Entendemos por biomasa forestal al conjunto de materia orgánica renovable de origen vegetal. La energía que se obtiene de la biomasa proviene de la luz solar, la cual, gracias al proceso de la fotosíntesis, es aprovechada por las plantas y árboles y transformada en energía que queda acumulada en el interior de sus células.
La energía acumulada de la biomasa puede ser liberada sometiéndola a diversos procesos de aprovechamiento energético.
El aprovechamiento contribuye notablemente a la mejora y conservación del medio natural, ya que no tiene impacto ambiental, debido a que el CO2 que se libera en la atmosfera durante la combustión ha estado previamente captado por los vegetales durante su crecimiento. Por tanto, el balance final es nulo. Podríamos decir que no contribuye al efecto invernadero.
La biomasa es una energía renovable importante, es decir, es una energía generada por recursos naturales y es inagotable, a diferencia de otras energías como pueden ser los combustibles fósiles.
La biomasa de origen forestal incluye todos los productos y residuos que provienen de los trabajos de mantenimiento y limpieza de los bosques y masas forestales. Estos trabajos generan unos residuos que hay que retirar de los bosques, ya que son un factor de riesgos de incendios y propagación de plagas. También se incluyen los residuos generados en la industria forestal de transformación de la madera.
Dos formas de utilizar estos componentes como combustibles son:
-Combustión directa: La biomasa forestal se puede quemar en calderas industriales tradicionales para producir la energía que se utilizara en el propio lugar y transformar la energía calorífica excedente en energía eléctrica.
-Pellets: La biomasa forestal se puede convertir en pellets de madera que se pueden utilizar para calefacción, tanto a nivel residencial como comercial.
Cada vez más tenemos la posibilidad de utilizar las energías renovables.