Elizondo no estaba en nuestros planes iniciales. Tuvimos que incluirlo debido a que Álex no andaba muy fino. La humedad no ayudaba mucho a sus pulmones, le costaba respirar y tenía mucha mucosidad. Ya nos había pasado en otras ocasiones e íbamos preparados, pero el inhalador se había acabado y necesitábamos más. Su pediatra nos dijo, que de todas maneras mejor le viera un pediatra de la zona por si acaso. El lugar más cercano era Elizondo, además nos iba de paso para ir a nuestra nueva parada, La Selva de Irati.
Debido a los problemas de salud y al tiempo tan inestable en Navarra, evitamos el último alojamiento en la tienda de camping. Nos costó bastante encontrar un lugar donde dormir, por precio y por la poca oferta en estas fechas y por el dichoso Covid. Muchos lugares estaban cerrados y cuando conseguimos uno, nos dijeron que no estaban y lo tuvimos que cancelar. Al final encontramos una cabaña en el Camping Osate.
Elizondo, última visita en el Valle de Baztán
Estábamos alojados en Erratzu, en el camping Baztán. Teníamos que recoger todos los trastos, pagar y desplazarnos hasta Elizondo. No teníamos mucha prisa, teníamos hora con la Pedíatra a las 13h y debíamos estar 30 minutos antes, aunque Álex no tenía fiebre y sabíamos que es lo que tenía, le iban a realizar una PCR.
Paseando por ErratzuEn el Valle de Baztán habíamos hecho algunas visitas muy interesantes. Conocimos los Jardines del Señorío de Bértiz, las cuevas de Zugarramurdi e hicimos una excursión muy chula a la Cascada de Xorroxin, además de recorrer el bonito pueblo de Erratzu.
Descubriendo Elizondo
Cuando llegamos a Elizondo aparcamos junto a la Iglesia de Santiago. Para aprovechar el tiempo dimos una vuelta por la parte vieja de la ciudad. Fuimos por la calle Jaime Urrutia que nos pareció muy bonita. Desde aquí llegamos hasta el puente de Txokoto que cruza por encima del río Bidasoa. Desde aquí pudimos ver el lugar desde el que se hacen la típica foto de Elizondo, desde el que se puede ver la presa de Txokoto.
Cascada de TxokotoPasamos por el supermercado para comprar algunas cosillas y nos dirigimos al centro de salud. Después de hacer la PCR y dar negativo como esperábamos, Elena se quedó con Álex para que le viera la doctora y Éric y yo nos fuimos a comer algo. Llegamos a una plaza que hay junto al ayuntamiento en la que hay una cantidad de sombra espectacular proporcionada por los árboles que hay allí. En verano debe de ser un lugar muy asiduo.
Éric patinando en ElizondoComer en Elizondo
Como no llevábamos nada preparado y por la hora que era no iba a marear a Éric, paramos en el primer sitio que vimos. Había muchas mesas libres y nos sentamos en las del Bar Casino, no tienen mucha variedad, pero las croquetas estaban muy buenas. Después cuando salió Elena y Álex nos sentamos en la misma plaza, pero en el Bar Karrika que parecía tener más oferta. No estaba mal, pero encontramos que era un poco caro para lo que ofrecían.
Chistorra en ElizondoCompramos los medicamentos que nos había recetado la pediatra y seguimos nuestra ruta hacia la Selva de Irati. A los pocos días Álex se había recuperado bastante y volvió a respirar con normalidad. Nos supo mal no haber podido estar más tiempo en Elizondo, pero teníamos que continuar y no queríamos llegar muy tarde.
Hacia la Selva de Irati
Debido a tener que haber parado en Elizondo y al cambio de alojamiento no pudimos visitar la antigua fábrica de Eugui. Si hubiéramos ido al alojamiento previsto el Camping Urrobi nos habríamos acercado. Nuestro nuevo alojamiento estaba en el pueblo de Ochagavia por lo que descartamos retroceder tanto.
Éric y Álex merendando en el Camping OsateTeníamos muchas ganas de conocer la Selva de Irati. El Camping Osate está a 5 minutos caminando de Ochagavia, un pueblo precioso junto a los ríos Anduña y Zatoia. La cabaña en la que nos alojamos no era muy grande, pero para tres noches ya nos iba bien, tampoco era muy caro.
Puente de piedra en OchagaviaRecién llegados desde Elizondo y después de registrarnos y acomodarnos en nuestra pequeña casita, nos acercamos para conocer un poco Ochagavia. La verdad es que nos sorprendió, es un pueblo precioso. La mayoría de las casas son de piedra igual que sus calles. Desde este punto teníamos intención de acercarnos al pueblo de Aribe para hacer una pequeña excursión y después visitar lo que queda de la Real Fábrica de Armas de Orbaizeta. También teníamos pensado hacer otra excursión a la cascada del cubo.
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