Revista Religión
Leer | FILIPENSES 4.6, 7 | Es una de las grandes tragedias de la cultura moderna: lo que muchas personas buscan con afán y luchan por conseguir no es, contrariamente a lo que ellas creen, un producto de todos sus logros y esfuerzos.
Millones de personas están luchando en busca de paz, sin darse cuenta de que ella simplemente no es de este mundo. El dinero no puede comprarla; el éxito y la fama no pueden garantizarla. Usted nunca experimentará la serenidad interior, mientras no tenga paz con Dios.
Pero aquí está la buena noticia: Puesto que la paz genuina no depende de circunstancias externas, es posible disfrutar de serenidad más allá de nuestra comprensión, aun en medio de las pruebas más difíciles de la vida. Pero esta paz verdadera no es posible a menos que cualquier obstáculo entre nosotros y Dios desaparezca; y la única manera de eliminar cualquier pecado, es por medio de la cruz de Jesucristo.
Con tan solo traer nuestras luchas y necesidades al pie de la cruz, podemos encontrar una fuente abundante de paz. Un corazón en paz no tiene su origen en un principio o una filosofía del mundo; solo se puede lograr por medio de una relación estrecha con la persona de Jesucristo (Ef 2.14-16).
El diablo aprovechará todas las oportunidades para destruir nuestra paz, desviando nuestra atención en Cristo a cosas que pueden parecer importantes en el momento, pero en realidad su único propósito es distraernos. No desperdicie su vida buscando la paz donde no se encuentra; la única verdadera fuente de paz es el Príncipe de Paz.
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