La revista Time ha destacado los mejores inventos de 2009, algunos increíbles, otros curiosos y muchos útiles, aunque pocos verdaderamente ecológicos. Aún así merecen la pena, aunque sólo sea por curiosidad, echarles una ojeada (AQUÍ).
En la publicación americana figura un sistema de cultivo vertical que ahorra espacio y agua, simple y efectivo; el primer coche eléctrico funcional en serie (y en serio); una pared “viva” de hotel que respira e inspira hacía un nuevo tipo de jardinería urbana; una bombilla megaeficiente creada (¡cómo no! ¿será por patentes?) por los genios de Philips y ¡la incomparable máquina expendedora que funciona… pedaleando! (así no producimos CO2 y duelen menos las calorías de la bolsa de patatas que nos vamos a zampar).
Pero el invento que más nos ha gustado es un sistema que funde la construcción del tejado con la de las placas solares, más asequible que los tradicionales paneles y sencillo de instalar, convenciendo a elementos reacios a las energías alternativas por su coste, mano de obra y sencillez de implantación. Muy rentable, abre un inmenso abanico de posibilidades a arquitectos y constructores. La idea de empezar (en orden de seriedad) la casa por el tejado, contraviniendo los consejos de nuestros mayores, produce cierto placer por aquello de la naturaleza inconformista del ser humano y las prohibiciones heredadas… Si damos la importancia que se merece al tejado (Roberto, ¡cuanta razón tienes!) sabremos qué tipo de vivienda nos va a cobijar, y no descubriremos, una vez terminada y en época de vacas flacas, que no tenemos energía ni para encender una bombilla.
Athenaeum, un jardín elevado hacia el cielo
Ojo al dato, que decía aquel señor bajito y cabreado de la radio, auguramos una gran revolución energética para 2011 (el vaticinio de los números del Euromillón, la próxima semana)