En un templo de Chiang Mai (Paloma Caraballo)

"Una noche el príncipe se acercó a los aposentos del rey y le preguntó si podía garantizarle que nunca caería enfermo, que nunca envejecería, que nunca moriría y que permanecería libre del deseo, de la violencia, del odio y de la avaricia. El padre balbuceó y dijo: "Ni siquiera los dioses pueden garantizarte semejante tarea. Yo sólo puedo ofrecerte lo que poseo. Toma mi reino y mis riquezas". El príncipe lo miró y añadió: "entonces, permíteme que salga para traer las respuestas"."

Un viaje en busca de respuestas es el que emprenden los protagonistas del vuelo que os propongo esta semana, pajaritos. Aunque ellos aún no saben en busca de qué parten, pues ni siquiera son conscientes de que llevan su equipaje repleto de preguntas.

Portada de En un templo de Chiang Mai

Marc se encuentra estancado en su vida de urbanita treintañero. Mantiene una larga relación sentimental que se sostiene tan sólo por la fuerza de la inercia. Dirige una academia de artes marciales desde la que intenta inculcar los valores de estas artes milenarias, pero sus buenas intenciones chocan cada vez más con los intereses más mundanos de su socio y antaño amigo del que cada vez se siente más distanciado. La llegada de una nueva alumna a la escuela hará que empiece a replantearse el rumbo que está tomando su vida. Es una muchacha desvalida a la que intentará ayudar y por la que también empezará a sentirse atraído. Será sin embargo una repentina llamada de teléfono la que determinará un cambio de sentido definitivo en su existencia. Una llamada que removerá su pasado y que le pondrá en liza hacia su futuro. No estará sólo en esta aventura, una inesperada compañera de viaje irrumpe en su vida. Se llama Carlota y tiene once años. Marc será a partir de ahora el responsable de esta niña, y para iniciar esta nueva andadura juntos y empezar a conocerse decide que emprender un viaje los dos solos es la mejor opción. Destino elegido: Tailandia."En un templo de Chiang Mai" narra el viaje por tierras tailandesas de Marc y Carlota. No son unas simples vacaciones en las que se embarcan, ni tampoco unas meras jornadas turísticas o culturales, están ante el viaje de su vida, un viaje de iniciación del que tendrán que llegar hasta el final del camino para comprender su verdadero alcance y dimensión. Marc se siente abrumado ante la nueva responsabilidad adquirida hacia Carlota y no sabe muy bien cómo conducirse con ella. La niña en cambio vive sumida en el dolor por la reciente pérdida de su madre, y el encontrarse en un país extranjero con un casi desconocido no la ayuda demasiado a pasar por el duelo. A punto de renunciar y regresar a España deciden darse una última oportunidad: pasarán los últimos días de su aventura en un templo de las montañas de Chiang Mai.

"-Mi querida niña, ¿acaso no crees que la tristeza sea dañina? -preguntó de manera retórica el abad-. La tristeza es la violencia contra lo más sagrado: uno mismo."

Tránsito. Esta sería una muy buena palabra para definir esta novela. Tránsito por Tailandia y por la vida el que realizan sus protagonistas; tránsito el descanso y retiro que hacen en el templo para continuar después su marcha; tránsito de una etapa de la vida a la siguiente. Y si me preguntáis cómo me ha resultado a mí el tránsito por las páginas de este libro os diré que rápido, tal vez demasiado.

A Focussed Meditation de The Wandering Angel

Una lectura ágil, y eso seguro que a muchos os gustará. Con mucho diálogo, lo que le da mucho ritmo. Pero por otra parte parece que se tiene prisa por contar, por llegar a algo. Esto hace que se sucedan los acontecimientos pero no deja que la historia fluya. Tampoco nos deja conocer a los personajes, o más bien que estos se dejen conocer. Es la autora la que nos dice lo que debemos saber de ellos, no son sus acciones, pensamientos y sentimientos los que nos dejan averiguar. Os decía que esta era una novela de tránsito, y en ese tránsito es la escritora la que marca ruta y destino. A mí en cambio, lo que me gusta es sentir que soy yo la que descubre el camino.
La ruta y el destino que nos tiene preparados Paloma Caraballo nos llevan por un camino plagado de reflexiones, de preguntas y respuestas. Nos obliga, al igual que a Marc y a Carlota, a mirar hacia dentro, hacia nosotros mismos, de donde surgen nuestras dudas, nuestros anhelos, envidias, dolor, miedo, fuerza,... Nos enseña a identificarlos y reconducirlos para poder así mirar hacia afuera y enfrentarnos con confianza y sin acritud a la vida. Todo en la novela está al servicio de esta enseñanza que quiere otorgarnos Caraballo: los acontecimientos que se suceden hasta llevar a los dos protagonistas hasta el templo, los personajes que con sus actitudes y acciones los conducirán sin pretenderlo hacia allí, y aquellos otros que conocerán en ese enclave sagrado de las montañas y que los ayudarán en su periplo vital.

"...para superar las dificultades de la vida no hace falta recurrir a un ser superior, a una autoridad divina. Miren en su propia conciencia y hallarán el camino de la sabiduría"

Se basa la escritora madrileña para hacernos llegar su mensaje en los fundamentos de una filosofía y religión milenaria, el budismo. Y en este punto no puedo más que declararme encantada y agradecida. Me gusta conocer diferentes culturas, formas de pensar, estilos de vida, leyendas antiguas, religiones poco practicadas en el lado del globo terráqueo en el que me tocó nacer,... Por eso mismo me siento complacida ante cualquier oportunidad de iluminar un poquito mi ignorancia. Me han gustado las explicaciones sobre los principios budistas y he disfrutado especialmente del capítulo en el que uno de los personajes le cuenta a Carlota la historia de Buda y el origen del budismo.
En un templo de Chiang Mai Marc descubre el verdadero camino que ha de seguir en la vida y Carlota aprende a conciliar existencia con dolor. Y para mí este libro en parte ha sido también como un templo: un tránsito (nuevamente) entre lecturas, un remanso de paz en el que descansar y tomar fuerzas para emprender nuevos vuelos, un lugar de sosiego, una parada necesaria. Eso es esta novela, un tránsito, un lugar donde detenerse, tomar aire y seguir. Nada más, y nada menos.

22/11/10 Loi Krathong. Fotografía de Tim Gerland

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En primer lugar quisiera agradecer a la autora de esta novela, Paloma Caraballo, el que me haya hecho llegar una copia de la misma, así como la confianza depositada en mí para realizar esta reseña.
Os dejo el enlace de amazon en el que podéis leer la sinopsis del libro y comentarios de lectores, y también adquirirlo tanto en papel como en versión digital: http://www.amazon.es/dp/B00JABA7XU?tag=geolinkeres-21