Hace unos días vi los resultados de una encuesta que hizo KPMG entre los empresarios en colombia. Los resultados espantan, pero a la vez –y muy tristemente– no me sorprenden: El 69% de las empresas reportó al menos un incidente de fraude en el último año.
La encuesta de KPMG en Colombia –que se realizó entre diciembre de 2010 y febrero de 2011 y en la que participaron 113 directivos de compañías– reveló que sólo el 23% de las empresas que operan en el país cuenta con un programa de prevención de fraudes.
El estudio igualmente reveló que el fraude interno (ocasionado por empleados), representa el 68% de los fraudes cometidos a empresas en Colombia. Esto quiere decir, infiero, que los empleados no consideran que robar a su empresa es robarse a sí mismos. Una empresa que va perdiendo sistemáticamente tiene o tendrá menores probabilidades de incrementar salarios y a menos, de retener a su talento humano.
Pero sigamos viendo resultados. A la hora de ver niveles implicados dentro de la empresa, el 10% de los fraudes tuvo su origen en miembros de la Alta Dirección, frente al 59% cometido por personal operativo y el 31% cometido por niveles gerenciales. A pesar de ello, el daño económico causado por los fraudes cometidos por la Alta Dirección representó el 48%, muy superior al daño causado por los niveles gerenciales y operativos, con el 35% y 17% respectivamente. Realmente eso me parece muy triste. Que sean los directivos, la cabeza de la organización, los que estén al frente de la corrupción resta esperanzas porque se supone que ellos tienen la mayor responsabilidad moral.
El defraudador más frecuente suele ser un individuo con un cargo operativo, de entre 20 y 30 años, con una antigüedad promedio de tres años en la empresa y con casi la misma probabilidad de que sea un varón o una mujer. El fraude promedio cometido por este individuo está en el rango de los US$12.500 a US$18.000.
Entre tanto, El defraudador que más daño causa a las empresas suele ser un individuo ubicado en un puesto de la Alta Dirección, de entre 40 a 55 años, con una antigüedad en la empresa en promedio de 10 a 15 años. El fraude promedio cometido por este individuo es de más de US$500.000, asegura KPMG.
El fraude en estados financieros representó el 15% de los fraudes reportados, sin embargo, este tipo de fraude provocó el 67% del daño económico sufrido por las empresas afectadas por algún tipo de quebranto. La encuesta de igual manera reveló una cifra que muestra el impacto del delito: El daño económico anual estimado de fraudes en Colombia es de 950 millones de dólares.
Afortunadamente, el 53% de los fraudes cometidos contra empresas que operan en Colombia fueron detectados porque alguien los denunció, pero a pesar de ello, casi dos terceras partes de las empresas defraudadas tardó más de un año en detectar el fraude del que fueron víctimas.