“Diciembre” quiere decir “décimo”… ¿Por qué se llama “Diciembre” al doceavo mes del año, entonces?
Pues resulta que la organización del tiempo en un calendario que comenzaba en marzo, traía desorden y caos en el mundo, y hubo que hacer ajustes, poner cada cosa en su lugar…hacer un cambio.
¿Lo vemos desde el Coaching?
¿Está tu propio Diciembre ordenado para que tu mundo gire de acuerdo a lo que querés para vos?
¿Qué observás en él que de modificarlo te haría sentir mejor?
¿Estás dispuesto a hacer ese cambio?
Para mí, Diciembre no es sólo el último mes del año. Para mí es un final que me conecta con un principio y en ese final, la emoción primera e importante que me surge es el RECONOCIMIENTO. Reconocimiento por estar viviéndolo, porque estar viva me abre un inmenso campo de posibilidades.
Y para vos, ¿qué es?
Cada vez que decís “DICIEMBRE” ¿qué te pasa?
¿Qué emoción se te despierta?
¿Qué recordás?
¿Qué ganas sentís?
¿Qué quisieras que pase en Diciembre?
¿Es el final del año o el umbral del principio del otro?
¿Te apareció la idea de “EMPEZAR”?
¿Porque terminaste algo? ¿Porque deseas algo? ¿Porque querés CAMBIAR algo?
En cualquier caso, EMPEZAR es imprescindible, si no, no se llega…luego CONTINUAR…para FINALIZAR. Y así sucesivamente ¿verdad?
¡Uf! ¡Qué cansancio!
¿¿¿Cómo lo desarticulamos???
¡RECONOCIMIENTO es la respuesta!
Los que trabajan hasta agotar sus fuerzas, no tienen tiempo de disfrutar su trabajo.
Reconocer y reconocerte te lleva a re-encontrarte con vos mismo y generar la energía para empezar, continuar y finalizar.
Reconocé, paso a paso, tu camino del 2011.
Reconocé lo que pudiste, a lo que te animaste y lo que conseguiste.
Reconocé las diferencias que hiciste este año y el aprendizaje que realizaste.
Reconocé fracasos que te potenciaron para no volver a equivocarte (o al menos intentalo recordando lo que no te sirve).
Tu autoestima aumentará y tu PODER PERSONAL te hará ver cualquier desafío como posible.
Tomate un ratito y hacé una lista de reconocimientos de todo lo que aparezca. No es necesario que sean grandes cosas porque cada pequeño logro (hasta coser un botón) puede ser poderoso de acuerdo a tu ser y tus circunstancias.
Si querés –como siempre- leeré tu experiencia de este hacer, antes, durante y después de hecho.
Hay un texto del eximio maestro de vida Nelson Mandela que te quiero regalar por el placer de –mientras lo escribo- volver a leerlo yo:
Nuestro miedo más profundo no es creer que somos inadecuados. Nuestro miedo más profundo es saber que somos poderosos más allá de la mesura.
Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo que más nos asusta. Nos preguntamos: “¿Quién soy yo para sentirme brillante, atractivo, talentoso, fabuloso?”
Pero en realidad, ¿quién eres tú para no serlo? Tú eres un niño de Dios. Tu juego a ser insignificante no sirve al mundo. No hay nada de iluminación en hacerte menos con el fin de que otras personas no se sientan inseguras a tu alrededor. Todos podemos brillar, tal como lo hacen los niños. Todos nacimos para manifestar la Gloria de Dios que se encuentra en nuestro interior. Esta gloria no está dentro de unos cuantos, está dentro de todos nosotros. Y cuando permitimos que nuestra propia luz brille, inconscientemente damos la oportunidad a otras personas de hacer lo mismo. Conforme nos vamos liberando de nuestros miedos, nuestra presencia libera a otros automáticamente.
Nelson Mandela
Por el placer de compartir.