Revista Educación

En defensa de la Renta Básica Universal

Por Borradelblog

Como probablemente sepas, una de las propuestas estrella de Podemos es la Renta Básica Universal. Y tal vez te sorprenda saber que yo estoy de acuerdo con ella. Con algunas salvedades que probablemente hagan “mi” renta básica universal muy diferente de la de Podemos, pero estoy de acuerdo. Y sí, sigo siendo un perverso liberal, anarcocapitalista por más señas, no me he vuelto progresista ni de izquierdas ni bolivariano ni comunista ni nada de eso.

He pensado que podría ser interesante explicar aquí mi postura, porque tiene bastante que ver con el emprendimiento y el diseño de estilos de vida (o como quiera que se traduzca eso de lifestyle design).

¿Qué es la renta básica universal?
Se trata de que el estado entrega una cantidad de dinero mensual a todos los ciudadanos, sin excepción, solo por el hecho de serlo (de ahí lo de “universal”). Esta renta la recibiría tanto Amancio Ortega como un jornalero de Jaén, y ambos recibirían la misma cantidad. En esto se distingue de otras iniciativas como las rentas básicas de inserción, que se dan solo a las personas que no tienen un nivel mínimo de ingresos.

Hay distintas alternativas respecto a los menores de edad, que pueden recibir una renta igual, una renta disminuida o ninguna renta en absoluto.

Cómo se gestionan las ayudas ahora
Sé que una RBU va en contra del principio de que la riqueza se genera cuando una persona crea valor y otra persona le entrega dinero a cambio. Aquí se está entregando dinero a personas que no aportan ningún valor.

Lo que sucede es que no vivimos en una sociedad en la que todo el que puede genera valor y solo unos pocos que realmente tienen dificultad para generarlo se ven obligados a vivir de la caridad. Más bien hay un gran número de personas que reciben rentas en función de su edad (jubilados), otras reciben ayudas por circunstancias como estar parado, otras reciben ayudas que podríamos llamar “redistributivas” (para compensar unos ingresos escasos o una situación personal penosa) y finalmente un gran número de personas reciben ayudas por comportarse como la administración quiere (invertir de determinada manera, comprar o alquilar según qué casas, donar a determinadas entidades…).

Más aún: el requisito para recibir muchas de estas ayudas es no tener ingresos, o tener unos ingresos pequeños, por debajo de un máximo. No es difícil ver que el efecto real de todo este sistema no es aliviar una situación transitoria que desaparece cuando la persona ayudada vuelve a conseguir un trabajo “decente”. Si todo lo que puede conseguir una persona que recibe estas ayudas son trabajos precarios, temporales o mal pagados, su situación trabajando será peor que la situación de “persona ayudada”, con lo que optará por seguir percibiendo esas ayudas mientras pueda hacerlo.

Por poner un ejemplo, si una persona recibe el subsidio de desempleo y encuentra un trabajo a tiempo parcial por el que le pagan 500€ al mes, no tiene mucho incentivo para trabajar, puesto que pierde los 426€ que ahora está recibiendo por no trabajar.

Dicho llanamente: la situación actual de “te ayudamos mientras seas pobre” induce a seguir siendo pobre.

Pero hay más: en demasiadas ocasiones, las ayudas no las recibe quien más las merece, sino quien es más hábil. Una vez que te acostumbras a que tu fuente de ingresos sea el estado, y descubres que hay decenas de organismos dispuestos a ayudar a los débiles, no es difícil ver que tienes más ventajas analizando los criterios de las ayudas y “agradando” a ese estado que buscando trabajo en el mercado.

Y es que nuestra administración multinivel, plagada además de institutos, organismos autónomos y entes varios, produce una sorprendente cantidad y variedad de ayudas. Por ser mujer, por ser madre soltera, por no tener un nivel determinado de renta, por ser huérfano, por ser viuda, por ser discapacitado, por ser familia numerosa, por ser joven, por ser viejo, por ser estudiante, por estar en paro, por hacer deporte, por tener un hijo, por adoptar un hijo, por llevar a tu bebé a la guardería, por llevar a tu hijo a clases de inglés, por donar tu dinero a determinadas instituciones, por invertir en una startup, por comprar una casa, por comprar una casa en un pueblo, por alquilar una casa, por cuidar a un familiar dependiente… las posibilidades son tan inabarcables como los granos de arena de una playa.

