A MODO DE INTRODUCCIÓNHará cosa de un mes leí la novela de Elena Poniatowska basada en la vida de la pintora surrealista Leonora Carrington. Y, cosas del destino, hace cinco días (concretamente el 25 de mayo) fallecía en México DF la artista. En otras circunstancias, su muerte habría provocado en mí el mismo pesar que produce la desaparición de cualquier gran figura del mundo de la cultura. Pero el haber recorrido tan recientemente los avatares de la vida de Leonora Carrington, expuestos de manera ejemplar, detallista y poética por la novelista mexicana, ha hecho que el fallecimiento de la genial pintora me haya calado en lo más hondo pues, si ya siente cualquier lector un determinado pesar por la desaparición de un personaje de ficción en un relato, cuando el personaje es real la tristeza es mayor si cabe, porque la personalidad de la fallecida, de una manera u otra, había penetrado en el corazón de quien redacta las presentes líneas. Puedo decirlo sin ambages: he perdido a una amiga a la que acababa de conocer. Sólo me resta el consuelo de que Leonora acaba de entrar en un pasaje oscuro del que saldrá transfigurada en la Giganta que siempre fue.PS1. Dedico la presente entrada al artista Javier Velasco, por ser vos quien sois. “Cuando el artista se encuentra a sí mismo, está perdido. No encontrarse nunca es su único logro”. (Palabras de la escritora y pintora Alice Rahon en la novela “Leonora”)PS2. Son incontables en la novela las referencias a personalidades del mundo de la cultura del siglo XX y obras artísticas (de la propia Leonora Carrington, de Max Ernst, etc.). Hubiera sido un trabajo demasiado prolijo, por lo extenso, el dar cabida en el blog a todas estas alusiones. Como la finalidad del blog estriba en proporcionar un recorrido por lugares específicos reseñados en las novelas, he procurado hacer una selección de sitios concretos por los que transcurrió la vida de la pintora (más algunos detalles que, por razones de importancia en la novela o por motivos de curiosidad, me han parecido pertinentes)SINOPSISUna mujer indomable, un espíritu rebelde... una leyenda. Estaba destinada a crecer como la rica heredera de un magnate de la industria textil, pero desde pequeña supo que era diferente, que su capacidad de ver lo que otros no veían la convertía en especial. Desafió las convenciones sociales, a sus padres y maestros, y rompió cualquier atadura religiosa o ideológica para conquistar su derecho a ser una mujer libre, personal y artísticamente. Leonora Carrington es hoy una leyenda, la más importante pintora surrealista, y su fascinante vida, el material del que se nutren nuestros sueños. Una aventura apasionante, un grito de libertad y una elegante aproximación a las vanguardias históricas de la primera mitad del siglo XX.
(“Leonora”. Elena Poniatowska. Seix Barral. Premio Biblioteca Breve 2011)
Capítulo 1. CROOKHEY HALL.A Leonora le disgusta, pero la niñera, Mary Kavanaugh, dice que en el centro del plato de avena encontrará el lago Windermere, el más bello y más grande de Inglaterra.Lago Windermere
El comedor es oscuro, al igual el resto de Crookhey Hall. (…) En Crookhey Hall hay que dar muchos pasos para ir de un lado a otro.Crookhey Hall
Crookhey Hall (según Leonora Carrington)
Si Nanny le pregunta cuál es el juguete que más ama, Leonora responde: -Tártaro es mi preferido. Detesta a mi padre.Si la regañan, se sube al caballo. Si Gerad no quiere acompañarla al jardín, monta sobre Tártaro hasta que alguien entra a la nursery. Si la privan de postre a la hora de la comida, el balanceo de Tártato suple con creces el sabor de cualquier pastel de chocolate.The Inn of the Dawn Horse (Leonora Carrington)
Capítulo 2. LA NIÑA AMAZONA.Los Carrington recorren todos los días los caminos de Westmeath (...). El paseo más glorioso es el de Belvedere, con su parque y sus jardines, que descienden como alfombra real hasta el lago.
