Lo que hace Leticia Sánchez Ruiz se llama magia.
Y es que cuando me preguntan “¿Quién es?” respondo con toda mi entrega: es maga, es arrullo, es fuerza, es poder, es titiritera, es juego y jugadora, es vida, es cualquier lugar, olor, o persona que te puedas imaginar. Es una gran mentirosa y mejor escritora. Y es que adoro cada una de las letras que nacen de sus dedos, poderosas, fuertes, magnánimas, lacerantes, desgarradoras, reales. Nada se le escapa, todo lo sabe. Tan real, tantas lecciones, tanta realidad y unos personajes tan bien perfilados que hasta parece que les puedas acariciar. En estos momentos me encuentro con Los libros luciérnaga, libro que pese a que devoraría de una sentada, me obligo a parar, a dejar reposar, no quiero que acabe, no quiero que Leticia me abandone. Llevo la mitad y me he visto obligada a dejar de marcar párrafos, porque marcaria el libro entero y aún me faltarían cosas que marcar, esas que no se ven, que te oprimen el corazón y te hacen sentir.
De Los Libros Luciérnaga os puedo decir que vuelve a hacerlo, vuelve a traspasar las páginas con sus palabras, vuelve a confirmar lo que yo ya sabia en El gran juego, me reiteran sus páginas casi a gritos, retumbando por todo mi cuerpo una voz sin timbre, que ella no escribe, que ella no crea historias, que ella es. Todo y nada a la vez. Si la tuviera delante no le preguntaría nada, no pediría firma o foto alguna, simplemente la abrazaría. Fuerte. Intentando robar algo de su esencia, esa que vive con ella.
Tres historias paralelas con personajes de los que solo ella sabe crear, de esos que parece que puedan existir, de esos que buscas en la inmensidad de la calle, fijando tu mirada en meros desconocidos con una sola pregunta rondando en tu mente: ¿Sera él? ¿Será ella?
Ulises que capta la esencia de los libros, de los lugares, y cuenta historias que solo él conoce en servilletas. Ulises que su oficio es su pasión, que vive de su labia incansable, desgarradora, agotadora. Ulises que es literatura. Ulises que no es nada. Ulises que huye, que no busca y que encuentra.
Lucia, niña en cuerpo de mujer. Lucia, que no sabe que lo que ella imagina no es real. Lucia, a la que su madre le compró una libreta, como quien compraría unas gafas a un miope, para curarla, para que separara realidad de ficción. Lucia que se enamora. Lucia que ama, que idolatra, que no se atreve, que no dice, que se limita a ser el parche de un Pian enamorado de un recuerdo.
Felipe, al que le robaron las palabras. Felipe que nunca encontró su lugar hasta que llegó Tormenta y su bar. Felipe, que creció con una abuela sargento que le exigía que nunca hablara de más y una madre fantasma que se pasaba las horas mirando algo que solo ella veía. Felipe, rodeado de secretos. Felipe, revolucionario, deseoso de cambiar algo.
Estas tres historias se alternan con maestría en Los Libros Luciérnaga, y ya estoy expectante por saber cómo Leticia las unirá, como pondrá el broche de oro a lo que viene siendo una historia como lo son las suyas: reales, que huelen, que traspasan.
Hacía tiempo que no lo hacía, pero me despido por ahora, arrodillada y aplaudiendo con fervor, con fuerzas, con ganas, como una niña pequeña a la que le enseñan el mar por primera vez, a la que le cuentan historias sobre princesas y príncipes, a la que le descubren el mundo. Con la expresión entregada, la mirada ilusionada y un incipiente dolor en las palmas de las manos a causa de tanto aplaudir.
Os dejo su blog que, aunque está en desuso, quedan sus palabras: http://loslibrosluciernaga.blogspot.com.es/
¿Habéis probado algo de ella? ¿Estoy trastornada? ¿La notáis tan intensa como yo?
¡Os leo!