¿Te imaginas recargar el móvil simplemente con dejarlo sobre la mesa?
Aunque parezca ciencia ficción, esto es una realidad. La electricidad inalámbrica ya existe.
Bueno, de hecho ya hace unos cuantos años que existía: se trata de la recarga inductiva, algo que ya veíamos en los cepillos de dientes eléctricos o en máquinas de afeitar.
Hasta hace no mucho, esto se usaba únicamente en entornos con agua para reducir los riesgos eléctricos. Sin embargo, esta tecnología, bastante más mejorada, ya está apareciendo en otros productos. Uno de los grandes pioneros ha sido Palm con su tecnología Palm Touchstone lanzada al mercado en 2009:
Se trata de una base para el dispositivo en el que, con solo dejarlo encima, empieza a cargarse. Sin cables. Su tiempo de carga es igual que el de un cargador normal y unos imanes se encargan de colocarlo en la posición correcta. La tecnología se basa en la inducción magnética a través de unas bobinas que se hayan en ambas partes:
Al parecer es totalmente seguro y se puede integrar perfectamente en los dispositivos y baterías sin aumentar apenas su tamaño.
Pero esto es solo el principio. La Palm Pre fue el primer dispositivo en soportarlo en 2009, pero ya están empezando a surgir muchos otros. A partir de ahora los iremos viendo aparecer en cada vez más productos.
En julio de este mismo año se publicaron por fin las especificaciones de un nuevo estándar creado por el Power Wireless Consortium: Qi (pronunciado Chi, en referencia al concepto oriental de “fuerza vital”):
Gracias a Qi, una tecnología similar a la del Palm Touchstone se establece como un estándar universal para todos los dispositivos.
Hasta 20 empresas (que podéis consultar aquí) son las responsables de este estándar bastante prometedor. A lo largo del próximo año veremos como van surgiendo más y más dispositivos que soportan este sistema.
Teléfonos móviles, cámaras de fotos, reproductores de música, mandos de videoconsolas… Por fin totalmente inalámbricos y con una base de carga universal para todos ellos: ya no hará falta disponer de un cargador diferente para cada dispositivo.
Dicen que su rendimiento no es tan alto como el de los cables de cobre (lo cual es evidente), pero que han conseguido rendimientos del 70%, lo cual tampoco está nada mal. Teniendo en cuenta que solo necesitaremos un cargador conectado a la red eléctrica, los consumos de electricidad en stand-by serían tan reducidos como para compensar el menor rendimiento de la carga.
Pero de nuevo, esto es solo el principio. Hay muchos proyectos en marcha todavía que son aún mas ambiciosos y que investigan la transmisión inalámbrica de electricidad a grandes distancias.
Es el caso de WiTricity, un proyecto iniciado por el Prof. Marin Soljačić del MIT en 2007. Ya se están consiguiendo resultados como alimentar una bombilla de 60W a 2 metros de distancia o encender una televisión y cargar 3 teléfonos móviles a la vez. Todo esto a través de bobinas y campos magnéticos.
Todavía quedan asuntos por investigar, como la emisión de radiaciones. No obstante, desde WiTricity aseguran que al basarse en campos electromagnéticos, su tecnología no emite ningún tipo de radiación nociva para el hombre o los animales.
Algún día, nuestros móviles y ordenadores se recargarán automáticamente cuando entremos en casa. ¡No tendremos que utilizar los cables nunca más! Aún me cuesta imaginar ese futuro, pero confío en que algún día se haga realidad y lo podamos ver con nuestros propios ojos.
No me gustaría acabar sin comentar otro de los grandes campos de aplicación de la electricidad inalámbrica: los coches eléctricos. Grandes compañías como General Motors, Toyota o Ford están mostrando su interés en crear un estándar de carga por inducción para los coches. De este modo, los coches se recargarían solos mientras estén aparcados o incluso recorriendo las carreteras mediante bobinas colocadas en el suelo.
Sin embargo, todavía veo más lejanas estas aplicaciones y esto no lo veremos hasta que a las grandes multinacionales les dé por desprenderse del petróleo de una vez por todas. Aún falta bastante tiempo… Algún día, espero, lo veremos…