En la luna

Que yo sepa, ningún loco, solo o en compañía, se ha dedicado en los últimos años a destruir billetes ni fundir monedas, así que, con el lógico desgaste por el paso del tiempo, el dinero sigue ahí. Podemos disfrutar nuestra antigua peseta mientras saboreamos una cerveza bien fría, ya que en su mayoría fueron utilizadas para fabricar sus barriles, mientras el resto de monedas nos refrescan también, reconvertidas en su mayor parte en tuberías de refrigeración y hélices de barcos, según informa el Banco de España.

Respecto al dinero vigente, ahí sigue también, mutando según quién lo toque, aunque a veces parezca que está en la luna y no donde se le necesita, como en el Cuerno de África. Desde allí, Médicos sin Fronteras ha lanzado la voz de alarma: miles de somalíes están huyendo a los campos de refugiados de Kenia y Etiopía en busca de comida, refugio y asistencia. Acuciados por la grave sequía y la escalada de los precios de los alimentos, con el telón de fondo de un conflicto que dura ya 20 años en Somalia. De allí empiezan la huida ya desnutridos y, tras varios días de viaje, su estado se deteriora aún más. Muchos niños mueren al llegar, denuncia MsF. En Dadaab (Kenia), el mayor campo de refugiados del mundo, la desnutrición aguda global es del 37,7%, mientras que la severa se eleva al 17,5%. En el de Liben (Etiopía), el 37% de los menores de cinco años llegan con desnutrición. Cada día llga una media a este campo de 1.400 personas. Los despachos de urgencia de alimentos y material sanitario no dan abasto.

Y sí, el dinero no se entera, está en la luna, concretamente en el mismo lugar que quien lo maneja. Un ejemplo: el Google Lunar X Prize, organizado por la Fundación X Prize y patrocinado por Google, dotará con 30 millones de euros a quien consiga enviar a la Luna un robot que sea capaz de andar sobre la superficie y retransmitir, vídeo, fotografías y datos a la Tierra. Un equipo de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) compite con un proyecto para retransmitir un concierto de una cantante pop (todavía sin revelar) entre redes sociales, webs y páginas musicales de todo el mundo. Yo no pido la luna, pido que el dinero, y los que lo manejan, pongan los pies sobre la Tierra.