Un problema añadido es que entregar estas ayudas tiene su coste. Hay que publicarlas, recibir las solicitudes, verificar que el que la solicita tiene derecho a ella, comprobar que no se entregan a quien no tiene derecho, reclamar las entregadas indebidamente, responder a los que piensan que tenían derecho a ellas y no las han recibido… Todo esto tiene su coste y es un proceso en el que se cometen errores por exceso y por defecto (entregando ayudas a quien no las merece y negándoselas a quien las necesita).

Ventajas de la Renta Básica Universal
La RBU reduce drásticamente la burocracia

Puesto que no hay que hacer más comprobación para entregar la renta que verificar que el receptor es ciudadano español, se eliminan las tareas de verificación, inspección, atención a reclamaciones, etc. El coste de la administración se vería reducido en gran medida (no inmediatamente por la imposibilidad de despedir a los funcionarios, pero las personas que realizan ahora estas tareas podrían ocuparse de otras).

La RBU no disuade de trabajar

Dado que la percepción de la RBU no está ligada a “ser pobre”, nada te impide aceptar una propuesta de trabajo, aunque sea temporal o parcial. Si la propuesta te resulta interesante, los ingresos que obtengas de ella se suman a la RBU, así que si quieres mejorar tus condiciones de vida puedes hacerlo sin miedo a perder la ayuda.

La RBU podría reducir la economía sumergida

Una de las críticas que se le hace a la propuesta de Podemos es que plantea sacar el dinero para la RBU de una “reducción del fraude fiscal”. Aunque ciertamente es ingenuo pensar que se puede ser más eficiente en la lucha contra el fraude fiscal con mejores inspecciones, lo cierto es que la RBU puede reducir una de las causas de la economía sumergida.

Como hemos dicho, para muchos perceptores de ayudas hacer un trabajo puntual o limitado es muy complicado o puede suponer el fin de esas ayudas. Al final, o desistes de la idea o lo haces “en negro”. Si la RBU te permite hacer estas “chapuzas” legalmente (por tu cuenta o contratado por otro), estarás más dispuesto a trabajar, a declarar esos ingresos y a pagar los impuestos correspondientes.

La RBU dinamiza el mercado laboral

Y es que una RBU significa la desaparición del salario mínimo interprofesional. Seguro que los proponentes de la RBU de izquierda no estarán de acuerdo con ello, pero es así.

Veamos: el argumento actual para defender un salario mínimo es que de no existir este los empresarios pagarían una miseria que el trabajador se vería obligado a aceptar a falta de una alternativa mejor con la que ganarse el pan. Pero una RBU significa que a nadie le va a faltar el pan. El que decide trabajar es porque quiere algo más que el ingreso de la RBU. El empresario no puede explotar al débil, ni jugar con su hambre, ni ofrecerle un trabajo con condiciones abusivas, porque todas las personas tienen garantizado unos ingresos mínimos. Con la RBU solo trabajas si llegas a un acuerdo con el empresario que sea ventajoso para las dos partes.

Probablemente, una RBU supondría muchos más trabajos “complementarios”: de fin de semana, de temporada, a tiempo parcial… Muchas personas estarían satisfechas complementando su RBU con unos pocos cientos de euros a cambio de unas pocas horas de trabajo. Los empresarios podrían adaptar mejor su plantilla a sus circunstancias al tener más oferta de personas dispuestas a aceptar estos trabajos que ahora son difíciles de ajustar.

La RBU reduce los costes laborales

Otra de las consecuencias sería la desaparición de la indemnización por despido. De nuevo, no espero que los amigos de Podemos estén de acuerdo, pero como en el caso del SMI es la conclusión lógica de la existencia de una RBU. La indemnización por despido tiene como finalidad facilitar la vida al empleado despedido mientras encuentra un nuevo trabajo. Pero si todas las personas tienen garantizado un nivel mínimo de ingresos, independientemente del tiempo que pase hasta que encuentren un nuevo empleo, esa indemnización pierde su razón de ser.

