Revista Arte
(...) “Le ardían las manos, los dedos estaban entumecidos y se negaban a obedecer cualquier mandato de su conciencia... Se tumbó de nuevo hasta que el hambre pareció anunciarle una definitiva ubicación fuera de toda sospecha de ensueño... Frente al cuenco de los alimentos notó que comía barro con sangre...; escupió lo que tenía dentro de la boca y se fue al lecho donde se tendió otra vez, mirando hacia las vigas hasta que se le antojaron altas, distantes, envueltas entre las nubes que parecían sustentarlas... Inicia el movimiento de sus manos húmedas hacia el haz de rayos enmarcados, perfectamente individualizados y fluyendo como chorrillos de un líquido puro y centelleante; casi al tocarlos, siente el frío que procede de los cristales... (...) (Fragmento de la Short Story “El Arpa de Barro”; Autor, V.J. Guindo.S.)