¿Has participado alguna vez en un tupper toy? Es una forma perfecta de conocer con qué juguetes y materiales conecta tu hijo y de poder tocar y ver de primera mano objetos de juego libre y creativo. El viernes pasado organizamos un encuentro así con las hermanas que están detrás de la tienda online Alupé y fue una experiencia muy enriquecedora.
Icíar y Bego nos recordaron la importancia de la elección de los juguetes, de que estén bien ordenados y a disposición de los más pequeños y de que su juego sea libre. Mejor pocos y bien seleccionados, que muchos.
El trabajo de nuestros niños es jugar, algo tan importante y tan serio para ellos, y nuestro papel es guiarles en ese juego, estimularles y dejarles libres para que se tomen su tiempo. Por eso, elegir bien los juguetes o materiales es tan importante. Las hermanas de Alupé nos recordaron que, aunque queremos darles todo a nuestros hijos, es mejor contenernos (y contener a familiares) para comprar pocos objetos pero de calidad y duraderos, que evolucionen con el niño, que tengan muchos usos, que sean educativos, divertidos y estimulantes y, de paso, que sean respetuosos con el medio ambiente y que no fomenten desigualdades de género ni empobrezcan a nadie.
Diez familias de Pamplona y alrededores pudimos toquetear de primera mano materiales como el famoso arcoíris Waldorf, el precioso y colorido árbol musical o el puzzle dominó cuadrado de Euler, que también es un sudoku y da muchas posibilidades de juego. Cosas que no se encuentran en las tiendas habituales y que tienen muchísimas vidas. Todo de madera y de los colores del arcoíris, en contraposición con los juguetes de plástico rompibles y llenos de luces y sonidos de los chinos.
Pero también pudimos probar los instrumentos musicales, la arena cinética o mágica (de la que hablé en este post), los mordedores para bebés, la casita de cerraduras, el palo de lluvia de colores (es realmente hipnótico) o los puzzles de madera con los que se experimenta sobre el espacio o las matemáticas. Durante casi dos horas, los enanos probaron absolutamente todo en el espacio de Portakanguritos que nos cedió Irantzu y dieron con toda la merienda.
¿Y qué nos llevamos de allí? Yo terminé con tres cosas que tenía fichadas y una más: las pinturas con forma de rocas de colores para llevar en el bolso, el juego de construcción de imanes que es un vicio, una cámara de fotos con caleidoscopio (me encanta) y un maletín de médico que, en nuestro caso, tiene un fin muy específico: que el peque deje de tener miedo al médico y otros profesionales a través del juego simbólico.
Me quedé con las ganas de hacernos con otras cosas, como el juego de las abejas en la colmena (todo un ejercicio de psicomotricidad), un juego imantado para formar caras o el mismo arcoíris grande. Pero, eso sí, ya tengo alguna cosita fichada para el pequeñín que viene 😉