Un grupo de jóvenes que se desenvuelve entre fiestas, drogas y primeras responsabilidades en mitad de un Madrid inundado. Y entre ellos, Jonás y Clara. O Clara y Jonás, segun se quiera.
Este es el argumento del debut literario de Guillermo Aguirre, un tío al que, si no le veo, le recuerdo con un cigarro en la mano e ironizando, con su voz ronca, con casi cualquier cosa. Para su primera aparición en el ruedo literario, ha elegido una historia de amor enfermiza, de esas en las que los buenos acaban siendo los malos y viceversa. Si es que en el amor existen buenos y malos. El amor de Jonás por Clara es más puro y más valiente cuanto más depende ella de él, sin que su unión tenga sentido si uno de los dos no está cojo. Por eso, en esta novela no se puede hablar de "querer bien", porque tanto los personajes principales como los secundarios, se mueven en un juego de dependencias donde su felicidad es mayor cuanto peor es la situación del ser amado.
Quizás lo único que me sobrase al principio fueran las "Crónicas del Gato", pero mirado todo en conjunto, creo que acaban siendo necesarias.
Así que bravo, Guille. No tardes tres años más en publicar una nueva novela.