Revista Opinión

En defensa del sufragio universal

Publicado el 12 mayo 2013 por Vigilis @vigilis
Quiero pensar que por sana provocación retórica hay quien defiende el sufragio censitario. Esto nos invita a pensar por qué el sufragio universal es la mejor forma de elegir representantes en un cuerpo político. Solamente a algún tipo de demente no le gusta participar en la toma de decisiones sobre asuntos públicos que le afectan. O a gente que pasa de todo y es carne de esclavitud. En general, un sufragio universal no obligatorio contenta a quienes no están locos y a quienes pasan de votar pero pueden cambiar de opinión.
En defensa del sufragio universal
En primer lugar, no diré por qué es malo el sufragio censitario, sino por qué es bueno el sufragio universal. En segundo lugar, hablaré de por qué la defensa del sufragio censitario es una defensa débil o un argumento débil, particular y que depende de por dónde sopla el viento y que eso no tiene sentido, ya que hay cosas muy serias que conviene no dejar a la aleatoriedad.
Por qué es deseable el sufragio universal
La sociedad política moderna ha buscado diferentes formas de gobernarse. Un gran problema al que se enfrenta cualquier cuerpo político es el que atañe a la legitimidad del gobernante. ¿Con qué apoyo cuenta un gobernante? ¿Qué grado de libertad cede el gobernado? ¿Quiénes pueden ser los gobernantes? ¿Hay que elegirlos o no? El sufragio universal hace que todos los ciudadanos sean electores y elegibles. Quien tiene derecho a voto, también puede presentarse. Eso hace que cualquier miembro de una minoría pueda actuar de portavoz en los asuntos públicos. Existen categorías como para afirmar que todos somos miembros de minorías, por lo tanto, existe una primera barrera a la discriminación.
A finales del siglo XIX, cuando los liberales todavía pintaban algo en España, se discutía sobre el sufragio censitario. Los conservadores defendían el sufragio censitario ya que veían en la expansión del derecho a voto una amenaza al derecho a la propiedad privada. Esgrimían que la muchedumbre, analfabeta y animalizada se lanzaría a votar a comunistas y vegetarianos y Occidente se derrumbaría. Esta visión hoy nos parece torpe porque sabemos que la legitimidad del sistema no sólo procede del número de votantes, sino de leyes que protejan a las minorías y a ciertos derechos humanos básicos como son el derecho a la propiedad privada y a la libre difusión del pensamiento. Por lo tanto, es el principio liberal de la limitación del poder público lo que nos salva de la oclocracia.
En defensa del sufragio universal
Para que todos podamos llegar, al menos en teoría, a presidir el país, todos debemos poder votar. Quitar el voto a una parte del país (que el voto cueste dinero es la más clásica forma de quitar derecho al voto), significa que esa parte del país ya no va a poder participar en los asuntos que le afectan. No hay que ser el lápiz más afilado del lapicero para llegar a la conclusión de que un gobierno tiene la capacidad de afectar a la vida de personas que viven de espaldas a él. Y los gobiernos están formados por personas con intereses. Si quieres hacer una carretera y puedes elegir a quién expropiar, expropiarás al idiota que no puede "llamar a su congresista". Es de cajón. Unos añitos con esta dinámica y más te vale que las fuerzas armadas tengan voto obligatorio porque gobernando de esta forma tienes todas las papeletas de acabar colgado de un pino. Bueno, el gobierno censitario puede deshacer las fuerzas armadas y proteger sus intereses pagando a un ejército mercenario. Duraría un poco más, pero resultaría demasiado caro.
Y es que para afectar a la vida de las personas, estas personas deben dar cierto permiso. Sí, son innumerables los casos en que un gobierno perjudica a parte de la población, pero precisamente existen leyes para que eso no se pueda hacer adrede. Además, en las siguientes elecciones, los perjudicados pueden tomarse la revancha, así que los gobernantes tienen nuevamente barreras que les impiden hacer el cafre. La gente puede ser muy vengativa.
El gobierno de un país es un sistema complejo
Cada vez que a las cuatro de la mañana de un sábado le tengo que explicar a un ciudadano preocupado por qué no existen fórmulas mágicas que contenten a todos y que hay que aguantarse o bien involucrarse en la toma de decisiones. El ciudadano preocupado —de uno u otro signo— siempre me dice que la gente es idiota y que no entiende por qué un idiota va a poder votar igual que él, que es muy listo o que paga más impuestos o que su equipo ha ganado la liga (razones que aduce para arrogarse un mayor derecho político que el yonki de la esquina).
En defensa del sufragio universal
El sufragio universal es un sistema complejo igual que lo es el mercado. Individualmente, cada agente va a su rollo y eso parece el caos, pero en la práctica, haciendo zoom out, la cosa parece funcionar. Un sistema complejo da como resultado (salida) más que la suma de sus partes constituyentes (entradas). En general, el sufragio universal evita que la sangre llegue al río y por cada yonki de la esquina que vota a los cienciólogos o a Izquierda Unida, hay siete fulanos que votan al cacique local que no va a meterse con las cosas de comer. Es más, aunque los yonkis de la esquina ganaran en votos, no podrían gobernar en contra de la voluntad de la gente que no les ha votado. No al menos durante mucho tiempo. Sustituid «yonki de la esquina» por «persona que paga muchos impuestos».
El sufragio censitario siempre tiene una defensa débil
El quid de la cuestión está en decir que quienes más aportan al estado deben tener más capacidad de decidir lo que hace el estado. Como si el estado fuera una sociedad anónima. Está claro que un estado no es ni puede ser una sociedad anónima. Aunque solo sea por el pequeño detalle de que afecta a millones de no accionistas. El caso es que se toma la riqueza personal como indicador del peso en las decisiones públicas. Bien, pero este indicador es aleatorio. ¿Por qué ese y no otro? Se me ocurre por ejemplo la posibilidad de que tengan más peso político aquellos que no cuestan dinero al estado, así habría un estímulo a que el estado gastara menos. ¿Para quiénes están hechas las universidades públicas? ¿Para quiénes están hechos esos aeropuertos y líneas del AVE? ¿Para quién está la CNMV? Para los ricos. Entonces que los ricos no voten.
Sí, es algo absurdo, ya que se trata de poner un criterio aleatorio. Es el mismo criterio que dice que la gente que pasa por un colegio público es la que puede votar. Es incluso un criterio peor que este, ya que la gente puede dejar de ser rica y por lo tanto perder su derecho a voto. ¿Qué ocurre cuando en el país acaba votando una persona? ¿Nos la comemos al pil-pil? ¿Por qué un tipo que vive de su granja, intercambiando productos con sus vecinos no va a poder votar? ¿Es más "pobre" que otros? ¿Cómo cuantificar "ser pobre" en sentido universal?
En defensa del sufragio universal
La historia del sufragio siempre ha ido de menos gente votando a más y muy probablemente veremos en el futuro rebajarse la edad del derecho al voto. Espero que no mucho, ya que eso significaría estatuas gigantescas de Bob Esponja.
Más:
Que hable el profesor:


Volver a la Portada de Logo Paperblog