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En busca del control total

Publicado el 06 enero 2017 por Emiliomolinar @EmilioMolinaR

En busca del control total

He empezado fuerte este 2017 en cuanto al ritmo de publicaciones. Espero no obstante pisar un poco el freno a partir de ahora, si es que las novedades me lo permiten. Fue publicar el último post sobre la desaparición de unos juegos en formato digital y saltar otra noticia que implica un nuevo paso hacia lo ya inevitable: Nvidia ha anunciado su servicio de juego en streaming para ordenador, una iniciativa que se suma a otras existentes como por ejemplo PlayStation Now.

Si alguien está interesado en saber más de GeForce Now, que es como se llama este nuevo servicio de la compañía, en este enlace encontrará información al respecto. Pero lo que a mí me interesa, como siempre, es analizar la tramoya de los temas que trato. Es decir, aquello que nunca se comentará en los medios oficiales y que suele ser la parte oscura que desde la propia industria procuran ocultar para que no nos planteemos nada que no sea pasar por el aro y dar nuestro dinero sin hacer preguntas incómodas.

Lo que publiqué ayer sobre la desaparición de juegos digitales y el auge aparente de los servicios de juego en streaming me han llevado a reflexionar sobre el tema del control que, actualmente, la industria busca ejercer sobre los juegos y quienes los utilizamos. No nos engañemos, desde que existen los servicios online y nos apuntamos a uno es cierto que estamos disfrutando de muchas ventajas pero también dejamos que la compañía de turno responsable del mismo recopile bajo manga una información muy valiosa para sus propios intereses y los de la industria en general. Todos los juegos que tenemos o hemos tenido, con quién los jugamos, el contenido adicional que hemos descargado, todo ello queda registrado en sus servidores y a nadie parece importarle lo más mínimo.

En busca del control total

Y yo me pregunto, ¿qué se hace realmente con esos datos? ¿Se les da algún uso? ¿Están seguros? Son cuestiones que llevo un tiempo haciéndome y estoy convencido de que no son almacenados sin más. Creo, y a cada día que pasa con más fuerza, que toda la información de la que disponen es estudiada con sumo cuidado con el objetivo de descubrir tendencias que sirvan de guía para ofrecer futuros servicios que generen nuevos ingresos. Con toda nuestra actividad como jugadores a su alcance, ¿qué les impide aprovecharla? Es más (y aunque esto pueda sonar a conspiranoia), con el uso de cámaras como en Kinect, ¿quién nos asegura que, tal y cómo muchos temieron en su momento, no han grabado sin que nadie lo supiera algunas sesiones de juego de particulares con, por ejemplo, intención de comprobar el correcto funcionamiento del periférico o, peor aún, con fines publicitarios? Cubrimos el objetivo de la cámara del ordenador aunque no la estemos utilizando, pero no hacemos lo mismo con la de las consolas. Y ellos lo saben...

Luego está el tema de la seguridad, una barrera que ha caído en más de una ocasión aunque es obvio que jamás admitirán que los datos personales de los usuarios se hayan podido ver comprometidos de alguna manera como pasó con Yahoo! y el robo de más de quinientos millones de cuentas de sus servidores en 2014, al que hay que sumar el revelado este mes pasado del doble de dicha cantidad ocurrido un año antes, unos varapalos de los que esa compañía parece que jamás se va a recuperar. No sé a vosotros pero a mí no me hace ni pizca de gracia pensar siquiera que mi información personal está a merced de semejante riesgo y más cuando el registro en cualquiera de las plataformas de videojuegos actuales es ya una obligación para poder hacer lo que nos gusta, que no es otra cosa que jugar.

En busca del control total

Si ahora todo esto nos puede parecer malo, peor será cuando la Nube se convierta en algo todavía más habitual o incluso en la única opción para jugar a videojuegos. El control será absoluto y los usuarios solo podremos jugar a lo que se nos permita y durante el tiempo que ellos quieran. En momentos concretos quitarán, como ya ha sucedido, determinados juegos a su antojo, que no será posible adquirir aunque ya hayamos pagado por ellos puesto que lo que realmente habremos "comprado" no serán los juegos en sí sino el derecho a usarlos. Naturalmente, esto no ocurrirá de la noche a la mañana sino que, como ahora, se irán dando pasos cortos y pausados para que la gente lo digiera poco a poco, casi sin darse cuenta y acabe de esa forma aceptándolo tal y cómo se ha logrado hacer con los DLC, los pases de temporada, los parches, las actualizaciones de primer día y tantas otras cosas que son el pan de cada día de una industria que muy poco se parece ya a la que conocimos y disfrutamos los que tenemos cierta edad.

¿Imaginación, especulación sin fundamento o una rotunda realidad? Visto lo visto hasta la fecha, yo apostaría sin dudarlo por la última opción porque jamás en la breve historia de los videojuegos han tenido las compañías semejantes posibilidades de control al alcance de su mano, y no las van a dejar escapar.


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