Otra cosa es que pueda haber acuerdos privados entre empresario y empleado, y que haya empleados que exijan una indemnización por despido como parte de su contrato. Y seguro que muchos contratos incluirían cláusulas de este tipo. Pero probablemente a otros trabajadores les bastaría con el “colchón” de la RBU y preferirían negociar sueldos mejores sin cláusulas de despido.

La RBU da una solución al problema de la productividad de personas poco cualificadas

Nuestra sociedad cada vez tiene menos oferta de trabajos repetitivos, que requieran simplemente fuerza física, capacidad de concentración y obediencia fiel. El trabajador medio en Estados Unidos es ahora cuatro veces más productivo que en 1948, y este incremento de la productividad se produce fundamentalmente porque el trabajo que antes hacían las personas ahora lo hacen las máquinas. Si a la mecanización y automatización sumamos la globalización que hace que sea más económico fabricar fuera, nos encontramos con una capa creciente de trabajadores que no están preparados (y posiblemente no lo estarán nunca) para aportar valor con su trabajo como lo hacían antes.

Y no me refiero solo a agricultores o operarios de fábricas. Lo mismo está empezando a pasar con trabajadores “de cuello blanco” con trabajos fácilmente automatizables.

No creo que los trabajos desaparezcan para siempre. Estamos en un cambio de modelo, saliendo de un mundo en el que fabricar cosas era costoso y por tanto poseerlas era deseable, a otro en el que las “cosas” son fungibles y lo que se valoran son las experiencias. Y sin duda surgirán nuevos trabajos en la economía de las experiencias y de la optimización de recursos compartidos.

Pero mientras se produce este cambio, la RBU permite sobrevivir a aquellos a los que les cueste más adaptarse. Es más, la RBU permitirá adaptarse mejor a esta nueva realidad a personas que estén liberadas de la presión de generar unos ingresos mínimos mensuales.

La RBU reduce las consecuencias negativas de la pobreza

No ignoro que la pobreza tiene consecuencias negativas. Y no hace falta hablar de casos extremos como alcoholismo, abandonos del hogar, delincuencia, etc. Un estudio reciente mostró que las personas en situación de pobreza ven disminuidas sus capacidades cognitivas. Es decir, que por sí solo, el hecho de ser pobre te lleva a tomar malas decisiones. Lo que tiene su lógica, al fin y al cabo no saber cómo atender las necesidades de tu familia no creo que te permita dormir plácidamente por las noches y tomar decisiones bien meditadas y sopesadas.

Unos ingresos mínimos garantizados reducirían la presión en muchas personas, les permitirían tomar mejores decisiones, y reducirían la necesidad de asistencia a las víctimas de esas malas decisiones (alcoholismo, drogas, violencia, delincuencia, etc.)

Pero la RBU desincentiva el trabajar
Ya hemos visto que la situación actual sí desincentiva el trabajo, porque trabajar supone la pérdida de la ayuda. Pero no tenemos que hacer supuestos: hubo un experimento de RBU en Dauphin, una pequeña población de Canadá en los años 70, así que podemos ver qué sucedió allí con los trabajadores.

Y el hecho es que solo dos segmentos de población redujeron su ocupación: las madres de hijos recién nacidos, que optaron por quedarse en casa cuidando de sus bebés, y los jóvenes que prefirieron seguir estudiando a buscar un trabajo con el que ayudar a sus familias. El resto de personas siguió trabajando, aunque se volvió más selectivo con las ofertas de empleo que aceptaba (como os comentaba más arriba).

De modo que en la realidad la RBU no desincentiva el trabajo, salvo en casos en los que cabe pensar que realmente la persona que deja de trabajar es más productiva para la sociedad invirtiendo en su propio futuro o en el de su bebé.

Pero la RBU produce vagos que no se respetarán a sí mismos
Esta es también una objeción frecuente: el trabajo dignifica, ser útil es una necesidad básica del ser humano, y son frecuentes los casos de alcoholismo o drogadicción en poblaciones fuertemente subvencionadas. La renta básica universal produciría una generación de nihilistas alcohólicos y drogodependientes sin educación ni experiencia laboral.

