Al igual que ya hiciera Uruguay en 2013, el Gobierno autonómico de Gales, laborista, ha implantado una reforma por la que toda persona mayor de 18 años que haya residido allí al menos doce meses pasa a ser considerada donante de órganos, salvo que indique lo contrario. El Ejecutivo quiere así fomentar las donaciones en una nación con 224 pacientes en lista de espera para un trasplante, de los que ocho son niños, sobre una población de tres millones de habitantes. Para no ser donantes, desde hoy, los galeses tendrán que darse de alta en un registro, a través de un teléfono habilitado para ello o vía internet. Hasta ahora se han anotado 86.000 personas, aproximadamente un 3% de la población (ABC, 1-XII-2015).