Revista América Latina
Siempre que hay elecciones es ya un lugar común hablar de los cambios de camiseta de quienes aspiran a las candidaturas o de reacomodos y desprendimientos en grupos y equipos políticos. Los amagos de abandonar las filas del partido en el que se milita y donde se busca ser nominado, las deserciones y el abandono de plano del partido o la causa están a la orden del día. Cañete y otras provincias de la región Lima no son la excepción. A casi un año de las elecciones regionales y municipales, ya son varios los políticos que vienen cambiando de camiseta partidaria con tal de postular a un cargo publico.Para muchos la existencia de camaleones políticos, unos más viejos que otros, está vista desde el punto de vista de la ética y la moral. De acuerdo a este enfoque dichos personajes estarían guiados e identificados por un pragmatismo que, aunado a una férrea defensa de sus derechos individuales, valores fundamentales de una sociedad de libre competencia y mercado político, los lleva a abjurar de sus creencias y simpatías previas hacia un personaje, ideología o partido político.Desde la calle el ciudadano de a pie coincidió en opinar que algunos de nuestros políticos más parecen estar ligados al Travestimo político por la conducta que asumen en cada época electoral."Podríamos entender el transexualismo político ya que implica un compromiso pero el travestismo político es inaceptable", comentaron quienes dijeron que la principal diferencia entre el travestí y el transexual es que el primero acepta su sexo y su cuerpo, gustándole jugar con una doble identidad. En cambio, el segundo es una persona cuya anatomía física no corresponde al sexo al que siente pertenecer y, por lo tanto, asume de forma permanente el rol del otro sexo.