Revista Maternidad

Elegir el portabebé

Por Bebemon

Ya dedicamos una entrada en nuestro blog a los beneficios del porteo del bebé, haciendo notar que una práctica que se remonta a tiempos ancestrales y sigue en vigor hoy día debe ser necesariamente saludable.

Llevar al niño junto al cuerpo de la mamá favorece la producción de leche, refuerza el vínculo afectivo y comunicativo, permite la estimulación sensorial, acelera el aprendizaje, crea niños más seguros y menos propensos al llanto, acompasa los ritmos cardíaco, respiratorio y térmico del bebé a los de la madre, facilita el acceso con el bebé a lugares donde no es posible la movilidad con una silla de paseo (aglomeraciones de gente, campo y montañas…).

Muchas ventajas para una práctica poco extendida en España, aunque sí en otros países europeos.

Elegir el portabebé

Imagen: Mochila portabebé 

La primera pregunta cuando la decisión de comprar un portabebé está tomada es siempre la misma: ¿Cuál es la mejor postura para llevar al bebé? Y esto lleva a la siguiente: ¿Qué tipo de portabebé debo usar?

Las respuestas son variadísimas y ni tan siquiera la comunidad médica tiene una postura unificada. Muchas doulas y pediatras recomiendan adoptar la postura que mejor se adapte al bebé y al portador, padre o madre. Si el bebé no se encuentra a gusto, llorará y se mostrará inquieto. Si los padres notan molestias por la distribución del peso o los ajustes del portabebé, es preferible probar otra posición u otro portabebé.

Hay bebés que parecen nacidos para ir junto al cuerpo de sus padres y otros que rechazan un contacto tan prolongado, o una determinada postura.

  • Postura vertical: Es una postura natural y adoptada desde la antigüedad. Favorece la expulsión de gases y alivia así el cólico del lactante. El área de contacto con el cuerpo de la madre es mayor y esto influye calmándole, proporcionándole calor corporal y atemperando sus ritmos. La postura con las piernas separadas y ligeramente dobladas previene la displasia de cadera. El campo visual del bebé es también mayor y todo lo que le rodea contribuye a su estimulación y aprendizaje. Una sobreestimulación puede ser perjudicial, y de ahí que se recomienda no excederse en el uso del portabebé con el bebé mirando hacia fuera, en lugar de cara a la madre o el padre.
  •  Postura horizontal: Tiene sus puntos débiles, como son las piernas encogidas, la exposición del campo visual del bebé a focos de luz dañinos o la vigilancia para que su carita no quede tapada e impida su respiración. En la parte positiva, es útil para bebés de 0 a 4 meses, más delicados y para los que respeta una correcta posición de la columna vertebral.
  • Postura en la espalda: Requiere la ayuda de otra persona para la correcta colocación. Es también una postura ancestral y operan los mismos beneficios que en la vertical, pero permite una mayor libertad de acción.

Elegir el portabebé
Imagen: Mei Tais (superior),  pouch y bandolera (inferior)

Por tanto… ¿Qué portabebé es mejor?

Es una pregunta sin respuesta, o con cientos de ellas. Vale lo dicho antes: el que mejor se adapte a la comodidad de padres y bebés. Cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes, tal como describimos aquí del más sencillo al más completo:

  • Foulard: Históricamente muy utilizado, requiere unos conocimientos de uso que antes se transmitían de madres a hijas y ahora se adquieren asistiendo a cursos. Son aparentemente sencillos, pues consisten tan solo en un pañuelo, tela o echarpe con la consistencia adecuada. Pero tienen una cierta complejidad porque permiten distintos tipos de anudados y porque la longitud depende de la complexión del portador y del peso y edad del bebé. Los fulares son ligeros, transpirables y fáciles de lavar. Pueden ser de tela, de sarga, de cáñamo o incluso elásticos.
  • Paño africano: Es un pañuelo de algodón con un corte peculiar que permite anudarlo delante con dos nudos, por encima y por debajo del pecho. El bebé va a la espalda. Es económico y habitualmente colorido.
  • Bandolera: Tela con anillas en un extremo, que permite el ajuste. El peso recae en un solo hombro y el bebé se coloca en la cadera del lado contrario. Permite colocar al bebé delante, detrás o en la cadera. Es económico y requiere práctica al ajustarlo, para que la madre y el bebé encuentren su posición.
  • Pouch o sling (tipo hamaca): Similar a la bandolera pero sin anillas. Al ser fijo, no podrá ser usado por el padre y por la madre si no tienen la misma complexión. No es ajustable y por tanto puede resultar demasiado holgado cuando el bebé es pequeño y demasiado estrecho cuando crezca. En lo positivo, es rápido y sencillo de colocar y de poner en él al bebé.
  • Mei Tai: Es una tela rectangular con 4 tiras, una en cada esquina, que se anudan. Requiere también práctica y el hecho de que se coloque y se anude teniendo al bebé encima no acaba de convencer a algunas personas, que aprecian un factor innecesario de riesgo. Reparte bien el peso entre los hombros y las caderas. Los hombres prefieren este sistema y el de mochila ergonómica al de foulard.
  • Mochila portabebé: Es la evolución del mei-tai, pero añadiendo cintos y ajustes para proporcionar una mayor seguridad y facilidad de uso. Ajustada por primera vez al cuerpo del portador, las próximas veces no será necesario hacerlo, haciendo rápida la colocación del bebé. El peso del bebé queda repartido entre los hombros y la cadera del adulto, evitando molestias. Suelen incluir refuerzos lumbares. Muchas permiten el uso en la espalda o en el pecho, mirando el bebé al exterior o al portador. La seguridad es máxima porque no exige manipulaciones con el bebé “en el aire” y porque la legislación europea obliga a unos férreos controles en laboratorios autorizados antes de salir al mercado.

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