Hay días que las decisiones, las tareas, negociaciones, las dudas, parecen circular a toda marcha por nuestra mente en un desmadre de salidas, llegadas, sin poder dejar de dar vueltas como si se tratasen de coches de carreras en un circuito de automovilismo.Por ello, hoy te planteo un rato para la reflexión silenciosa, Con unos minutos en silencio podemos contactar con la creación interna de los pensamientos, disminuir la velocidad, y sobre todo, pensar menos. Pensar menos a veces tiene mayor determinación y por tanto nos lleva a encontrar la claridad que buscamos. Unamente llena de pensamientos innecesariosdesperdicia mucha energía y se agota, como uncorazón bloqueado impide una comunicación fluida. Ambos factores contribuyen a un deterioro rápido de la salud.
La reflexión silenciosa nos ayuda a relajar la mente y el cuerpo. Los estudios demuestran que en este estado de relajación(alfa) mejoramos la concentración y la calidad de nuestros pensamientos durante el día . En este estado somos capaces de mantener una distancia de la situación que nos preocupa y no dejarnos influir por ella sino influir nosotros positivamente. Cuando estamos en silencio relajado podemos ver con mayor claridad, tener una visión más global y generar así cambios o mejoras. Incrementamos la percepción, el enfoque, la flexibilidad y agilidad mental, la memoria y se favorece la sinapsis neuronal.
Para facilitarlo os sugiero algunos preliminares: poner música suave (evidentemente no cualquier tipo de música, poner atención a nuestra respiración profunda y lenta (la llamada respiración abdominal), y llegar a un estado progresivo de silencio manteniendo nuestra mente en blanco durante unos minutos, observando nuestra conexión interior, meditando en alguna virtud que queramos desarrollar (tolerancia, desapego, entrega, etc.)El buscar y reservar ese espacio interior de calma mejorará tu salud y calidad de vida.