Como manipula un narcisista:La seducción.
1. Seducción.
Un narcisista es una persona aparentemente encantadora. Habla con facilidad, tiene modales sugerentes, sabe como mirarte y decir las cosas que te gustan oir. Se muestra seguro. Parece que sabe lo que quiere en cada momento (y desde luego que lo sabe sólo que no es lo que tú te piensas). Sea como fuere tu realmente estás emocionada “¡Que suerte he tenido! ¡Es increible!”.
Por otra parte, te hace ver que ha tenido mala suerte. A pesar de ser un hombre extraordinario, el amor no le ha sonreído. Él mismo puede reconocer que quizás es alguien “difícil” pero… ¡Ahí estás tú para superar ese reto! No solo te parece brillante y seductor sino que su situación alumbra dentro de ti tu faceta de rescatadora, de mujer elegida que al fin puede librarle de la oscuridad. Y así, creyéndote tú que eres ese alguien diferente, te dejas seducir y te enamoras de un hombre que sólo necesita lo que únicamente tú puedes ofrecerle.
De esta manera, casi sin darte ni cuenta, cada vez te enganchas más a él. Llegados a esta fase, el narcisista sabe que ha seducido a su presa y ya no tiene que ir con tanto cuidado.
Una vez seducida la víctima, el narcisista comprueba que esa mujer está fuertemente sujeta a él. Ahora está preparada para que todo en su vida gire de acuerdo con los deseos de él. Todas las historias tienen música propia, y mientras la mujer oye un vals de Strauss, en realidad está sonando la Patética de Tchaikovski.
2. Absorción.
Esta fase de absorción es muy rápida. Consiste en que todos los pensamientos de la víctima versen sobre él. Su trabajo, sus proyectos, sus amigos, todo ahora es secundario. Sientes que los necesitas. Y aunque algo te inquieta, tu dependencia emocional camina hacia su cenit. La trampa se ha cerrado. Te ha enseñado su juego y ha comprobado que tú estás dispuesta a seguir.
Él te dice que a su pesar, es una persona que hace daño a los que más quiere y le quieren. Te lo dice una vez que sabes que estás en su redil, que estás profundamente enamorada. Este es un gesto de suficiencia de poder.
Así la víctima puede abandonar por completo todo contacto social a requerimiento de él, incluso amigos muy queridos o familia. Y puede dejar de hacer determinadas actividades que venía haciendo regularmente. Pero en cualquier caso, lo verdaderamente clave es que ella está dominada por la voluntad del psicópata, está enganchada de un modo terrible.
Es en esta fase en la que empieza el juego para nuestro amigo. En este caso él es un narcisista instrumental, se aprovecha del sexo y de la ayuda que le ofrece su pareja, y al mismo tiempo no tolera que ella tenga una vida propia real, así que se las ingenia con miles de recursos para conseguirlo. Pero, eso sí, ella no debe interferir para nada en su vida, él es independiente. La víctima está completamente en sus manos y va a empezar a sufrir de veras.
3. Revelación
En esta etapa el sueño ya no puede durar. La mujer entiende que se ha vinculado con una persona que la destruye. Comprende que su pareja no puede, no va hacerla feliz. Si permanece con él va a ser su perdición. Pero la decisión de marcharse, de romper esa relación resulta muy dura, muy difícil. Ella depende emocionalmente de él.
4. Venganza
Cuando finalmente la víctima se arma de valor para poner distancia, el narcisista patológico que tiene un alta valoración de sí mismo, urdirá su venganza. En el mejor de los casos torturará a su víctima representando una escena melodramática, salpicada de amenazas veladas, infundiendo un terrible sentimiento de duda, culpa y miedo, mientras que a partir de ese momento su única tara en la vida será la de infligir un daño permanente y soterrado, socabando su reputación con mentiras.
Conclusión
El nivel de manipulación de un narcisista deja secuelas a sus víctimas y puede ser considerada una forma de agresión o maltrato psicológico. La agresión de un manipulador no es obvia. Las tácticas usadas por los manipuladores pueden hacerle parecer que están dolidos, se preocupan, se defienden…, casi todo menos que están peleando.
Todos nosotros tenemos debilidades e inseguridades que un manipulador inteligente puede explotar. Lo que nuestras tripas nos advierten de un manipulador, desafía todo lo que nos han enseñado a creer sobre la naturaleza humana. De este modo, mientras nuestro instinto nos dice que tratamos con una persona despiadada, nuestra cabeza nos dice que ellos realmente deben ser personas asustadas o heridas “por dentro”. Queremos darles el beneficio de la duda y asumir que ellos realmente no abrigan las intenciones malévolas que sospechamos. Tenemos más tendencia a dudar y culparnos por atrevernos a creer lo que nuestro instinto nos dice sobre el carácter de nuestro manipulador.