Revista Cultura y Ocio

"en la carretera" de kerouack. un clásico de la literatura norteamericana

Publicado el 04 octubre 2013 por Bibliotropismos

¿Qué hace que un libro se convierta en clásico? Ante esta simple pregunta siempre se han dado un sinnúmero de respuestas de la más variada profundidad. Para Calvino, un clásico era, entre otras muchas cosas, aquel libro “que han fingido siempre haber leído mientras que ya sería hora de que te decidieses a leerlo de veras”. Por su parte, Mark Twain escribió que un clásico es un libro que la gente elogia pero no lee.  Quizás, uno de los motivos por los que un clásico siempre se quede en el montón de las lecturas pendientes es la enorme distancia conceptual y cultural que media entre la mayoría de los lectores contemporáneos y ciertos clásicos. 
En esta ocasión me decidí por leer un clásico de la literatura norteamericana, En la carretera de Jack Kerouac, y puede que lo que vaya a decir resulte un tanto arrogante, pero a mi entender resulta una novela un tanto supravalorada, al menos para el lector actual, quien tiene que hacer un esfuerzo constante de situación y ponerse en la piel de el lector de mediados del siglo XX para apreciar los valores que la convirtieron en proclama de toda una generación. 
El libro se publicó el 5 de septiembre de 1957 en un contexto muy determinado que no se corresponde en nada (o casi nada) con la historia que cuenta que transcurre entre 1947-1949 y con el momento de la escritura entre el 2 y el 22 de abril de 1951. Su importancia, según podemos leer en el prólogo de la edición de Anagrama, es que en sí misma es un manifiesto de la beat generation y que prefigura la contracultura y el movimiento hippie igualmente legendarios de la década siguiente. Esta generación se caracterizaba por el rechazo de los valores clásicos de la sociedad norteamericana, el uso de las drogas, la defensa de la libertad sexual y el estudio de la filosofía oriental. Así, desde un primer momento, Jack Kerouac se hace famoso, pero su importancia es más como un fenómeno sociológico que como un acontecimiento literario. En efecto, la generación beat, como movimiento literario no ha existido nunca.
Volviendo a la pregunta inicial de qué es un clásico, también podemos afirmar que los clásicos son los libros que ejercen también una particular influencia sobre nosotros: a veces no es necesario que sea tanto por su habilidad como escritores, que también, sino esencialmente por su relevancia atemporal. Sin embargo, como digo, un lector actual tiene que hacer un fatigosoejercicio para estar constantemente situándose en el momento de composición de la novela. En mi opinión, por mucho que Kerouac nos lleve a la carretera una y otra vez, ésta se nos resiste, se nos presenta monótona, invariable y tediosa, lo que te lleva a cansarte a las pocas páginas.  Está claro que, visto desde un punto de vista más literario, Kerouac no tiene ninguna intención de contarnos una historia; y aún menos de retener la atención de un lector cualquiera. Le da lo mismo la trama, las reglas de la narración e incluso los personajes que los atraviesan (a veces incluso nos cuesta averiguar «quién es quién» cuando la estamos leyendo). Kerouac no se entretiene nunca a poner en situación a sus personajes, no muestra interés en su posible psicología, en su vida interior, en sus alegrías, sus tormentos, su evolución. 
Ahora bien, considerada la novela desde un punto de vista sociológico sí que destacaría por parte de Kerouac, la creación de ese espacio, la carretera, como encarnación de su rebeldía. Una rebeldía que no es otra cosa que un lugar y un momento en que el sujeto decide hacer las cosas a su modo, creyendo, deliberadamente, con toda la irresponsabilidad de los que tienen poco que perder, que así se podrán liberar de algo que tampoco saben muy bien qué es.
Para terminar, creo que En la carretera más que un clásico de la literatura norteamericana, podemos destacarla como una obra paradigmática de una época y de una sociedad determinada. A veces resulta muy fácil acomodarse respecto a un clásico: solemos dar por hecho de manera equivocada una serie de valores que no son tales, simplemente por su estatus, y esto es un gran error. Cada vez que leemos uno de ellos hacemos una relectura y si ésta sigue superando el paso del tiempo, continuaremos hablando de clásicos, pero si no, será otra cosa, no con menos valor, pero no una obra universal e imperecedera en el tiempo. 


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