Si ayer publicábamos la precaución que debemos tener al conducir y tomar medicamentos:
Hoy trataremos el tema de la precaución al conducir si se presentan algunas enfermedades.
Las enfermedades muchas veces limitan la actividad diaria, ya sea por sus síntomas o por la incidencia de los tratamientos, y es aconsejable informarse bien antes de emprender acciones comunes, que sin esa dolencia serían cotidianas. A la hora de conducir es clave conocer cómo puede afectar la enfermedad a las habilidades y capacidades propias.
Con la opinión de un médico, la ayuda de las personas cercanas y el propio sentido común, podrá determinarse si es posible conducir, qué precauciones tomar y qué hechos evitar. Estas son algunas enfermedades que más afectan a la conducción:
Alzheimer
El Alzheimer provoca alteraciones de la memoria y de la orientación espacio-visual. No es recomendable que los enfermos conduzcan y deben ser los familiares los que hagan ver al enfermo su incapacidad para ir al volante.
Apnea del sueño
El cansancio y déficit de atención pueden provocar somnolencia diurna. Evitar el alcohol y los sedantes es crucial, así como una consulta médica que confirme la posibilidad de conducir, siempre que los síntomas estén controlados con un tratamiento.
Depresión
Se produce una disminución en la capacidad de atención, con episodios de ansiedad, alteraciones del sueño y dificultad en la toma de decisiones. Es preferible no conducir en las primeras fases del tratamiento o en los cambios de medicación o dosis y mientras se mantengan los trastornos del estado de ánimo.
Diabetes
Produce temblores, nerviosismo, confusión y alteraciones de la visión. Hay que controlar cuidadosamente la glucemia y portar siempre alimentos con hidratos de carbono para cubrir una posible crisis. Si se conocen los riesgos de la enfermedad y se tienen controlados, no habrá problema en conducir el automóvil.
Epilepsia
Puede provocar pérdida de conciencia, movimientos involuntarios y desorientación. Si no está controlado y asimilado el tratamiento, es preferible no conducir. En periodos libres de crisis la conducción puede ser más segura.
Gripe o alergias
Durante el periodo primaveral, cabe prestar especial atención a los procesos alérgicos, cuyos síntomas afectan a la capacidad de conducir. El lagrimeo, la rinitis, la conjuntivitis, la fatiga, el malestar general, los picores y las series de estornudos reducen la capacidad de concentración y el rendimiento al volante. Además, muchos de los fármacos empleados para tratar estas enfermedades producen insomnio u otros efectos secundarios incapacitantes. Al lagrimeo y dolor de cabeza se suma un cansancio generalizado que puede provocar somnolencia. Se debe consultar con el médico o el farmacéutico qué medicamentos tienen menos efectos secundarios que afecten a la conducción y evita conducir en el punto álgido de los síntomas o procurar reducir el tiempo de viaje.
Ictus
Hay pérdida de fuerza, se producen alteraciones de la visión y la orientación y se sufre un gran nerviosismo. Se deben tener en cuenta los efectos secundarios de los medicamentos y valorar la adaptación del vehículo. Tras seis meses sin síntomas y un informe favorable del médico se podría conducir, aunque extremando la precaución.
Parkinson
Hay temblores y rigidez en el enfermo. Si se alivian los síntomas, la medicación conlleva somnolencia y alteraciones psicomotoras. Si se conocen bien estos efectos, se puede conducir, mejor acompañado, en trayectos cortos y planificados. Esta posibilidad dependerá siempre de la valoración médica, así como las adaptaciones que pueda necesitar el vehículo.
Alteraciones de la visión
Provocadas además por otras enfermedades, pueden constituir en sí mismas una enfermedad. La disminución de la agudeza visual o del campo visual pueden solucionarse con una corrección óptica. Se deben llevar siempre lentes de repuesto y no conducir tras el uso de colirios. Tras una cirugía, se debe dejar pasar un mes para volver a conducir y si se sufre de visión monocular, adaptar los retrovisores a una vista panorámica.
En resumen:
¿Qué enfermedades tienen mayor riesgo de provocar un accidente durante la conducción?
Aquellas enfermedades que pueden ocasionar pérdidas de conciencia.
– Trastornos cardiovasculares: arritmias, infartos, embolias.
– Somnolencia, trastornos del sueño, apnea del sueño.
– Diabetes, la hipoglucemia del tratamiento, sobre todo la insulina.
– Epilepsia y trastornos convulsivos.
Aquellas enfermedades que producen alteraciones mentales o del comportamiento.
– Esquizofrenia,
– Trastornos de la personalidad,
– Depresión mayor, retraso mental, demencia.
Aquellas que producen alteraciones graves de la capacidad visual.
– Cataratas, glaucoma,
– Retinopatía diabética o hipertensiva, degeneración macular.
¿Qué disminuirá el riesgo de sufrir un accidente cuando conduce, si se posee alguna de esas enfermedades?
- Conocer bien la enfermedad.
- Conocer los efectos secundarios de los medicamentos.
- Saber reconocer los primeros síntomas de una descompensación y como subsanarlos.
- Evitar las situaciones desencadenantes.
- Extremar las precauciones o incluso no conducir en la fase aguda de la enfermedad, de descompensación o del inicio de un tratamiento, ya que es cuando existe mayor riesgo. Ante los primeros síntomas de descompensación detener el vehículo en lugar seguro y quitar el contacto.
- Nunca abandonar el tratamiento por su cuenta.
- Consultar al médico antes de conducir, será el mejor asesor.
- El control y el consejo de los familiares son de máxima importancia, sobre todo en algunas enfermedades mentales ya que habitualmente el enfermo no tiene conciencia del riesgo que ello supone.
Fuente: nextseguros.es