo que ha sido un completo desastre de campaña y trayectoria. Hoy les vota la mitad de la gente que les votaba hace tres legislaturas. Lo guapo de esto es que no aprenden. Los fulanos a los que han ayudado a someter algunas ciudades les han adelantado y ellos siguen en Galicia la estrategia nacional de tratar de competir con el PP. Hoy sus pseudo-aliados bailan sobre su cadáver. Buscas masoquismo en el diccionario y te aparece el PSOE gallego. 14 escaños.

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Good job, assholes.

Los chavistas suben cinco puntos y ganan cinco escaños. Son segunda fuerza en occidente y tercera en oriente, un lugar donde las señoras todavía se cubren para ir a misa. Aunque me hace gracia y sé que les molesta que considere a En Marea un Pablemos más del montón, en puridad Pablemos Galicia es inexistente. En Marea es un partido nacionalista construido con los cadáveres de Izquierda Unida y escisiones del BNG en el que Pablemos pinta más bien poco. El día en que al PSOE regrese algún adulto, les quita las ciudades que tienen y adiós. 14 escaños.

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BNG guys, srsly, wtf is wrong with you.

El BNG es sobre todo castigado en Pontevedra, que es donde más cae, pero aguanta el tipo pese a tener competencia directa. El BNG pierde un escaño, cae dos puntos y se deja 30.000 votos pero en su Comité Central siguen de botellón a estas alturas ya que se esperaba que perdieran mucho más. 6 escaños.

Elecciones en Galicia y el problema de Ciudadanos

"Es que hay una situación de bloqueo y hay que sentarse a la mesa a negociar...". "Paco, que no tenemos mesa".

Ciudadanos se queda fuera del parlamento gallego pese a sacar 11.000 votos más que la suma de UPyD y SCD en las elecciones de 2012. De conseguir 300 votos más en Pontevedra, 660 en Coruña y 130 en Orense, Ciudadanos entraría con tres diputados en el parlamento, el PP tendría 39 y el PSOE 13. Pero estas cuentas no valen para nada: esto es como lo de llegar una décima por detrás del tercero compitiendo por una medalla. No ha sido un batacazo pero tiene la apariencia de un batacazo y la apariencia es lo que cuenta.

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