Esta objeción solo tiene sentido si creemos que con una renta básica “los vagos” dejarían de trabajar. Pero ya hemos visto (con datos, no con prejuicios) que la gente no deja de trabajar por recibir una RBU. Y hemos visto que en realidad la RBU elimina la barrera de entrada del “todo o nada” al mundo laboral. Al facilitar la incorporación a trabajos ocasionales o de pocas horas, en realidad permite que más personas trabajen (y por tanto se sientan útiles) el menos unas horas al mes.

Tenemos ahora una situación en la que hay regiones que superan el 60% de paro juvenil, de modo que no creo que estemos en condiciones de rechazar la RBU porque produce “vagos que en lugar de trabajar beben y se drogan”.

Todo esto está muy bien, pero no hay dinero para pagarlo
Hay quien ha hecho cuentas de lo que costaría implantar la RBU en España, por ejemplo Juan Ramón Rallo y estado limitado, y no le salen. Estado limitado consigue pagar 400€ al mes a cambio de reducir las pensiones y las prestaciones por desempleo a ese nivel. Y Rallo necesita 200.000 millones de euros para pagar una RBU de 8.114 euros al año (el umbral de la pobreza nacional), lo que supondría duplicar la presión fiscal o prescindir de la sanidad y la educación públicas.

Por el lado contrario, los defensores de la RBU en España manejan un estudio realizado en Cataluña hace una década por Daniel Raventós y actualizado con datos de 2010. Según este estudio, en Cataluña se podría implantar una RBU de 7.968 euros para los adultos y 1.594 para los menores con tres medidas:

Implantando un tipo único de IRPF del 49,58% (con tipo 0 para la RBU). El que cobra solo la RBU paga 0, los demás pagan el 49,58% del resto de los ingresos.
Eliminando todas las ayudas y exenciones fiscales por debajo de la RBU (por ejemplo, si cobras una pensión de 1.000€ y la RBU es de 500, pasas a cobrar una pensión de 500€ además de la RBU, con lo que el resultado neto es el mismo).
Consiguiendo 1.697 millones de euros adicionales de reducción del fraude fiscal y subidas de impuestos propuestas por Gestha.
Personalmente creo que cualquier propuesta que requiera una subida significativa de impuestos está condenada al fracaso. Por mucho que se empeñen Podemos y sus amigos, aquí no hay un problema de “ricos codiciosos que ocultan sus ingresos al fisco”. De hecho, en el artículo que he enlazado se comete el error frecuentísimo de confundir “rico” con “persona que tiene ingresos altos”. Ambos hechos pueden estar relacionados, pero una persona puede ser “rica” (tener muchos bienes) y a la vez tener ingresos anuales modestos (por ejemplo, porque prefiere reinvertir y no retirar la mayor parte de los beneficios que le producen esos bienes).

No dudo de que haya individuos o empresas que defraudan a Hacienda, pero la cantidad de dinero que se conseguiría “cazándoles” es irrisoria respecto a lo que se necesita recaudar. Y la modificación del IRPF que proponen, que supondría una subida brutal para los mayores perceptores de IRPF (recordemos, no los más ricos, sino los que más cobran: directivos, profesionales liberales, altos funcionarios como jueces o catedráticos, etc.), provocaría lo mismo que en otros países en los que se han producido subidas similares: fuga a otros países más favorables de los que puedan hacerlo, y disminución del esfuerzo (y por tanto de la cantidad a cotizar) por parte de otros. Yo soy partidario del tipo único para el IRPF, pero creo que para ser viable (no provocar fraude o elusión) debería ser muy inferior.

Y esto sin entrar en el hecho de que Cataluña no es precisamente la región más pobre de España. Si en Cataluña es complicado poner en marcha la RBU, casi mejor no analizar Andalucía o Extremadura.

¿Abandonamos entonces la idea como algo deseable pero impracticable?

Yo creo que merecería la pena considerar con detalle cuánto costaría implantar una RBU aunque fuera de 400€ (algo más de la mitad de la que consideran Rallo y Raventós). Esos 400€ no dan para vivir de manera independiente en una gran ciudad (ni en una pequeña) pero sí pueden bastar para subsistir compartiendo vivienda en una localidad pequeña. Y quien aspirase a algo más sería libre para complementar este ingreso.

