Revista Sociedad
Y, a veces, hay que entender que no hay que seguir hablando cuando todo está dicho, que no hay que poner vendas a cada parte que duele, que la última palabra en ocasiones es muda, que disculparse más de una vez es (como, tal vez, diría Marwan) igual que ver la repetición de un gol (lo miras pero no lo ves). Y eso es lo difícil; mantenerse callado, dejar de arreglar lo que no está roto (tan solo herido), pasar frío en la noche esperando que, poco a poco, la cama se estreche para que llegue el día en que dos vuelvan a ser uno y se atrevan, de nuevo, a mirarse a los ojos, verse por dentro y entender que no dejaron de quererse, tan solo dolía.