Revista Cultura y Ocio
Luis Alberto de Cuenca
Embrujado jardín
Ediciones Vitruvio
Madrid. 2010
Desde hace ya unos años sigo con interés las publicaciones de Ediciones Vitruvio, algo que se creció con el tiempo y mi amistad con Eduardo López Pascual y el seguimiento de las actividades culturales de la Asociación Pueblo y Arte, de Cieza.
De Luis Alberto de Cuenca no me escondo para definirme admirador y, aunque no puedo confesar que lo he leído todo- creo sinceramente que es casi imposible, pues mientras leía el libro objeto de este comentario supe de la publicación de otras dos antologías: “Noveno arte” y “El cuervo y otros poemas góticos”-, no es menos cierto que he leído bastante de su poesía, de sus ensayos y he disfrutado con las canciones de la Orquesta Mondragón o de Loquillo, que también en esos campos se ha extendido la actividad creativa de uno de los poetas más importantes de la actualidad, coincidiendo en esta aseveración con mi amigo, y mucho más entendido en la materia poética, Fulgencio Martínez López.
Embrujado jardín es una antología de su poesía desde 1970 a 2010, y en ella encontraremos poemas publicados en Elsinore, en Scholia, en Necrofilia, en La caja de plata, en El otro sueño, en El hacha y la rosa, en Por fuertes y fronteras, en Sin miedo ni esperanza, en La vida en llamas y en El reino blanco.
Con prólogo de Pablo Méndez, donde nos confiesa su luisalbertodecuencaadición y otros vicios más o menos confesables, encontraremos alguno de esos poemas que ya forman parte de la historia de la poesía en España y donde los buenos catadores sabrán apreciar el buen gusto del antólogo en la elección del contenido de este pequeño frasco de esencias poéticas.
¿Qué pueden faltar algunos o sobrar otros? Por supuesto, pero Pablo Méndez nos explica por qué estos sí y otros no.
Así nos lo cuenta: “En esta antología, Embrujado jardín, he revisado uno a uno todos los poemas de Luis Alberto y he seleccionado los que más me gustaban. Están aquellos que me gustaron tanto en mis dieciséis años y están los que he admirado en mis lecturas de hace semanas”.
Ni una palabra más.Francisco Javier Illán Vivas