Respecto a los costes, es cierto que Raventós y compañía pecan de ingenuos, pero Rallo y los suyos parten de un a priori en el que no consideran los efectos positivos:

Reducción del coste de la administración. Suponiendo (y es mucho suponer) que nuestra administración es tan eficiente que sólo supone un coste adicional del 10% respecto al dinero gestionado, la RBU supondría ahorrar una gran parte de ese coste de gestión.
Reducción de las ayudas “caciquiles”. Y cuando digo caciquiles, me refiero a todas las administraciones. Cambiar la idea de que el político concede graciosamente ayudas porque se preocupa por la gente por una idea de “soy ciudadano y tengo derecho a una RBU que el político no puede manejar a su antojo” es necesario y conveniente. Dado que ahora el político tiene todos los incentivos para generar todas las ayudas discrecionales que se le ocurran, la desaparición de estos incentivos supondría una disminución de gastos.
Desaparición de los “presupuestívoros” que viven de conocer los entresijos de las ayudas. Cuando Rallo y compañía sostienen que la RBU es injusta porque entrega dinero a personas que no generan valor, olvida que ahora se entrega más dinero a menos personas que dedican su esfuerzo no a generar valor sino a maximizar las ayudas recibidas.
Estimulación de la actividad económica. No creo que redistribuir el dinero genere ningún beneficio como sostiene Raventós (más bien al contrario). Pero como hemos comentado, la RBU, dado que no penaliza realizar trabajos esporádicos o a tiempo parcial, supondría un aumento la actividad económica. Y al facilitar la generación y el afloramiento (declaración) de estos ingresos adicionales, podemos encontrarnos con que financiar la RBU es más sencillo de lo que calculamos a priori.
Y además habría que tener en cuenta los efectos positivos no económicos:

Aumento de la responsabilidad individual. Al desaparecer tanto las ayudas ajenas a la RBU como los incentivos perversos para “seguir siendo pobre”, quien quiera tener ingresos por encima de la RBU sabe que no tiene más alternativa que trabajar para conseguirlos.
Disminución de la influencia de los políticos en los estilos de vida. Al ser la RBU igual para todos, no cabe favorecer a tu grupo social favorito concediendo ayudas dirigidas, sean para educación privada como hace el PP en Madrid o sean para operaciones de cambio de sexo como hace el PSOE en Andalucía.
Flexibilidad laboral. Al aumentar la capacidad de negociación de los trabajadores más débiles (que con la RBU pueden sobrevivir sin aceptar trabajos “en negro” o mal pagados) se reduce la necesidad de “protegerlos” con medidas inflexibles que en la práctica los expulsan del mercado laboral.
Mayor facilidad para el emprendimiento. No lo he comentado antes, pero sin duda uno de los resultados de la RBU sería que más personas se decidirían a crear un negocio. Primero por la seguridad de saber que si sale mal siempre pueden contar con unos ingresos garantizados. Y segundo porque la RBU puede liberarles de la necesidad de trabajar para otros cuando su negocio todavía no genera ingresos suficientes.
Más actividad creativa y cultural. Puestos a imaginar un país de vagos que no harían más que drogarse y ver la televisión, como hacen muchos detractores de la RBU sin base alguna, yo prefiero (también sin base alguna) imaginarme un país en el que más personas se dedicarían a actividades creativas y culturales. Lo que no sé es si esto a la larga sería bueno o acabaríamos hartos de escritores incomprendidos, videoartistas conceptuales y profesores de ciencias orientales esotéricas.
La Renta Básica Universal en 2025
Si has tenido la paciencia de leer hasta aquí, tengo algo más que decirte. Todo lo que he escrito está planteado para la sociedad de España en 2015. Pero resulta que (por si no te habías enterado) estamos en un cambio de sistema al menos tan radical como el que supuso la revolución industrial. Y eso hace que si la RBU es deseable ahora, vaya a serlo mucho más en el futuro. Es más, creo que no solo será deseable, sino que será inevitable.

http://desencadenado.com/2014/07/en-defensa-de-la-renta-basica-universal.html


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