Belvedere (Westmeath)Winkie es su nueva yegua. Con ella aprende a saltar. (…) Winkie es la más confiable, la que la entiende mejor, la cómplice.Leonora sobre Winkie
Capítulo 3. EL SANTO SEPULCROEl convento del Santo Sepulcro es un palacio que construyó Enrique VIII en Newshall, en la ciudad de Chelmsford, Essex, cárcel de Oscar Wilde.Convento del Santo Sepulcro (hoy New Hall School)
Las religiosas se encogen dentro de sus hábitos negros y a Leonora le parecen lomos de jabalí. (…) Las monjas en su encierro (…) viven su clausura como posesas. Amanecen con ojeras. Religiosas del Convento del Santo Sepulcro
En la capilla, los santos y los mártires son criaturas fantásticas que vuelan de un pedestal a otro. (…) Leonora pasa largas horas en la capilla, inflamada por su devoción a los santos; frente al altar, cierra los ojos. Adquiere la absoluta certeza de que sus pies ya no tocan el suelo y se eleva.Convento del Santo Sepulcro (Capilla)Leonora tiene diez años cuando los Carrington se mudan con todo y Nanny a Hazelwood, una casa menos aparatosa que Crookhey Hall a la que llegan los salados marinos. Ya no hay tantos paraísos oscuros y corredores (…) pero su olor a mar lo compensa todo. (…) Aquí en Hazelwood sólo alcanzan a preguntarse el sentido de tres grandes arcos oscuros que no llevan a nada.Hazelwood Hall
Capítulo 4. MISS PENROSEUna tarde se pierde y miss Penrose la encuentra sentada frente a La Anunciación de Simone Martini.-La Virgen está de mal humor, no quiere ser la madre de Dios.
"Anunciación" de Simone Martini (detalle)En la Galería de los Uffizi, Leonora descubre a Arcimboldo. Los rostros hechos de verduras la regresan a esa delgada línea entre la realidad y la imaginación de la que habló con el jesuita O’Connor. ¿Esas extrañas cabezas hechas de raíces, frutas y verduras son alucinaciones? ¿Las facultades mentales de Arcimboldo son distintas a las de otros hombres? Le atraen los labios conformados por hongos, fresas o cerezas.Arcimboldo
Capítulo 5. EL OLOR DE LOS CASTAÑOS.Maurie escoge una gorra marinera que le sienta muy mal. A Leonora le divierte que una boite de nuit en la calle Boissy d’Anglas se llame El buey sobre el tejado, y pregunta por qué, y el capitán de meseros, que parece miembro de la Academia Francesa, le responde: - En honor de Jean Cocteau, que viene a veces.
Dibujo de Jean Cocteau para El buey sobre el Tejado
En el mes de febrero arriban al Hotel du Palais de Biarritz en medio de una tormenta de nieve. Maurie toma como insulto personal que la nieve caiga en vísperas de la primavera, se convence de que la tierra gira fuera de órbita.Hotel du Palais (Biarritz)
Capítulo 6. LA DEBUTANTE.Maurie se enoja y Leonora tiembla de rabia.-Deberías sentirte agradecida. Si fueras fea y torpe no te presentaríamos a la corte –suaviza su padre.Leonora (1930)
Ser presentada en la corte es un honor, una ratificación de buen nacimiento, un certificado de pureza de sangre, de pertenencia a la elite. (…) Vestida de satín blanco como su madre, con unos cuantos kilos menos, Leonora se levanta, cierra su abanico y camina hacia el podio, hace una profunda reverencia al rey, otra menos profunda a la reina y la tercera muy a las volandas a la corte.
Leonora y su madre el día de la presentación ante la corteCapítulo 7. MAX ERNST.Serge Chermayeff (…) la encamina hacia la academia del pintor francés Amedée Ozenfant, que junto a Le Corbusier ha fundado un movimiento llamado “purismo”Taller de Amadée Ozenfat (por Le Corbusier)
Maurie escucha a su hija con curiosidad (…). Le regala el libro de Herbert Read: Surrealismo. En la portada viene la pintura de Max Ernst “Dos niños amenazados por un ruiseñor”. Al verla, las entrañas de Leonora arden, su emoción es tan visceral que le dice a su madre: -Nunca sabrás el regalo que me has hecho. Algún día veré el mundo tal y como Ernst lo pintó. (…) Leonora le confía a Úrsula su enloquecimiento por “Dos niños amenazados por un ruiseñor”, un pequeño cuadro intensamente vivo en el que sobresale, recortada en madera, una puertita, una reja de juguete y un ruiseñor del que dos niños atemorizados intentan escapar."Dos niños amenazados por un ruiseñor" (Max Ernst)
Capítulo 8. LA AMENAZA DEL RUISEÑOR. Leonora discurre, su boca roja bajo sus ojos negros, su boca roja enmarcada por la blancura de su rostro y coronada por la selva negra de sus cabellos. “¡Qué belleza!”, piensa Max. (...) “Este hombre es irresistible, mira nada más qué ojos.” La estremece al tomarla de la mano. Leonora nunca soñó con nada igual. Ha encontrado el objetivo de su vida, él va a cambiársela, él va a hacerle ver el mundo, ella es su mina de carbón, él va a extraer diamantes y va a pulirlos. Max irradia luz.
