Endorfina: la hormona de la alegría
El cerebro es un órgano tan maravilloso que tiene la capacidad de producir alegría y sensaciones de placer por sí mismo y sin la necesidad de psicofármacos o drogas especiales. Una hormona en particular —la endorfina— es la encargada de hacernos sentir bien, eufóricos, y llenos de vitalidad. La endorfina, de hecho, puede ser el remedio más eficaz para cuadro de depresión o todas aquellas situaciones en las que una persona sienta que lo único que prevalece es el dolor.
A diferencia de los medicamentos consumidos en forma de pastillas o comprimidos, la endorfina es de origen natural y no posee ningún efecto secundario. La liberación de endorfina puede provenir a partir de diferentes vías. Algunas de las fuentes más efectivas para la producción de endorfina por parte del cuerpo provienen de la alimentación, los sentidos, el ejercicio físico, la risa, el contacto físico con otras personas, y las actividades que nos resultan placenteras. Es así como el cuerpo empieza a liberar endorfinas al escuchar música agradable, sentir aromas atrayentes, o al recordar buenos momentos compartidos con otras personas.
Para inducir el aumento en los niveles de endorfina de forma artificial (es decir, no espontánea) podemos recurrir a diferentes técnicas. A partir de algunas técnicas de visualización, de hecho, podemos obtener notables beneficios incrementando al poco tiempo nuestros niveles de endorfina. Debemos situarnos en una habitación tranquila, silenciosa o con música suave, e imaginarnos a nosotros mismos protagonizando una situación positiva. Podemos estar haciendo una actividad de nuestro agrado, compartiendo un momento placentero con otras personas o simplemente disfrutando de un momento de alegría imaginado. Como el cerebro no puede distinguir, en este sentido, la realidad de la visualización imaginada la liberación de endorfina será igualmente efectiva (como sus efectos sobre el cuerpo).