Revista Coaching

En desacuerdo a estar de acuerdo…

Por Cynthiazuniga4

Y de acuerdo a estar en desacuerdo. Desde pequeña sentía una inclinación a llevar un poco la contraria en todo momento y sobre todo con las personas de más confianza, seguro para muchos era así. Si todos pedían hamburguesas para comer yo quería otra cosa (todo menos una hamburguesa) y no porque no me gustaran sino porque me gustaba contrariar a mis papás y hermano. Era así en casa porque fuera de casa era tan tímida que no me atrevía a decir no. Ahora que tengo un hijo especialista en llevarme la contraria me enoja y da risa a la vez porque es exactamente lo que yo hacía con la diferencia que tuve unos padres mucho más nobles que yo. Amo a mi hijo pero a veces me saca de mi esquema, lo cual es bueno en cierta forma porque me enseña mucho cada día.

A medida que pasan los años muchos de nosotros nos volvemos más exigentes en todo el sentido de la palabra. Exigentes con nosotros mismos y con los demás. Pasé de ser niña extremadamente tímida a estudiante de la Universidad Estatal en donde la mayoría de profesores nos motivaban a cuestionar todo. Me ayudó mucho empezar a escuchar a personas que analizaban la vida con un sentido crítico y me parecía muy interesante. Aún así tuve otra década tratando de complacer a muchas personas. Lo bueno es que en las decisiones más importantes si tomé en cuenta mi opinión y no me dejé llevar por lo que otros decían o querían para mí. Y allí viene el punto que más me motiva a escribir de manera apasionada (me irrita). No comprendo cómo adultos quieren o pretender manipular las vidas de otros adultos por medio de círculos sociales, de iglesia, familiares, etc.

Antes contaba mucho de lo que me pasaba, pero demasiado diría yo…ahora ya lo cuento menos. O por lo menos trato de contarlo a las personas adecuadas. Tengo una amiga con quien realizamos psicoanálisis de nuestras vidas cada ciertos meses lo cual nos ayuda no solamente a quejarnos como locas (aunque lo hacemos), sino también a identificar los problemas y definir qué podemos hacer para resolverlos. Pero ella respeta mi opinión y punto de vista sobre los temas y yo la respeto a ella aunque no esté de acuerdo. Y nos disponemos a estar de acuerdo a estar en desacuerdo. Es simplemente liberador. ¿Porqué nos resulta tan difícil comprender y respetar a otra persona cuando no está de acuerdo con nuestro punto de vista? Fácil: no es nuestro problema. Tener tiempo para hablar de ello con alguien más solamente revela lo poco importante que tenemos que hacer con nuestra vida que nos queda tiempo para opinar sobre la vida, el carro, los hijos, la casa, la carrera, etc… de alguien más. Y todos lo hacemos. ¡Pero no es nuestro problema!

Investigando un poco de mi historia familiar me encuentro con algunos personajes (abuelos) muy interesantes que siempre dijeron lo que pensaban, que generalmente no estaban de acuerdo con la mayoría por eso siempre digo: ¿Y así esperan que yo sea normal? (Diría el sabio meme: Si ya saben cómo soy para qué me invitan o en mi caso para qué me preguntan). Lo más maravilloso que me ha pasado en la vida (aparte del núcleo familiar y encontrar lo que me gusta hacer) ha sido cuestionarme algunas cosas y contar con esas personas que me han retado directa o indirectamente a cuestionarlas. Y conforme pasa el tiempo ya no estamos dispuestos a sacrificar lo importante porque ya identificamos qué es lo importante y simplificamos nuestra vida a lo más básico: 1.Los que amamos. 2.Lo que amamos hacer. 3.A dónde queremos llegar junto a los que amamos haciendo lo que más nos gusta. Si lo básico ya es muy enredado ¿Para qué enredarlo más?

Estoy escribiendo un documento y relata algunas historias que parecieran de terror porque tratan de humanos queriendo controlar a otros humanos, adultos queriendo controlar adultos…¿y no es ese el problema de siempre? En la política, en la sociedad, en las familias, en las iglesias, en todas partes. Si respetáramos pero en realidad respetáramos a los otros no trataríamos incansablemente de convencerlos a que sean como nosotros porque es una actitud egoísta y todos tendemos a ser así de egoístas. Queremos que nuestros hijos sean como nosotros (aunque a veces da miedo pensarlo). Pero si el hijo de los abogados quiere ser artista es una tragedia en la vida. Si el hijo de los artistas quiere ser médico es extraño por ser así. Cuando yo decidí que iba a estudiar Diseño Gráfico alguien me dijo: ¨Mejor estudia medicina, Diseño Gráfico…¿Qué es eso? esa carrera es de estar jugando. ¨Si claro, porque no fue una carrera que floreciera y aportara nada al futuro audiovisual e interactivo en el que vivimos¨ (dije en tono sarcástico).

Cada vez que me recuerdo analizo que si a mi no me gusta que me investiguen mejor yo no investigo a los demás, si no me gusta que me pregunten hasta de qué forma y lado duermen mis hijos entonces no pregunto nada. ¡Porque no es mi problema! Si quiero a alguien lo mejor que puedo hacer es respetar. Es tan odioso que le den a uno un consejo en plena vía pública alguien que ni conocemos, si caen mal los consejos de los conocidos…los de los desconocidos son una bomba biliar. A mí me cuesta hacerlo porque la tendencia es a meter nuestras narices en todo. Si alguien nos pide un consejo entonces es diferente porque podremos meter las narices con autorización. 

Al final si sabemos a quiénes amamos y que nos aman lo suficiente para darnos ese espacio seguro para a veces estar en silencio, sabemos qué nos gusta hacer en la vida y a dónde queremos llegar (en el sentido filosófico) entonces será necesario hacer callar esas voces que solo generan contaminación auditiva. Y no ser de esas voces nosotros mismos porque ¡No es nuestro problema!


En desacuerdo a estar de acuerdo…

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