Revista Salud y Bienestar
En España, según los datos del Estudio [email protected], la diabetes mellitus afecta ya al 14% de la población española. De ellos, se estima que “menos de la mitad podría tener mal control de la diabetes”. Así lo ha asegurado el doctor Ángel Díaz, secretario de la Sociedad Española de Diabetes (SED), en el desayuno informativo “Diabetes, más allá de la glucosa”, organizado por la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS) con la colaboración de Novo Nordisk.
La presencia de altos niveles de glucosa que definen a la diabetes tipo 2 (hiperglucemia) en raras ocasiones se da de forma aislada, sino que “suelen ir acompañada de exceso de peso, lo que favorece el aumento de los niveles de presión arterial y la aparición de hipercolesterolemia”, explica el doctor Díaz. Esto dificulta el control de la diabetes, ya que la obesidad principalmente la abdominal, origina resistencia a la acción de la insulina e impacta en estos otros aspectos metabólicos dando lugar al Síndrome Metabólico. Por este motivo, “es necesario controlar también estos factores, y no sólo la glucosa, para evitar la progresión de la enfermedad y prevenir la aparición de complicaciones”, asegura este experto.El aumento de la obesidad en nuestra sociedad ligado a la diabetes tipo 2, debido a los cambios en el estilo de vida, ha originado una nueva enfermedad: la diabesidad. “Actualmente, entre el 40% y el 50% de los españoles se encuentra por encima de su peso adecuado y cerca del 20% es obeso. Las personas con diabetes tipo 2 suelen tener exceso de peso y esto es lo primero que tenemos que atajar. Debemos lograr que se mantengan dentro de un peso adecuado cuidando su alimentación (mediante una dieta baja en grasas y rica en frutas y verduras), y limitando el consumo de alcohol y el tabaco”, explica este especialista.
Por su parte, Francisco Cañizares, presidente de ANIS, señala que “la diabetes tipo 2 es una epidemia en cuya lucha debemos implicarnos toda la sociedad. Todavía hay un 3,9% de la población general desconoce que la sufre y los datos estiman que en 2030 puede llegar a afectar a 438 millones de personas en todo el mundo. Debemos hacer un esfuerzo desde todos los frentes posibles por revertir estas cifras”.
-Consecuencias del mal control
En este sentido, la nefropatía diabética es una de las principales complicaciones de la diabetes, pero además, es la primera causa de fallo renal en los países desarrollados: entre un 10 y un 20% de las personas que sufren diabetes muere por este motivo. Asimismo, las personas con diabetes tienen entre 15 y 40 veces más riesgo de sufrir una amputación de extremidades inferiores.
Nuevas aportaciones terapéuticas
Ante este escenario es preciso un enfoque diferente en el tratamiento, que no se base sólo en el control la glucemia mediante fármacos que estimulen la actividad del páncreas, sino que aborde la patología desde la raíz, teniendo en cuenta otros factores de riesgo que acompañan a la enfermedad como el peso o la presión arterial.
En esta línea, el doctor Esteban Jódar, jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Quirón de Madrid, señala que la identificación de las hormonas del aparato digestivo que aumentan la secreción de insulina después de las comidas y, por tanto disminuyen los niveles de glucosa (hormonas incretinas) como el GLP-1 (Péptido Similar al Glucagón tipo 1) abren nuevas expectativas para el tratamiento de la diabetes tipo 2.
Según explica este experto, el análogo humano del GLP-1 cumple una doble función “por un lado, controla la glucemia y por otro, consigue bajar peso”. Y es que la hormona GLP-1, que se ve disminuida en el caso de las personas con diabetes tipo 2, además de estimular la producción de insulina, inhibe la secreción de la hormona que aumenta la glucemia (el glucagón), retrasa el vaciamiento del estómago y provoca un efecto saciante que favorece una disminución el consumo de alimentos.
“Además de estos beneficios, tiene la capacidad de actuar sobre la presión arterial sistólica y protege a largo plazo el funcionamiento de la célula beta, la productora de insulina, lo que supone la detención del avance de la enfermedad. Esto permite mejorar las cifras de hemoglobina glicosilada, que es el indicador del nivel medio de glucosa durante los últimos meses que utilizamos para conocer el control de la enfermedad”, añade el doctor Jódar.
