En este artículo que la edición online de Perfil publicó el viernes pasado, el guionista y director de En terapia -Alejandro Maci- anunció el regreso a la Televisión Pública de la serie psi donde Diego Peretti encarna al analista Guillermo Montes. Como la versión norteamericana In treatment, pero a diferencia de la propuesta original de factura israelí Be ‘Tipul, la adaptación argentina presentará una tercera temporada que al parecer girará en torno a “la carga de un legado, el peso de un mandato, incluso el mandato de los genes”. Cecilia Roth y Julieta Díaz serían de la partida.
Quienes cuatro años atrás vimos la tercera temporada made in USA imaginamos que Roth encarnará a la actriz venida a menos que interpretó Debra Winger, y que Díaz se convertirá en la nueva supervisora del analista atribulado en reemplazo de la Lucía Aranda que compuso Norma Aleandro (homóloga de la Gina Toll de Dianne Wiest). Resta saber qué actores interpretarán al “adolescente contestatario dejado a la intemperie por sus padres” y “al hombre otoñal, principista y desarraigado”.
En la In treatment norteamericana, el primero se llamaba Jesse y era un chico de 16 años, homosexual y conflictuado con su condición de hijo adoptado. El segundo se llamaba Sunil y era un hombre mayor indio que acababa de enviudar y se resistía a vivir en los Estados Unidos con su hijo, nuera y nietos.
Los televidentes que apreciamos la adaptación vernácula de las temporadas anteriores estamos seguros de que Maci y la co-guionista Esther Feldman (suponiendo que siguen trabajando juntos) sabrán adaptar a nuestro contexto la historia y personalidad de esos dos pacientes y de la tercera, presumiblemente encomendada a Roth. En cambio, nos preguntamos si podrán mejorar el libreto que la televisión estadounidense elaboró con menos talento que los israelíes Ori Sivan, Hagai Levi y Nir Bergman cuando pergeñaron la doble entrega fundacional.
En este sentido, la tercera temporada representa un desafío creativo para los hacedores de nuestra En terapia. También para los espectadores que todavía recordamos aquel ejercicio independiente de In treatment como una experiencia no necesariamente fallida pero sí un tanto forzada y, sobre todo, desangelada.