Una madre y su hijo entran en un establecimiento. De repente se encienden las luces, caen sobre ellos confetis de mil colores y caras sonrientes les rodean. “¡Enhorabuena! Por ser el cliente un millón te ha tocado... ¡¡¡el viaje de tu vida!!!”
Un simpático presentador les anima a ver los lugares por donde podrán viajar: Grecia, Estambul, Viena… La alegría sigue aún, aunque empieza a dibujarse una sombra de sospecha. Porque pronto descubren las “aventuras” que vivirán: realizar caminatas a pie, cruzar fronteras inaccesibles, hacinarse en trenes llenos de piojos…
Las fotografías que les muestran no dejan ya lugar a dudas. Ese prometido “viaje de tu vida” es el que recorren todos los días cientos y cientos de refugiados, forzados a ese viaje por la guerra o por las circunstancias. Y, así, lo que era un futuro prometedor para la familia, se convierte en un angustioso presente que viven muchos otros. Ante esta realidad, los adultos se sobrecogen, y los niños se entristecen…
Esta es la nueva campaña de UNICEF. Y es absolutamente conmovedora. La idea de grabar este vídeo se les ocurrió a sus promotores porque hacía falta acercar el horror que viven esos refugiados a los que vivimos esa pesadilla desde lejos. Había que presentarlo desde una visión más cercana, más sensible, más solidaria.
Y sí, los afortunados han recibido un “premio”. Esos “premiados” han vuelto a sus casas tras dar su consentimiento para salir en el anuncio, pero han recibido antes un “regalo” inmenso: el de comprender que son unos auténticos afortunados al tener casa, familia, esperanza… y hogar.