Revista América Latina

En nuestras manos

Publicado el 30 abril 2020 por Jmartoranoster
En nuestras manosEn nuestras manos Ingrid Cortez Escrito por Ingrid Cortez La relación entre la desesperada política militarista de Trump  y la creciente decadencia del  sistema global y financiero hegemonizado por EEUU, es directamente proporcional. La ONU y la OEA, creadas después de la Segunda Guerra Mundial, en tanto expresiones de un nuevo “orden geopolítico, son desafiadas por el unilateralismo estadounidense  o en su defecto sometidas a un férreo control por la política de USA. A la vez, el imperio desarrolla su política de “América Primero” mediante acuerdos de libre comercio y una escalada de pactos militares: estrategia que tiene por finalidad de consolidar regímenes ultra neoliberales y fascistas. Frente a ese escenario de violencia y guerrerista, de una política imperial que niega las soluciones pacíficas, políticas y diplomáticas como el centro de un nuevo sistema geopolítico, la Revolución Bolivariana y su defensa integral, son  fundamentales, como referencia antimperialista, soberano, democrático y popular de los pueblos. En estos momentos de pandemia mundial, Venezuela ha logrado resultados positivos con la consolidación de la curva aplanada,  por su capacidad de conciencia y organización social, que es reconocida por organismos y representantes de organismos internacionales: a pesar del bloqueo y las amenazas de invasión en plena emergencia sanitaria mundial. Es vital avanzar en el proceso de consolidación de la soberanía e independencia de nuestra nación, en la perspectiva de los 5 objetivos históricos y la idea geopolítica de un orden multipolar legada por el Comandante Chávez: Proceso, que debemos sustentar con  el fortalecimiento y concentración del poder de fuego que determine  la superación de las relaciones capitalistas de producción, y colocando el énfasis en las alianzas entre  la clase trabajadora, campesinos, indígenas y sectores medios revolucionarios como en las relaciones de  intercambio y  producción radicales y renovadoras del tejido socio-productivo. La  tarea es urgente, es la base de nuestra resistencia a los ataques imperiales y es crucial para colocarnos en mejor posición,  seguir avanzando  y fortaleciendo los  espacios de poder popular.  La construcción de ese horizonte es compleja,  pero es la clave del socialismo del siglo XXI. La revolución bolivariana y la revolución cubana son  faros que iluminan la dignidad de los pueblos de América latina y de más allá. Si la soberanía de la nació fuese destruida otros pueblos no serían defendidos con el fuego libertario de nuestra revolución. Nuestras manos, con visión bolivariana y chavista,  deciden la construcción de  instrumentos de dirección orgánica de la Revolución Bolivariana, de la unidad antineoliberal de  Latinoamérica y de un orden multipolar. Y la derrota de la locura imperial por pueblos auto determinados. La relación entre la desesperada política militarista de Trump  y la creciente decadencia del  sistema global y financiero hegemonizado por EEUU, es directamente proporcional. La ONU y la OEA, creadas después de la Segunda Guerra Mundial, en tanto expresiones de un nuevo “orden geopolítico, son desafiadas por el unilateralismo estadounidense  o en su defecto sometidas a un férreo control por la política de USA. A la vez, el imperio desarrolla su política de “América Primero” mediante acuerdos de libre comercio y una escalada de pactos militares: estrategia que tiene por finalidad de consolidar regímenes ultra neoliberales y fascistas. Frente a ese escenario de violencia y guerrerista, de una política imperial que niega las soluciones pacíficas, políticas y diplomáticas como el centro de un nuevo sistema geopolítico, la Revolución Bolivariana y su defensa integral, son  fundamentales, como referencia antimperialista, soberano, democrático y popular de los pueblos. En estos momentos de pandemia mundial, Venezuela ha logrado resultados positivos con la consolidación de la curva aplanada,  por su capacidad de conciencia y organización social, que es reconocida por organismos y representantes de organismos internacionales: a pesar del bloqueo y las amenazas de invasión en plena emergencia sanitaria mundial. Es vital avanzar en el proceso de consolidación de la soberanía e independencia de nuestra nación, en la perspectiva de los 5 objetivos históricos y la idea geopolítica de un orden multipolar legada por el Comandante Chávez: Proceso, que debemos sustentar con  el fortalecimiento y concentración del poder de fuego que determine  la superación de las relaciones capitalistas de producción, y colocando el énfasis en las alianzas entre  la clase trabajadora, campesinos, indígenas y sectores medios revolucionarios como en las relaciones de  intercambio y  producción radicales y renovadoras del tejido socio-productivo. La  tarea es urgente, es la base de nuestra resistencia a los ataques imperiales y es crucial para colocarnos en mejor posición,  seguir avanzando  y fortaleciendo los  espacios de poder popular.  La construcción de ese horizonte es compleja,  pero es la clave del socialismo del siglo XXI. La revolución bolivariana y la revolución cubana son  faros que iluminan la dignidad de los pueblos de América latina y de más allá. Si la soberanía de la nació fuese destruida otros pueblos no serían defendidos con el fuego libertario de nuestra revolución. Nuestras manos, con visión bolivariana y chavista,  deciden la construcción de  instrumentos de dirección orgánica de la Revolución Bolivariana, de la unidad antineoliberal de  Latinoamérica y de un orden multipolar. Y la derrota de la locura imperial por pueblos auto determinados.

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