Enrique Vila-Matas,Este texto cuenta como el personaje principal vuelve a reencontrarse con un lucido amigo que le aporta nuevas perspectivas a sus vivencias. Aquí os dejo el enlace al relato completo.
Eduardo Estrada
(…) —Creen —dijo Cavarozzi— que Obama les vigila en persona, pero, ¿has visto al Obama trágico en Robben Island, en la celda de Mandela? ¿No viste el botón blanco del cuello izquierdo de su camisa? En él llevaba adherida una peonza extremadamente minúscula, una nanosonda. ¿Y cómo puede ser que no la hayas visto? Fuimos a Internet para ampliar a gran escala la foto de Obama y pude ver en su botón, en efecto, esa minúscula mancha que recordaba a una peonza. Y comprendí que el presidente de los Estados Unidos no solo era espiado en la mazmorra de Mandela —en realidad una mazmorra cósmica—, sino que, además, su propio rostro delataba la angustia del momento, el inconfundible malestar de quien acababa de descubrir en aquel preciso instante que era vigilado desde las avanzadas regiones profundas que hay más allá de las brumas de Saturno. —Y pensar —musitó Cavarozzi iniciando un rezo, una oración— que la gente cree que Obama está ocupado en espiar lo que ellos escriben en sus correos. Me reí y angustié al mismo tiempo. Volví a mirar la expresión del presidente, su rostro aterrado en Robben Island en el momento de descubrir que fuerzas del universo le tenían apresado en la humildad interminable de una mazmorra infinita. (…)