Revista Cocina

Empatía rincón vegano, nuevo restaurante vegano en Atocha

Por Lapastanoengorda
Empatía rincón vegano, nuevo restaurante vegano en Atocha

Holi, voy a narrar mi experiencia en Empatía rincón vegano, un restaurante cerca de Atochington o Atocha.

El menú del día es barato, son 10 € creo. Hay que tener un poco de suerte para comer allí porque hay muy poquitas mesas, el local es pequeño pero me encanta como está decorado, todo azul, blanco, gris y algún detalle en amarillo que para mi gusto desentona, pero se respira tranquilidad.

Había leído buenas críticas sobre el sitio y yo la verdad salí un poco decepcionado, fui a comer con un amigui ñu y pedimos un menú para compartir y un par de platos de la carta. De primero comimos una crema de calabacín, tengo que decir que estaba buenísima y llevaba algo que no supe adivinar, eso me gusta. El segundo primero fue un guacamole que estaba bastante guay, además los nachos que nos pusieron para mojarlo no tenían demasiado sabor, cosa que agradezco ya que los que saben fuerte le quitan todo el sabor al guacamole y me toca los cojones. El primer segundo contenía una especie de albóndigas veganas que estaban muy bien hechas, formadas por una especie de soja texturizada, pero venían acompañadas de una fuente de ketchup un poco desproporcionada, y una montaña de arroz blanco que para mi gusto sobraba, o al menos hubiera hecho una salsita para el arroz o algo así más alegre, no sé, un poco de curry o algo ¿No? No supe muy bien si su intención era que untara el ketchup con un poco de albóndiga o alrevés. Aquí tenéis la prueba, he censurado la parte del arroz porque me daba penita que saliera en la foto. Unos censuran pezones femenimos y yo censuro arroz.

Empatía rincón vegano, nuevo restaurante vegano en Atocha

El segundo segundo (es un juego de palabras que utilizo bastante, jeje) era una musaka de berenjena que tenía una bechamel súper súper rica, le pregunté al camarero de qué estaba hecha e intentó inventárselo pero se le notó la intención y como yo tampoco quería putearle me reconoció que no sabía exactamente los ingredientes pero que podía preguntar. Para prolongar el aprieto en el que le puse y para mantenerme con la intriga y dar un poco más de emoción a mi vida le dije que no preguntara en cocina, que no hacía falta, y estuve un rato intentando averiguar por mí mismo cómo estaría hecha, así soy yo. Al final no lo conseguí. No le hice foto porque venía servida en un recipiente de horno y quedaba bastante feo como para hacerle una foto.

El postre era una tarta con ciruelas que apenas toqué porque estaba bastante lleno y se la comió toda mi amigui ñu, que le gustó bastante por si a alguien le intriga su opinión. La musaka también le gustó y el guacamole también, puestos a cotillear, los dos nos fuimos casi con la misma sensación, que resumiré en el siguiente párrafo.

Conclusión final: Si hago un esfuerzo por olvidar que medio plato era arroz blanco acompañado de medio litro de ketchup, tendría más ganas de volver que ahora. No digo que no vaya a volver nunca, pero puestos a repetir me iría a otros sitios antes que a este. Pero tampoco es tan terrible eh! He leído buenas críticas y quizá yo tuve mala suerte ese día. Además quiero destacar que la gama cromática de colores del lugar me encantó y va muy a juego con la que utilizo yo en mi Instagram, lo digo como dato.

Muak!

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