En definitiva, “este grupo de fármacos nos permiten mejorar el pronóstico de la diabetes tipo 2”, concluye este especialista.
La presencia de altos niveles de glucosa que definen a la diabetes tipo 2 (hiperglucemia) en raras ocasiones se da de forma aislada, sino que “suelen ir acompañada de exceso de peso, lo que favorece el aumento de los niveles de presión arterial y la aparición de hipercolesterolemia”, explica el doctor Díaz. Esto dificulta el control de la diabetes, ya que la obesidad principalmente la abdominal, origina resistencia a la acción de la insulina e impacta en estos otros aspectos metabólicos dando lugar al Síndrome Metabólico. Por este motivo, “es necesario controlar también estos factores, y no sólo la glucosa, para evitar la progresión de la enfermedad y prevenir la aparición de complicaciones”, asegura este experto.El aumento de la obesidad en nuestra sociedad ligado a la diabetes tipo 2, debido a los cambios en el estilo de vida, ha originado una nueva enfermedad: la diabesidad. “Actualmente, entre el 40% y el 50% de los españoles se encuentra por encima de su peso adecuado y cerca del 20% es obeso. Las personas con diabetes tipo 2 suelen tener exceso de peso y esto es lo primero que tenemos que atajar. Debemos lograr que se mantengan dentro de un peso adecuado cuidando su alimentación (mediante una dieta baja en grasas y rica en frutas y verduras), y limitando el consumo de alcohol y el tabaco”, explica este especialista.
Por su parte, Francisco Cañizares, presidente de ANIS, señala que “la diabetes tipo 2 es una epidemia en cuya lucha debemos implicarnos toda la sociedad. Todavía hay un 3,9% de la población general desconoce que la sufre y los datos estiman que en 2030 puede llegar a afectar a 438 millones de personas en todo el mundo. Debemos hacer un esfuerzo desde todos los frentes posibles por revertir estas cifras”.
-Consecuencias del mal control
En este sentido, la nefropatía diabética es una de las principales complicaciones de la diabetes, pero además, es la primera causa de fallo renal en los países desarrollados: entre un 10 y un 20% de las personas que sufren diabetes muere por este motivo. Asimismo, las personas con diabetes tienen entre 15 y 40 veces más riesgo de sufrir una amputación de extremidades inferiores.
Nuevas aportaciones terapéuticas
Ante este escenario es preciso un enfoque diferente en el tratamiento, que no se base sólo en el control la glucemia mediante fármacos que estimulen la actividad del páncreas, sino que aborde la patología desde la raíz, teniendo en cuenta otros factores de riesgo que acompañan a la enfermedad como el peso o la presión arterial.
En esta línea, el doctor Esteban Jódar, jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Quirón de Madrid, señala que la identificación de las hormonas del aparato digestivo que aumentan la secreción de insulina después de las comidas y, por tanto disminuyen los niveles de glucosa (hormonas incretinas) como el GLP-1 (Péptido Similar al Glucagón tipo 1) abren nuevas expectativas para el tratamiento de la diabetes tipo 2.
Según explica este experto, el análogo humano del GLP-1 cumple una doble función “por un lado, controla la glucemia y por otro, consigue bajar peso”. Y es que la hormona GLP-1, que se ve disminuida en el caso de las personas con diabetes tipo 2, además de estimular la producción de insulina, inhibe la secreción de la hormona que aumenta la glucemia (el glucagón), retrasa el vaciamiento del estómago y provoca un efecto saciante que favorece una disminución el consumo de alimentos.
“Además de estos beneficios, tiene la capacidad de actuar sobre la presión arterial sistólica y protege a largo plazo el funcionamiento de la célula beta, la productora de insulina, lo que supone la detención del avance de la enfermedad. Esto permite mejorar las cifras de hemoglobina glicosilada, que es el indicador del nivel medio de glucosa durante los últimos meses que utilizamos para conocer el control de la enfermedad”, añade el doctor Jódar.
En definitiva, “este grupo de fármacos nos permiten mejorar el pronóstico de la diabetes tipo 2”, concluye este especialista.
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