Leonora Carrington y Max Ernst
Leonora es el centro de atracción, la novedad del grupo, el gran descubrimiento. En la noche, Ady Fidelin, Lee Miller, la mujer de Penrose, Nush, la de Eluard, y Eileen Agar bailan desnudas frente a los faros de los automóviles de sus amantes, que alumbran el jardín.
Capítulo 9. LOPLOP-Yo soy Loplop, el pájaro superior, y estoy obsesionado contigo, Leonora.-¿Qué es eso de Loplop?-Es un poeta callejero, Ferdinand Lop- Tomé su nombre, yo soy el Vogelobre Lop. Yo soy un ave de presa y a ti te van a cobija mis plumas. Mira, ya despuntan.
"Loplop" (Max Ernst)Capítulo 10. EL TORBELLINO SURREALISTAAl principio, Breton le encargó a Artaud el Bureau des Recherches Surréalistes, y lo instaló en el número 15 de la rue de Grenelle.
Rue de Grenelle 15 (París)
Bureau des Recherches SurréalistesPeggy Guggenheim, la mecenas que impone el arte moderno y compra a Picasso, a Dalí, a Duchamp, a Tanguy, llama a la puerta del estudio de Ernst. Todo París habla de ella.
Peggy GuGuggenheimLa Guggenheim observa a Leonora festejada por sus malteses: -Quiero comprar éste, me encanta el caballo trepado en el árbol como un ave –señala “La comida de Lord Candlestick.”
"La comida de Lod Candlestyck" (Leonora Carrington)Capítulo 11. CUERPOS EN EL ESPACIOLos tres escuchan el primero de los seis conciertos de Brandemburgo y Max aclara que los instrumentos musicales son cuerpos en el espacio.
Concierto de Brandemburgo nº 1Capítulo 13. LAS BERENJENASLa pareja decide regresar a St. Martin d’Ardeche.
St. Martin d'ArdecheCada mañana descienden lentamente hasta un río con una playa de piedras que blanquean el agua que corre sobre ellas. (…) Se desnudan, se tiran a la orilla, la melena negra de Leonora hiere la blancura.
Río Ardeche (cerca de St. Martin)A la sombra del acantilado, sobre la ribera del Ardeche, (…) Leonora se sienta en la orilla del río y se lava los dientes.
Ribera del ArdecheCapítulo 14. EL CARTERO CHEVAL-Vámonos en tren a Hauterives, Leonora. (…) Estamos cerca del Palacio Ideal de Ferdinand Cheval. (…) Tienes que conocerlo. En una de sus jornadas, Ferdinand Cheval tropezó con una piedra que lo hizo caer; nunca había visto una piedra igual, buscó otras y las encontró. (…) Con argamasa y cemento, a lo largo de treinta y tres años, convirtió las piedras en insectos, plumas, palmeras, torres, puentes levadizos, animales, cascadas, estrellas de mar, ángeles, cuernos, rosas… y armó su Palais Idéal, en donde mezcló un chalet suizo, un templo hindú, nichos y minaretes de mezquitas.
Palais Ideal
Capítulo 15. LA RESACALeonora se trepa a la mesa, inclina la cabeza, canta “Hark, hark the lark”, inclina su cabeza, señala su corazón y se sienta de nuevo en medio de los aplausos.
"Hark, hark the lark"Capítulo 16. EL LEÓN DE BELFORTA cada surrealista le dieron un maniquí y, como Ernst acostumbra causar sensación, viste el suyo de negro con la falda levantada sobre el liguero para revelar su ropa interior de color rosa. Tirado en el piso, un vagabundo con la cabeza del León de Belfort aprisiona los pies de la viuda y mira hacia arriba con lascivia.
