No hay nadie más antipragmático que una persona práctica que, a base de 'poner manos a la obra' termina multiplicando los problemas en los que se mete y en los que mete a los demás al no poder afrontar de manera inteligente incluso aquellas tareas medianamente complejas.
Un artículo en el blog de Francis the Mule me gustó mucho, quizá no por su contenido, es decir, es una noticia científica típica, si es que hay tal cosa. Pero hubo algo que me gustó mucho más:
Lo que más me gustó de este post es que ha sucedido algo que me sucede con frecuencia, y es que es muy común encontrarse con una persona que se hace llamar muy práctica, que dice no necesitar saber nada y que dice preocuparse por los asuntos más inmediatos de la (mísera) vida cotidiana
En el artículo se dice algo que me resulta difícil de digerir. “si hay materia, hay anti materia”. Y, además, un anti universo, anti vida, etc. Pues bien, el asunto me parece casi irrelevante. Si existiera todo eso me parece que estaría fuera de nuestro alcance. Por lo menos en lo que se refiere a la vida cotidiana. Tal vez, haya algo que con ciertos aparatos pueda dar pábulo a semejantes teorías. Pero, personalmente, no me afectan. Mis preocupaciones van más del lado de lo que pasa en este nuestro planeta. Energía. Qué es un tema complejo. Cambio climático. Calentamiento global. Crecimiento poblacional y alimentación. [La búsqueda del antiuniverso desde la Estación Espacial Internacional]
Decía el caballero en cuestión, pasando por alto el hecho de que combinar materia y antimateria trae como resultado grandes cantidades de energía pura, es decir, una solución tentativa a los problemas que tanto le preocupan, esos problemas tan suyos, tan inmediatos, tan cotidianos...
He encontrado durante mi estancia en este mundo que las personas que se autocalifican como prácticas, y que desprecian de esta manera la reflexión, el pensamiento y el entendimiento son las personas menos prácticas que hay y suelen ser, simplemente, filisteos que no buscan la simplicidad verdadera sino una manera larga y tortuosa de resolver los problemas, de los cuales posiblemente ya se habrían desecho de estar un poco más dispuestos a detenerse a pensar un rato... Esto me lleva a la idea del pragmatismo.
La primera vez que escuché la palabra pragmático no fue de parte de ningún hombre que se consideraría práctico en el más vulgar y común de los sentidos, sino de un hombre religioso, y no de cualquier religión, sino de una muy habituada a la reflexión o mejor, a la meditación profunda y prolongada; es decir, no un hombre que primero dispare y luego pregunte como los héroes que forzamos a las mentes de los niños de hoy.
Este hombre dijo, en cierto momento, -'voy a ser un poco pragmático en este punto'... y corrí a buscar un diccionario; por supuesto, esta era una etapa pre-internet de mi vida, así que tomé un viejo diccionario que utilizaba en los estudios (por entonces cursaba yo la secundaria) y buscando la palabreja me encuentro con algo como:
Escuela filosófica que propone que el hombre es un ser de acción más que de reflexión.
Me encontraba digiriendo el significado, no sabía cómo era posible un sistema filosófico que propusiera tal cosa como abandonar la reflexión, qué tipo de filosofías surgirían de allí!.
Con el tiempo comprendí que no terminaba de entender lo que realmente significa ser pragmático, y la clave reside, como muchos de los lectores habrán adivinado ya, en que un verdadero pragmático sabe cuando es momento de sentarse a pensar antes de pasar a la acción, cuando es momento de calcular antes de dar el primer paso, y así, con un poco de práctica, habilidad y suerte; se podrá llevar a cabo la parte práctica con más eficiencia y eficacia.
En síntesis, no olvides que allí donde una persona se pone 'manos a la obra' y hace un trabajo de la manera típica en 10 horas, tú podrías sentarte a pensar media hora y luego terminar el trabajo en tres horas más. Cuál de estos dos hombres es el verdaderamente pragmático?
-- Soffus