Revista 100% Verde

Energías renovables en tu casa (I): solar térmica

Por Ecointeligencia @ecointeligencia

Cada vez son más frecuentes estas placas en nuestros tejados

¿Ves las energías renovables como algo lejano? Si te cuadraran las cuentas, ¿buscarías o adaptarías una vivienda para reducir tu dependencia de los combustibles fósiles?

En esta serie de artículos queremos mostrarte las opciones que tienes a la hora de introducir las renovables en tu casa. Además de la captación directa de la energía solar a partir de los elementos estructurales del edificio, lo que se conoce como energía solar pasiva, existen otras posibilidades de aprovechar los recursos de origen renovable en nuestras casas mediante el empleo de equipamiento específico capaz de transformar en energía útil la energía del sol, del viento, de la biomasa y de la geotermia.

El equipamiento más habitual son paneles solares, pequeños aerogeneradores y calderas de biomasa

El uso generalizado de las energías renovables no sólo se justifica por el ahorro energético y la rentabilidad económica, sino que además contribuye a la mejora medioambiental, al uso de recursos autóctonos, a la generación de empleo y a la reducción de la dependencia energética externa de nuestro país. Los beneficios son evidentes y mensurables y no se entienden posturas como la actual del gobierno español.

Cada vez hay más países que apuestan por las renovables y ofrecen ayudas oficiales para la compra e instalación de los equipos. Puede ser una buena inversión de tu tiempo averiguar que opciones tienes a tu alcance.

Energía solar térmica

Las instalaciones de energía solar térmica pueden necesitar el apoyo de sistemas convencionales de producción de agua caliente, como pueden ser calderas de biomasa, eléctricas, de gas o de gasóleo.

En España desde 2006 la solar térmica se utiliza para ACS

Poniendo el caso de España, desde la entrada en vigor del Código Técnico de la Edificación, la energía solar térmica es obligatoria en todos los edificios de nueva construcción en los que haya un consumo de agua caliente sanitaria (ACS). Además, la abundancia de sol permite otros usos como el apoyo a la calefacción en invierno y para producción de frío en verano. También se puede alargar el periodo de utilización de piscinas descubiertas.

La demanda energética para la refrigeración de los edificios con el fin de lograr unas condiciones de confort aceptables en verano y parte de la primavera y otoño, aumenta considerablemente año tras año en los países desarrollados. El aprovechamiento de la energía solar para producir frío es una de las aplicaciones térmicas con mayor futuro, pues las épocas en las que más se necesita enfriar el espacio coinciden con aquellas en las que se disfruta de mayor radiación solar. En el caso industrial, MediCool es un buen ejemplo.

La energía solar térmica de baja temperatura ha alcanzado su plena madurez tecnológica y comercial, existiendo sólo en Europa un parque instalado superior a los 27 millones de m2

La energía solar térmica se fundamenta en el aprovechamiento térmico de la radiación solar. La incidencia de los rayos solares sobre el captador permite calentar un fluido, que circula por el interior del mismo. En las aplicaciones de ACS, este calor se transmite al agua de consumo a través de un intercambiador y normalmente queda acumulado en un depósito preparado para su uso posterior.

Los depósitos acumuladores tienen la misión de ayudar a suministrar la energía necesaria en los momentos en los que no existe suficiente radiación solar o cuando hay un consumo alto en momentos puntuales.

Ejemplo de aplicación de solar térmica en una vivienda familiar

Los captadores más utilizados en la actualidad son los denominados planos y pueden ser instalados tanto en edificios como en viviendas unifamiliares. En la producción de agua caliente sanitaria se puede alcanzar un ahorro de entre el 50 – 80% comparado con los sistemas convencionales. Tienen unos costes de operación y mantenimiento bajos y con un mantenimiento adecuado la amortización de la instalación ronda los 10 – 12 años, dependiendo del combustible a sustituir, de la zona geográfica donde se encuentre y de la configuración de la edificación.

En nuestra próxima entrega nos ocuparemos de la energía solar fotovoltaica.

¿Te animas a incluir la energía solar térmica en tu vida? ¿Quieres compartir tu experiencia con nosotros?


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