Fue un golpe fuerte. Un golpe fuerte contra la tierra que resonó en los periódicos, las radios, las televisoras. Un chasquido sordo que estremeció a mucha gente. Los escalofríos duran aún, como la huella suave que dejaste en el suelo, en los pasos que pisarán ese suelo.
Fue un golpe muy fuerte. Detrás, un vacío de angustia que nos recuerda otras tantas angustias, agujeros desgarrados en las vidas de gente trabajadora, quiebros violentos.Ahora podemos escuchar ese golpe con su agujero de angustia. Ojalá nos lo hubieras hecho escuchar antes, Amaya, con todos sus detalles, los plazos, la fecha, la hora fatal que se te acercaba. Ojalá tu voz clara se hubiera engarzado con muchas otras, en un coro de gritos, de abrazos. En vez de perderse en el agujero de tu golpe contra la tierra.

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