Sé que este post os va a sonar a poco optimista e incluso llegando a ser pesimista, me gusta más pensar que atiende más bien a una realidad, porque en Navidad no todas las luces brillan, y también a veces escribimos influenciados por una situación, un estado de ánimo o simplemente un idea surgida en cualquier momento.
Cuando llegan estas fechas, la mayoría de la gente, o eso quiero pensar, se emociona porque llegan los reencuentros con los seres queridos, los buenos deseos, las celebraciones todos juntos, una serie de acontecimientos que hace que al menos "esa mayoría" que realmente no tengo tan claro que sea una mayoría, sea un poco más feliz al menos por unos cuantos días.
En Navidad no son todo luces, también hay muchas sombras.
Hay gente que está sola, y que al ver contínuamente en televisión, en las calles, en todos los ámbitos de su vida la exaltación de las reuniones de amigos y familiares, más solos los hacen sentirse. Sí que es verdad que hay gente que ha elegido estar sola, pero otros están solos por circunstancias fuera de su alcance, y aunque pienso que hay aprender a ser feliz con uno mismo para poder ser feliz con los demás, en algunas situaciones como la Navidad no sirve de nada tener una buena autoafirmación, saber disfrutar y hacer cosas que son divertidas solo, porque todo lo que te rodea en Navidad, te hace cuestionarte si de verdad no sería mejor hacerlo todo acompañado.
Hay muchas personas mayores que viven en residencias, donde los cuidadores hacen todo lo posible para que se sientan como en casa, pero lógicamente ellos necesitan que sus familiares les visiten y a algunos van todos en trupe, pero mientras hay otros que no los visita nadie, aún teniendo familia directa, ni siquiera en Navidad, porque para esos familiares "el abuelo o la abuela" se ha convertido en un estorbo, y lo echan al olvido. Puede que incluso hayan hecho muchos amigos en la misma residencia, pero la sensación de que tu familia ya no te echa de menos, no puede quitarla ninguna amistad.
Por supuesto, esas personas que tienen que ver pasar la Navidad desde la ventana de una habitación hospitalaria, donde igual que en la residencia el personal se esfuerza en hacerlo lo más confortable posible, lo más entrañable e incluso lo más navideño posible, pero todos sabemos lo que es una hospitalización, y es difícil olvidar las circunstancias que rodean a una enfermedad y menos aún si ésta solo puede tratarse entre las paredes de un hospital.
También se habla mucho en Navidad de la solidaridad, pero creo que no tenemos ni idea lo que es vivir ésta viendo como los demás hacen sus cuantiosas compras navideñas, salen de fiesta, se compran ropa nueva para las fiestas, se compran regalos cuanto más caros mejores, mientras ellos no pueden pagar ni siquiera una calefacción para no pasar frío cada noche, o pueden alegrarse por cenar esa noche donde todo son excesos una buena sopa caliente. Y mientras todos nos reímos e ironizamos de los kilos que cogeremos durante las fiestas, otros tienen que preocuparse de qué van a comer.
Aunque no hace falta irse a los extremos para encontrar unas sombras muy oscura s.
En una típica cena familiar de Nochebuena se pueden esconder muchas sombras. Familiares que no se llevan bien pero tienen que poner su mejor cara para aparentar, que realmente no quieren estar allí porque se sienten incómodos o incluso con dos copas de más se sueltan muchas lenguas, y no es raro ver discusiones familiares que llegan incluso a las manos.
La obligación de mucha gente de tener que asistir a comidas con gente que aún siendo familiar no tienen ningún trato durante el año, y lo único que hacen los encuentros forzosos es acrecentar esta animadversión.
Hijos con padres separados que tienen que compartirse como si de regalos se trataran, en Nochebuena te tocan a tí, en Nochevieja me tocan a mí, y mientras hay unos niños de por medio que ven como pasan unas fechas que para algunos se han vuelto una pesadilla, porque significa darse aún más cuenta de que su familia está rota y posiblemente se lleve mal. Incluso si éstos niños ya son mayores y tienen sus propias familias tienen que contentar a todo el mundo, haciendo comidas, cenas con todos para que nadie se sienta desplazado, provocando ésto un estrés innecesario.
No olvidemos que tanto la Nochebuena como la Nochevieja, son los días del año donde más incidencias registra el 112. Borracheras, accidentes por imprudencias, peleas, y otras tantas cosas que hacen que se empañe la alegría que tendría que acompañar a estas fechas. Quizás porque se ha popularizado que las celebraciones sin excesos no son celebraciones. Tenemos que beber más, comer más, hacer más locuras, para que sean inolvidables, y algunas llegan a serlo pero en modo negativo.
No busco empañaros las fiestas, si de verdad la vivís con pasión y para vosotros es algo mágico, con vuestros seres queridos y habéis hecho de ellas un momento de verdad especial para todos.
Yo hace años que las vivo como un mero trámite familiar, porque creo que si quiero ver a mi familia cualquier momento es bueno, y no necesito hacerlo en una fecha señalada en el calendario. Además las circunstancias familiares, hacen que organizarme con todo el mundo para que nadie se sienta apartado, se convierta en un estrés, y quiera que todo pase cuanto antes.
Sí vivo de manera especial todo lo relacionado con mis hijos, porque como hablé en el post "La Navidad en los ojos de un niño" ellos si mantienen la ilusión y quiero que sigan manteniéndola durante todos los años que yo pueda mantenérsela intacta. Porque su ilusión aún conserva la inocencia y ésta si la considero yo una verdadera ilusión.
No por todo esto dejaré de desearos.
Felices Fiestas y Feliz Año Nuevo