Maniquí de Max Ernst
León (Belfort)Capítulo 17. ST. MARTIN D’ARDÉCHEErnst llena la casa, es una inmensa presencia. Albañil, disfruta al hacer la mezcla de cal y arena y moldear en el muro exterior del jardín a la sirena y al minotauro. (…) Ernst compra una escalera de madera para ir levantando sus esculturas de concreto. (…) El gran bajo relieve exterior es el de LopLop. (…)
Capítulo 18. LA GRAN CUCARACHA HINDÚLeonora corre de los viñedos a la cocina, de su caballete a la alacena.
Leonora Carrington en St. Martin d'Ardeche
A Ernst lo llaman “el pájaro superior” y para rendirle homenaje Leonora lo retrata con un largo manto de plumas que termina en cola de pescado."Max Ernst" (L. Carrington)
Capítulo 19. LA GUERRA.A Max lo transfieren a Les Milles, cerca de Aix-en-Provence, a una ladrillera cuyo polvo rojizo penetra hasta en las raciones de comida, de por sí escasa.
Campo de concentración (Les Milles)Capítulo 22. SANTANDER.Cuando intenta abrir la portezuela, el doctor Pardo le inyecta Luminal, y la entregan, desmayada, en la puerta del manicomio del doctor Morales. El Hospital Psiquiátrico tiene varios pabellones.
Sanatorio del Dr. Morales (Santander)Capítulo 29. RENATO LEDUCRenato le resultó atractivo desde que lo conoció en París, y ahora lo es más, porque a su simpatía se suma su capacidad para salvarla.
Capítulo 31. LA GUGGENHEIM.Peggy le ofrece a Leonora volar con el grupo a Nueva York. “Gracias, me voy en barco con Renato Leduc”. “Entonces, ¿vas a salir antes que nosotros?” - interviene Max. “Sí, zarparemos en el Exter.” (…) Sentarse en una silla de lona sobre la cubierta del Exter, al lado de Renato, que pretende cubrirla con una cobija, la reconforta.
City of ExterCapítulo 32. NUEVA YORK.Me contó que, al descender (Max) del avión, en el momento en que Jimmy quiso abrazarlo, dos oficiales lo apresaron y lo encerraron en Ellis Island. Su cara de pánico salió en el periódico.
Max Ernst a su llegada a Nueva YorkPeggy es dueña de una casa cerca del Hudson, en Sutton Place, barrio de los diplomáticos. Cuando ve a Leonora, la recibe con cara de langosta. En cambio, abraza a Renato. Esa noche se retratan junto a Peggy, Kurt Seligmann, Jimmy Ernst –que a Renato le simpatiza más que su padre-, Berenice Abbot, Amedée Ozenfant, André Breton, Fernand Léger, Marcel Duchamp y Piet Mondrian.
Fotografía de Man RayPrimera fila: Stanley William Hayter, Leonara Carrington, Frederick Kiesler, Kurt Seligmann. Segunda fila: Max Ernst, Amedee Ozenfant, Andre Breton, Fernand Leger, Berenice Abbott. Tercera fila: Jimmy Ernst, Peggy Guggenheim, John Ferren, Marcel Duchamp, Piet Mondrian.Sin proponérselo, Dalí les abrió el camino a los surrealistas en Nueva York. En 1939 los socios Bonwit y Teller le pidieron decorar un escaparate para su almacén principal y el catalán exigió el tema del día y la noche: “El día”, un maniquí a punto de entrar a una bañera de astracán; “La noche”, una brasa contra telones y paños negros. Sin consultárselo, los dueños modificaron el escenario por parecerles obsceno.
Escaparate de Dalí para Bonwit Teller
Capítulo 35. MÉXICO.En Xochimilco, las trajineras se abren paso con su carga de músicos, sus jarras de pulque y sus cervezas. Algunos canales, cegados por los lirios, les impiden avanzar.
XochimilcoCapítulo 36. LA CASA AZUL.Renato la lleva a la calle Londres en Coyoacán, a una fiesta que dan Diego y Frida. (…) La casa azul, atiborrada de gente que camina de la sala a la cocina con un tequila en la mano, tiene algo de rodeo y de fiesta popular.
La Casa AzulRenato invita a Francisco Zendejas y a Juan Arvizu a la casa. Arvizu canta “Santa” y “Concha nácar”. Leonora lo pasa muy bien.
