Revista Medio Ambiente

¿En qué el inviertes el tiempo ahorrado?

Por Valedeoro @valedeoro

generosidadEquilibrando el consumismo, el estrés diario con algo de productividad, es fácil olvidarse del impacto que tus acciones pueden tener sobre las otras personas. La generosidad es una de las primeras cosas que se van al traste cuando las cosas ya no van tan bien como antes (por ejemplo por causa de una crisis económica). A nivel económico la tasa de ahorros suele incrementar, mientras las donaciones a ONG caen en picados.

¿Más, más, más de todo?

Lo que muestran los números a nivel social, el comportamiento lo muestra a nivel personal. Aumentan los casos de mobbing y el uso (y abuso?) de los antidepresivos. Parece que lo que se ha perdido es una visión positiva del futuro y la convicción de que las personas en el fondo son buenas. Acabas aferrándote al aumento de productiviad para impresionar al jefe, ser mejor que el colega de al lado y correr tras todas las cosas que podrías quizás hacer.

Pero productividad no significa hacer más. Significa hacer lo que tienes que hacer de una manera que todavía te sobre tiempo para hacer las cosas que te importan. Los sistemas de productividad tienen como base la idea de liberar tiempo. Por lo tanto, simplemente rellenar el tiempo ganado con más tareas no te traerá la satisfacción necesaria para mantener un sistema de productividad por mucho tiempo. Pero si lo utilizas para poder dedicar más energías a lo que realmente te gusta, entonces estás en el camino correcto.

Una pizca de generosidad

Generosidad es la “inclinación o propensión del ánimo a anteponer el decoro a la utilidad y al interés” (RAE). No solo ayudar a la gente que puede ser útil más tarde (networking?), sino compartir pasiones y reducir el estrés para otros, por el simple hecho de hacerlo. Aunque el objeto de tu generosidad no te será útil en el futuro, existen muchas ventajas de la generosidad a nivel piscológico y social. Y también financiero. Pero la razón no es porque te has puesto a pensar donde tu generosidad te resultará más ventajoso, sino porque te abre la mente a nuevas ideas. Nuevas ideas que pronto pueden acabar en tu lista de quizás/algún día, o abiertamente influir en un nuevo proyecto.

Generózate

Date el capricho de ser generoso, contigo, y con quien te rodea.

  • Para reducir tus posesiones (a la minimalismo), regala las cosas que ya no necesitas a tus amigos, a tu vecino, o incluso déjalas encima del contenedor de basura con un gran papel “Liquadora seminova. FUNCIONA!” para que alguien se lo pueda llevar. O búsca un mercadillo en tu cercanía para venderlo y donar el valor a una causa social.
  • Sonríe cada día a por lo menos 3 personas que no son tus colegas de trabajo o amigo (aunque a ellos también puedes sonreír): la señora de la limpieza, la portera en el edificio, el señor que vende los sellos en el correo.
  • Ayuda a la madre con su cochecito de bebé a subir las escaleras del metro. Aunque llegues 5 min tarde al trabajo. Te sentirás mucho mejor.
  • Si tienes alguna habilidad que puede servir a otra persona, ofrecelo. Puedes hacerlo a través de un banco del tiempo, o simplemente hablando con tus amigos.
  • Dona tus libros en un intercambio de libros. O a una biblioteca. Si, aunque te hayas comprado la serie de Stieg Larsson en tapa dura… deja que otros también disfruten de la histora. Y sí en unos años quieres volver, seguro que lo podrás recuperar.

Ser generoso no significa que tienes que invertir mucho dinero. Solo algo de tiempo y buena voluntad. El tiempo lo consigues con un buen sistema de productividad… y la buena voluntad ya la tienes. ¿Qué puedes compartir hoy?


Imágen: micah.e / flickr


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