Sentados a la mesa, en un restaurante cualquiera. El gluten de por medio en alguna comida que te ofrecen y tú tienes que decir no. Situación más que habitual. Normalmente es suficiente con la negación, pero en función de lo apetecible que sea el manjar, el comensal insistirá más o menos hasta que te veas en la obligación de justificar tu negativa y decir:
-No gracias, de verdad. Es que soy celíaca y no puedo tomarlo.-¿Qué no puede tomar exactamente? -Gluten... vamos ni pan, ni pasta, o por ejemplo, lo que me estás ofreciendo...-¡Ah! Y qué te pasa si lo comes?-Reacción intestinal.-Ya pero exactamente?-Como una gastroenteritis.-¿Pero gastroenteritis cómo?-Te explico cuando terminemos de comer todo el proceso... y tu trabajo qué tal?-No hombre, pero no cambies de tema ahora, cuéntamelo.-Pues eso, daño en el intestino.-Quieres ser más específica?-Diarrea y vómitos. ¿Ya más claro?-¡Que te cagas vaya! - o_O'
Tú intentando no ser desagradable, no tocar ciertos temas porque estás en plena comida, y tu acompañante, sin complejos, te suelta a las claras lo que estabas intentando evitar.
Aunque otra reacción puede ser, después de la misma insistencia y de los mismos malabares para evitar el tema: -Diarrea y vómitos. ¿Ya más claro? -Que estamos comiendo, cómo eres...-¬¬' Sí, la celiaquía también tiene su parte escatológica. No todo iban a ser bromas con la comida. Con los efectos secundarios hay también una amplia gamas de reacciones. Cuando el tema sale a colación en la mesa, el intento de la persona celíaca por desviar el tema para no llegar ni a una ni a otra contestación a veces se torna harto complicado. Eso sí, las anécdotas, de momento en mi caso, no han sido demasiado divertidas, aunque sí motivo de muchas risas para terceros...