"Concha Nácar" por Juan ArvizuCapítulo 38. REMEDIOS VARO.A unas cuantas cuadras de su casa, Leonora se detiene fulminada por un rayo. En la calle Gabino Barreda, en la colonia San Rafael, en medio de un terreno baldío, ve a Remedios Varo. (…) A Leonora le sonríen unos grandes ojos almendrados dentro de una cara en forma de corazón rematada por una cabellera rojiza y frondosa.
Remedios VaroA Leonora le gusta llegar a lo alto de la pirámide de Cuicuilco, al sur de la ciudad, porque Gunther Gerszo, de padre húngaro y madre alemana, lo sabe todo y le cuenta que en el centro de Cuicuilco hubo un templo circular de veinte metros de altura, desde el cual la vista de los volcanes es imponente.
Capítulo 39. MEMORIAS DEL INFIERNOLeonora escribe cuentos de los mercados de Jamaica y de la Merced. El de Sonora es diabólico, vende yerbas para matar, yerbas para abortar, y las mujeres se acercan con temor y preguntan por ellas en voz baja. De los puestos cuelgan murciélagos y las calaveras se golpean entre sí.
Mercado de Sonora (DF)Capítulo 40. EL FOTÓGRAFO HÚNGARO.-Vente, Leonora, a mediodía vamos a comer huevos revueltos a La Casa de los Azulejos -la invita Elsie-. Vas a ver lo bien que duermes esta noche.
Casa de los Azulejos (DF)Capítulo 42. EL AMOR QUE MUEVE AL SOL.Se instalan en un departamento en Álvaro Obregón, número 174. A Leonora le gusta esta avenida; los faroles traídos de París iluminan sus recuerdos.
Avda. Álvaro Obregón (DF)Esteban Francés le cuenta que Edward James, el gran coleccionista, las admira a ella y a Remedios. (…) Al igual que a ella, lo retrató Cecil Beaton.
Edward James por Cecil BeatonSuben a un cuarto de trebejos del tamaño de un palomar. Hasta ahora los artistas que James frecuenta pintan en un taller digno de su obra y de lo que cobran. (…) Nadie excepto Leonora lo llamaría estudio. (…) Desahuciado, huérfano de luz y de aire, este cuartucho lo exalta; en una mesa se tetuercen los tubos de pintura al lado de la paleta, el cenicero rebosa de colillas, una araña teje su tela. (…) Las únicas huellas dentro de este patíbulo son las suyas. Prisionera de sí misma, es una condenada a pintar.
Leonora Carrington en su estudio de DFCapítulo 43. ATLÁNTICO A LA VISTA.En Caracas, la misma compañía farmacéutica, Bayer, le encarga ilustraciones de analgésicos y le sugiere inspirarse en instrumentos de tortura medievales. Remedios pinta mujeres apuñaladas y encadenadas a un potro, cubiertas de clavos, sus rostros distorsionados por el dolor.
Ilustración de Remedios Varo para BayerLos jardines simétricos de Hazelwood Hall fueron creados por Thomas Mawson, el mismo que diseñó el Palacio de la Paz en la Haya. Los niños inspeccionan la casa y su jardín.
Jardines de Hazelwood HallLa casa de Hazelwood Hall, con su balcón al jardín, hechiza a los niños (…). Tres grandes arcos en la parte baja de la casa los intrigan porque son sombríos y a lo mejor conducen al infierno. “Ma, ¿son esos arcos los que pintas en tus cuadros?”
Capítulo 44. LA DESILUSIÓN.-Nada más surrealista que la casa de James en Monkton; verdaderamente es el ejemplo más notable de surrealismo tridimensional.
Casa de Edward James (Monkton)
Capítulo 45. EDWARD JAMES.Cuando Edward James llega a la casa oscura de Leonora, sobre el caballete, ve “La giganta”, y de inmediato sabe que está frente a una obra maestra.
"La Giganta"Capítulo 46. UN PALACIO EN LA SELVA.En Taninul, el hotel en la selva es una aparición surrealista, sus grandes albercas de agua caliente reflejan el cielo.
Taninul (hotel)Xilitla es un pueblo cafetalero en la Huasteca potosina, protegido por la Sierra Madre Oriental, con casas de madera y dos techos de agua. James se adentra en un bosque de lluvia y descubre un pequeño paraíso al que llaman Las Pozas porque en el río Tranquilín se forman pozas de agua clara.
