Anteriormente hemos hablado de algunos problemas y complicaciones que se pueden sufrir durante el embarazo y con los que se debe tener un cuidado especial por el riesgo de aborto, malformación fetal, muerte fetal o muerte de la madre, etc. Dadas las circunstancias del embarazo, los especialistas tienen que realizar un seguimiento específico en las madres y futuros bebés para atender cuanto antes las complicaciones u otros imprevistos que puedan surgir.
En un embarazo con hipertensión gestacional (las cifras de tensión arterial son iguales o mayores de 140/90 mmHg) que suele aparecer a partir de las 20 semanas del embarazo, es posible que la futura mamá deba recibir tratamiento en el ambulatorio o en el hospital dependiendo de su gravedad. En algunos casos es necesario adelantar el parto, ya sea por inducción o por cesárea a fin de prevenir complicaciones en la salud de madre e hijo, el aumento de la presión arterial puede ser un síntoma de sufrir preeclampsia.
Cuando se produce un embarazo ectópico, es decir, un embarazo que se desarrolla fuera del útero, generalmente en las trompas de Falopio, los síntomas son una inflamación pélvica o un dolor abdominal bajo, aunque en ocasiones no se detecta hasta que la gestación se encuentra en una fase avanzada, la razón es que la madre no experimenta ninguna molestia, lo que complica su detección. En la mayoría de casos el embarazo ectópico acaba en un aborto espontáneo o los expertos deben proceder a la inducción del aborto, ya que el futuro bebé no puede desarrollarse y representa un riesgo grave para la madre.
Aunque no se puede evitar un embarazo ectópico, sí se puede realizar un exhaustivo seguimiento médico desde antes de la concepción y ejecutar todas las recomendaciones que proporcionan los especialistas para minimizar el riesgo de sufrir este tipo de embarazo. Ante antecedentes como ser fumadora o haber tenido alguna infección genital de gravedad, lo recomendable es seguir una planificación familiar, es decir, preparar el cuerpo antes de la concepción para reducir el riesgo.
Un embarazo en el que la futura madre tiene problemas cardiacos es también un embarazo de riesgo, en ocasiones se debe recurrir a los tratamientos farmacológicos para proteger las arterias cuando llegue el momento de dar a luz. Generalmente la mayoría de las mujeres que tienen este tipo de problemas suelen tener un embarazo estable, pero un reducido grupo de futuras mamás pueden tener un tipo de cardiopatía severa, en el caso de anomalía muscular es necesario consultarlo antes de quedarse embarazada, si se ha sufrido un trasplante de corazón u otro tipo de intervención relacionada con el corazón, los expertos comentan que se puede tener un embarazo normal y seguro, pero siempre con supervisión médica.
El embarazo con placenta previa puede ser más o menos peligrosa dependiendo de dónde esté adherida, en la mayoría de casos la placenta está adherida a la zona inferior de la pared del útero, pero si se localiza en el cuello uterino, ya sea de forma parcial o completa, puede ser un peligro, ya que el riesgo de hemorragia es elevado y se interrumpe la circulación sanguínea fetal. El seguimiento suele ser exhaustivo y sobre todo en las semanas previas al parto, en el caso de que se produzca una hemorragia la madre deberá ser ingresada y el niño tendrá que nacer por cesárea.
Sufrir anemia antes del embarazo no es un problema para la concepción y la gestación, pero siempre se ha de acudir al especialista para recibir el tratamiento oportuno y así preparar el cuerpo para la concepción. En el caso de sufrir anemia durante el embarazo, si es leve los síntomas no se apreciarán, pero si es severa la futura mamá sentirá debilidad, cansancio, dificultad respiratoria, desmayos y palpitaciones. Se suele diagnosticar con un análisis de sangre y el especialista se encargará de aconsejar el tratamiento necesario para evitar complicaciones. Sobre las causas de la anemia, la más común es la deficiencia de hierro, pero también se puede sufrir por no recibir la cantidad adecuada de ácido fólico.
Tener diabetes antes del embarazo obliga a controlar con precisión la enfermedad a fin de que las posibilidades de tener un hijo sano y un parto normal sean lo más altas posibles. Se suele necesitar una mayor cantidad de insulina durante el embarazo y el seguimiento médico es muy estricto a fin de garantizar el bienestar del feto y la madre, se realiza periódicamente el monitoreo de los niveles de glicemia y se controla diariamente la cantidad de azúcar en sangre. En el caso de sufrir diabetes gestacional, bastará con reducir la cantidad de azúcar que se consume siguiendo unos hábitos dietéticos y controlar sus valores en sangre, en este caso no se requiere insulina. Una de las principales complicaciones o riesgos de la diabetes gestacional es la macrosomía fetal (niños con peso mayor de 4 kilos).
Existen más casos de embarazos con los que se debe tener un cuidado especial, como por ejemplo el embarazo adolescente, el embarazo en mujeres desnutridas, embarazos a una avanzada edad, embarazo abdominal, infecciones durante la gestación, etc., de todo ello hablaremos próximamente.
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Embarazos con los que se debe tener un cuidado especial