Hace más de dos semanas que llueve todos los días y apenas se asoma el sol un ratito en las mañanas. Casi el mismo tiempo que Orejas lleva enferma. El huerto está mojado todo el tiempo y las plagas al ataque, ni lo semilleros se han salvado.
Las fresas están bajo techo, tambien los semilleros.
Los primeros días estuve moviendo otras plantas que están en tiestos para que recibieran un poco de sol en la mañana y tan pronto comenzaba a llover las movía nuevamente a dónde no se mojaran.
No queda otra. Hay que aceptar, porque no podemos controlar a la naturaleza y hay que esperar con paciencia y fe. Como me dijo Nydia, mi amiga huertera. "No hay que desanimarse. Es el momento de ver qué debemos cambiar en nuestro huerto, hacer planes para las nuevas siembras, clasificar y guardar semillas, sembrar ganchitos de ornamentales y leer para seguir aprendiendo."
Cuando vuelvan los días de sol, estaremos listos.
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Orejas progresa lento, pero progresa. Sigue con apetito, mueve las patas más a menudo y las recoge con más fuerza cuando se las estiramos. Aún no puede moverse, mucho menos incorporarse o salir brincando. Pero se las ingenia para retirar algo que le pongamos frente la nariz y de lo cual no tenga deseos. Todavía quedan dos semanas de su medicamento. Seguimos cuidándola y dándole ejercicio a sus patas.