Las PozasAllí, en medio de una vegetación lujuriosa, predominan las orquídeas; entre ellas aparece Plutarco Gastélum, un joven de veintinueve años, delgado, alto, de frente amplia y nariz afilada. (…)
Plutarco GastelumEn Xilitla, James levanta treinta y ocho esculturas de cemento; inmensas flores de pétalos de piedra, tréboles gigantes de cuatro hojas, anillos y víboras. (...) Construye La Casa de los tres pisos que pueden ser cinco, La Casa de los Peristilos, La Casa de las Plantas, Las Puertas de San Pedro y San Pablo, La Terraza de los Tigres, El Palacio de Verano. Nada va a ninguna parte, James invierte loos arcos, balancea las columnas, las puertas se abren al abismo, las varillas y el cemento desafían la lógica y se exponen a todas las inclemencias del tiempo.
Edward James en Las Pozas (Xilitla)
Nadie más atractivo que Plutarco. Al yaqui, nacido en Sonora, le rendirían tributo los soberanos de la Tierra. "Plutarco en traje de baño es el espécimen perfecto de Yuku, dios de la lluvia." James lo fotografía a cada instante. En Nueva york le ordena a Tchelitchew que pinte su cuerpo maravilloso para añadir a su colección al mejor modelo. (...) -Leonora, tienes que verlo, es Adonis, es lo mejor de la creación; nunca conocerás a nadie tan bello.
Plutarco y Edward James
"Plutarco" (por Tchelitchew)Así como Leonora pinta caballos, Remedios acumula gatos y búhos en sus lienzos
"El gato helecho" (Remedios Varo)Capítulo 50. NA’BOLOM.-Gertrude Duby tiene una casa que llama Na’Bolom en San Cristobal. Allí puede recibirte.
Na'BolomLas iglesias con sus campanarios, la catedral de San Cristobal con su arquería, “El mundo mágico de los mayas” se funde con el mundo mágico de los celtas.
Catedral de San Cristobal (Chiapas)
"El mundo mágico de los mayas" (Leonora Carrington)Capítulo 52. DEL AMOR.Leonora le da cita en el bosque de Chapultepec.-Bajo los árboles se piensa mejor. Nos vemos a las cuatro en la calzada de los Poetas.
Calzada de los poetas (DF)Capítulo 54. ENTRE MÉXICO Y NUEVA YORK.En Nueva York, encuentra un departamento frente al Gramercy Park, un jardín cuadrado para el que se necesita llave.
Gramercy Park (NY)La Universidad Nacional Autónoma de México le rinde un homenaje en el Aula Magna de la facultad de Filosofía y Letras, llena a reventar
Homenaje de la Universidad de México a Leonora Carrington (dcha). A la izquierda, Elena Poniatowska, autora de la presente novelaCapítulo 55. BASKERVILLE.El terremoto de 1985 la expulsa de nuevo. Exactamente frente a su casa se desploma el edificio número 193 de la calle Chihuahua, los departamentos quedan encimados como el pastel llamado mil hojas.
Calle Chihuahua 193 (DF) tras el terremotoCapítulo 56. WHAT IS DEATH LIKE?Pepita la conduce a La Lechuza, en la avenida Miguel Ángel de Quevedo.--Ahora vamos a comer tacos.
La conduce por el Paseo de la Reforma y Leonora descubre que las figuras que modeló en pequeño, en la oscuridad de su cueva, han crecido hasta convertirse en gigantes. (…) Ahora ve cómo la gente se sienta sobre la Mesa Caníbal y cómo algunos niños intentan penetrar en la Casa de los Espíritus. Le gusta que un cocodrilo tome el sol y que El horno de Simon Magus mida más de tres metros. Sus esculturas disfrutan del sol, de los ahuehuetes, de los automovilistas que abren la ventanilla para verlas de lejos.
Mesa Caníbal
Cocodrilo
Horno de Simón Magus-Esto es la falda del Ajusco, hace mucho frío, el hielo baja de la montaña, los caballos son de hielo, mira los árboles cubiertos de nieve.
Monte Ajusco (DF)-¿Entonces no voy a morir?-¡Claro que no! Recuerda la frase que te repetías cuando se llevaron a Max: “No estoy destinada a morir.” Vas a entrar en un pasaje oscuro del que saldrás transfigurada.
LEONORA CARRINGTONLancanshire (Inglaterra), 6 de Abril de 1917Ciudad de México, 25 de Mayo de 2011Ya eres la novia del viento. ¡Que las aves te acompañen!