El protagonista de nuestra historia de hoy se llama Yoel López, padre que emigró hace nueve años aproximadamente a los Estados Unidos dejando a una hija pequeña en Cuba. Nunca más regresó.
Yoel cuenta que nunca perdió contacto con ella:
“Siempre soñé con hacer algo así, jamás perdí el contacto ni el cariño con mi hija. Fueron muchos años de dedicación y de muy buena relación con ella y con su mamá que tuvo y tiene un factor muy importante en que ella me ame así”
Las historias de las familias cubanas a lo largo de los últimos 50 años, están saturadas de separación familiar: padres, hijos, abuelos, incluso amigos… Por eso, los reencuentros son muy emocionantes, pero más aún entre cubanos que se han visto obligados a despegar lejos dejando atrás cosas tan importantes como una hija en este caso.
“Yo siempre me la pasaba mirando videos aquí (en internet) de todas las sorpresas y lloraba mucho de emoción al ver a las familias reencontrándose”, comenta el padre.
Yoel estudió en la misma escuela que su hija, ubicada en Güira de Melena y siempre planeó darle una sorpresa así. Reconoce que era tanta su emoción y nervios que tuvo que tomar calmantes tres días antes del viaje.
“Me asusté un poco cuando fui a su aula a verla y no la vi, se me quería caer el mundo. Menos mal me dio por preguntar en el aula de al lado y ahí se encontraba. Ese día había faltado la maestra y decidieron unir las dos aulas de sexto grado”, comenta emocionado Yoel.
Gracias al asombro de todos sus compañeritos de aula que la empezaron a mirar, el padre pudo darse cuénta rápidamente de dónde estaba su hija.
“Pero gracias a Dios, todo salió perfecto”