Revista Cultura y Ocio

Elegía de las palabras

Por Rhenriquez
ELEGÍA DE LAS PALABRAS

Wilhelm Sasnal, Untitled (Mountain)

Nos siguen voces mustias,

inconexas, lejanas,

del color de los cirios

sin la flor de la llama.

Ocultamente viven

en la tez escarlata

de los labios aéreos,

inmóviles como alas

de lentas mariposas.

De pronto se abren rápidas,

para cerrarse en climas

de misteriosa calma.

Vuelven a abrirse súbitas,

y son como parásitas

de selvas guturales,

audífonas y mágicas.

Y vuelven a cerrarse

sumisas; y traspasan

labidental orilla

de nieves y de granas.

Se alejan de los tímpanos,

envueltas en las gasas

de acentos y de músicas

y espíritus que vagan.

Sedientas de silencio,

perforan las murallas;

se van como espirales;

se desintegran, pasan

girando en las elípticas;

se tiñen de invioladas

auroras superiores;

sus números enlazan

con todo lo absoluto

de cifras y distancias.

Tal vez alumbran solas

por siglos, como brasas

de estrellas abolidas,

o púrpuras precarias,

hasta que al fin sintiéndose

remotas, inhumanas,

recuerdan longitudes,

descienden y reclaman

calor para su hielo;

raíz para su savia;

salud para el estrago

que albergan enigmáticas.

Y asedian los oídos,

insisten y taladran;

circulan como vientos;

aturden como ráfagas;

y oscuras y furtivas

y agónicas, se abrazan

a las dormidas lenguas,

y nuestros labios hablan

sin saberlo, un idioma

de vidas apagadas;

de abecedarios grises

y exangües consonancias;

de muertos que regresan,

de sombras y de nada.

Germán Pardo García
Los sueños corpóreos, 1947

Anuncios

Volver a la Portada de Logo Paperblog